Los festivales más exclusivos del litoral se reinventan para sobrevivir
Los eventos cercanos a la costa se adaptan a la pandemia del coronavirus e idean nuevas estrategias para no cerrar
10 julio, 2021 00:00Los festivales de verano más exclusivos del litoral catalán son ya una cita obligada para muchos. Después de atravesar una etapa complicada tras la cancelación de muchos de ellos por el coronavirus durante la temporada pasada, este año los espacios de música y ocio se han puesto las pilas y han decidido reinventarse. En tiempos de pandemia, los conciertos masivos no son el evento más atractivo y los festivales boutique, de aforo reducido y mayor exclusividad, consiguen hacerse un hueco.
Sin embargo, tampoco lo tienen fácil. Una programación de conciertos ya no es suficiente: ahora tienen que ofrecer más iniciativas a sus visitantes para poder sobrevivir ante la gran competencia. Y es que la oferta no deja de crecer, incluso en tiempos de crisis. Es el caso del Som de Mar, nacido el verano pasado en Lloret de Mar, y el Petit Paradís, que acogerá su primera edición en Tossa de Mar este 2021. Unos espacios que nacen ya con rasgos distintivos y que llegan para quedarse.
El espacio
Carles Gilibets es el director de los dos nuevos festivales de la Costa Brava. En declaraciones para Crónica Directo, el empresario destaca la importancia del espacio y del entorno para crear una experiencia única para sus visitantes. El Som de Mar se encuentra en los Jardines Modernistas de Santa Clotilde, un espacio natural que “refleja que Lloret de Mar, aparte del turismo de ocio nocturno, tiene lugares tan bonitos”. Los conciertos se hacen en una plaza de 100 años de historia que no se puede visitar durante el año. Ahora con el festival han hecho una excepción y han cedido el idílico lugar.
Lo mismo ocurre en el caso del Petit Paradís, situado en una parte histórica que forma parte de la Vila Vella de Tossa, el recinto amurallado que hay en la parte externa del paseo de la ciudad. “La Iglesia Vella de Sant Vicenç, donde se hacen los conciertos, tiene una capacidad muy reducida de solo 150 personas. Los asistentes se van a sentir auténticos VIPs porque formarán parte de algo muy exclusivo”, explica Gilibets. “El espacio forma parte de la experiencia del festival. Los dos son muy singulares y es un hecho diferencial remarcable”, comenta el creador.
La gastronomía
En este tipo de eventos tiene mucha importancia la gastronomía. Y es que son lugares donde los asistentes van a pasar la tarde y la noche. “La gente no viene solamente a ver el concierto. Hay gente que viene dos o tres horas antes y se están hasta una hora más tarde de que haya acabado el concierto”, asegura Carles. Y añade que “la gastronomía forma parte del carácter Mediterráneo. Comer bien o disfrutar de un entorno tomando una buena copa es algo que se agradece, y más en verano”.
El Festival Jardins de Terramar de Sitges ha decidido poner el foco este año en su oferta gastronómica. “Hemos cerrado un acuerdo con la empresa Cal Blay, muy importante en la zona. Por primera vez habrá un restaurante dentro del espacio con 80 plazas. Antes solo había food-trucks, ahora también habrán puestos de comida”, comenta Juan Ramón Rodríguez, director del festival. “Queremos dar un paso más en calidad para que la gente se encuentre cómoda, venga a las ocho de la tarde y se vaya a las dos de la mañana”, expresa el mánager.
Ocio y entretenimiento
En el caso de La Santa, el espacio de ocio y entretenimiento de Santa Cristina d’Aro, la comida es una de las apuestas más importantes. “Contamos con 32 operadores muy bien seleccionados, absolutamente diversos y originales, la mayoría de ellos de proximidad, donde se alterna la cocina tradicional con la exótica. Buscamos que haya una presencia importante de cocina autóctona complementada por una oferta ecléctica”, explica Julio Rico, director del festival.
Aunque tienen muchas más iniciativas. “La gente viene a La Santa a pasar la tarde y hay actividades para todos los gustos”, comenta Rico. Y es que el índice de repetición es muy alto y las familias suelen asistir de media unas cuatro veces a lo largo del festival. Por lo que no se trata de un hecho puntual. “Un día voy por la tarde porque me apetece pasear y ver tiendecitas, pero otro día voy a cenar, el siguiente día a tomar una copa y el próximo a un concierto”, expresa el productor.
Nuevas propuestas
Sin embargo, los conciertos y la comida ya no son suficientes para distinguirse entre tanta competencia, y el espacio exclusivo de Rico ha ideado una nueva propuesta por primera vez en la historia de su festival: un concurso musical. Se trata del New Talent La Santa. Los creadores del formato seleccionarán a 12 cantantes entre más de 400 propuestas que actuarán cada semana en el festival. En la gala final se proclamará un ganador con muchos premios: “El vencedor volverá a actuar, recibirá un galardón, la grabación de un single con asesoramiento del productor Dan Hammond y, si quiere, la firma de un contrato discográfico por un año”.
Asimismo, La Santa presentará “el primer networking de emprendimiento de España post-pandemia y el más importante del país”. “Es un evento singular porque buscamos siempre la originalidad. Festivales hay mucho, tenemos que conseguir que como el nuestro no haya ninguno”, confiesa Julio.
Festivales locales
Aunque no están diseñados para un público local, la oferta de los festivales boutique busca impulsar el comercio municipal y la proyección de cada una de las ciudades. “Cuando voy a Madrid la gente desconoce Sitges. Queremos poner en el mapa la destinación como un lugar que tiene un festival de verano, pero también como un sitio espectacular para pasar uno o dos días, descubrir la ciudad e ir a sus playas”, comenta Rodríguez.
De la misma manera, el festival Som de Mar de Lloret busca cambiar el tipo de turismo de ocio nocturno del municipio. “La cultura sirve también para atraer a un turista que quizás no vendría a ese pueblo de la Costa Brava. Gracias a esta propuesta, la gente viene y se sorprende de la ubicación, del tipo de artistas que tenemos en el cartel y de la parte gastronómica”, explica Gilibets. La propuesta culinaria del festival está formada por restaurantes de la zona para poder dar apoyo local en “un momento complicado para el comercio y la hostelería”.
Medidas de seguridad
Los festivales tienen claro que van a ser muy prudentes con las medidas contra la pandemia del coronavirus. La mayoría de ellos mantendrán el aforo al 50% de su capacidad. Además, seguirán las normas de seguridad: separación entre burbujas, distancia de metro y medio, mascarilla obligatoria, gel hidroalcohólico por todo el recinto y prohibición de ingerir alimentos y comida en el espacio de concierto. Los directores aseguran que los eventos no se cancelarán bajo ningún concepto a no ser que se les obligue por parte de los políticos y autoridades.
Con el auge de los contagios en los últimos días, este tipo de apuestas están en el punto de mira. Sin embargo, los encargados remarcan que estos espectáculos son totalmente seguros. “Después de todo el esfuerzo que hemos hecho, en este tipo de festivales somos muy escrupulosos a la hora de pensar en que esto no ha acabado, que tenemos que vigilar y que es muy importante asegurarse de que no hay ningún peligro”, asegura el director del Som de Mar. “Las consecuencias de lo que puede pasar estas semanas con festivales masivos espero que no las paguemos otro tipo de festivales más pequeños que estamos haciendo las cosas bien”, concluye.