De Brasil procede una fruta cuyo nombre todavía no es muy común. Es el caso de la acerola o Malpighia gabra, un pequeño fruto carnoso que crece en un arbusto cuyo cultivo se localiza sobre todo en el país sudamericano, así como en otras zonas de Centroamérica. A simple vista este ingrediente natural, que tiene un sabor con un punto ácido, pero resulta muy sabroso y agradable, se puede incluso hasta confundir con las cerezas gracias a su parecido.
Lo más llamativo de este fruto, más allá de sus matices en boca, es que en sus reducidas dimensiones es todo un cóctel de salud muy rico en vitamina C, así como en antioxidantes como carotenoides, taninos y fenoles. Pero son muchas más las buenas noticias para el organismo asociadas a un consumo regular de acerola.
Vitamina C
Cuando se trata de hablar de los beneficios que tiene este fruto para el organismo lo primero es hacerlo de su alto contenido en vitamina C que consigue, entre otros efectos, la síntesis de colágeno, además de actuar como protector solar biológico al reducir el daño que el sol provoca sobre el ADN celular.
En este sentido, esta vitamina también resulta beneficiosa cuando se trata de favorecer la cicatrización y proteger las articulaciones en el caso de que se padezca artrosis. Y eso hablando de un fruto que tiene hasta 20 veces más cantidad de vitamina C que la naranja.
Protección del corazón
Otro beneficio de lo más saludable asociado a este pequeño fruto de color rojo es su acción como protector cardiovascular gracias a los antioxidantes que forman parte de su composición y que se encargan de cuidar de los vasos sanguíneos manteniendo su elasticidad. Además, se impide la formación de una placa de células muertas en las paredes arteriales como le puede ocurrir a personas hipertensas o que tienen el colesterol alto.
Esa misma concentración de antioxidantes ayuda a personas que padezcan diabetes de tipo II ya que permite salvaguardar a los vasos sanguíneos de la oxidación que se pueda desencadenar por un exceso de azúcar. En este caso, la acerola también resulta aconsejable a la hora de facilitar la absorción de hierro que es muy recomendable para pacientes con anemia.
Perfecta para el otoño
Con el cambio de estación, la bajada de las temperaturas y las lluvias es frecuente que empiecen los primeros catarros y resfriados y para aminorar sus síntomas, este fruto procedente de Brasil es un buen remedio natural.
Gracias a su elevado contenido en vitamina C alivia no solo alivia ese malestar asociado, sino que a modo preventivo refuerza el sistema inmunitario para proteger las defensas en los días más cambiantes del otoño y para luchar contra infecciones virales o bacterianas.
Algunas consideraciones... y una receta
Como todo alimento, lo adecuado es mantener un consumo frecuente, pero sin excederse en su ingesta. En el caso de la acerola ocurre lo mismo y no puede tomarse en exceso sobre todo por esa cantidad de vitamina C que tiene ya que, entre otros efectos, podría provocar algún que otro episodio de diarrea, náuseas, calambres en el estómago, somnolencia, insomnio e incluso un sangrado excesivo si se comen demasiados frutos y al mismo tiempo se está siguiendo un tratamiento médico con anticoagulantes.
Con esto en mente, uno puede prepararse un desayuno de lo más saludable con la acerola como protagonista de esas mañanas. Y una de esas recetas de lo más sanas es mezclar en un cuenco fresas, nueces picadas, un yogurt natural desnatado, copos de avena, una cucharada de miel y una docena de frutos frescos de acerola (o bien polvo de acerola en su defecto o zumo de la misma fruta) y remover todo bien. Incluso a modo de merienda y si la tarde es calurosa se puede preparar un helado o un smoothie; las combinaciones con acerola son infinitas en la cocina.
Cultivo propio
Si no se quiere comprar acerola y sí animarse a cultivarlo por uno mismo, estos son los cuidados básicos que necesita: mucha luz, un riego poco exigente y un abono orgánico que tenga estiércol; además de un buen fertilizante de liberación lenta que contenga nitrógeno, potasio y fósforo. Esto es lo más importante que necesita esta planta que, además, es capaz de soportar temperaturas bajas alrededor de -2° C.
La acerola se puede sembrar durante todo el año en el caso de que sea en zonas húmedas y lluviosas, mientras que en tierras más bien secas el otoño es la mejor temporada para ello. Para hacer esa siembra basta con plantar las semillas perfectamente secas, limpias y espolvoreadas con un funguicida. Mientras va madurando esta fruta es conveniente mantener las hojas secas para evitar que la planta enferme y, por último, recoger los frutos cuando salgan para que se puedan aprovechar.