La mesa redonda sobre fábricas inteligentes en BNEW

La mesa redonda sobre fábricas inteligentes en BNEW

Vida tecky

La realidad aumentada encalla en las fábricas por el caos al analizar los datos

El uso de big data ya es mayoritario en la industria, con una creciente implantación de las gafas y equipos de AR, que chocan con los problemas de software

5 octubre, 2022 12:18

La implantación de los equipos de realidad aumentada en las factorías tiene por delante el desafío del software. Es una de las lecciones extraídas de una mesa redonda de BNEW sobre fábricas inteligentes, que ha puesto de manifiesto los problemas de análisis de datos que a menudo acompañan esta transformación.

Jesús Garrido, responsable de Ventas de Virtualware en Europa, Oriente Medio y África, ha alertado de que a menudo, en la modernización industrial se empieza "la casa por el tejado". "A veces quiero poner gafas de realidad aumentada en mi línea de producción y... ¿con qué lo conecto? Si no tengo software de gestión de datos", ha apuntado. 

Fábricas de datos

Garrido ha advertido que en estos casos, solo se extraerán "datos fake". "Te lleva a hacerte una foto, pero no a una implantación real", ha señalado el directivo, que ha defendido basarse en el software y no solo en la maquinaria.

Seda Tosun, consejera delegada de Inmersia Data Visualisation, ha coincidido en que "la gestión analítica y uso de datos es muy importante" y que el 61 por ciento de las compañías ya lo usan. Ha explicado que para usar realidad aumentada, es necesario tener clara la finalidad, por ejemplo lograr un control de calidad más ágil, y empezar con pequeños pasos.

"Las gafas no son un fin"

Xavier Rius, director general de ICIL, ha enfatizado que "las gafas no son un fin, sino un medio, una herramienta dentro de un proyecto más global en el cual pretendo alcanzar un objetivo de tener datos para tomar mejores decisiones".

Alexandre de Alcantara, responsable de Bodyshop Technologies de Seat, ha indicado que la marca de coches incorporó sus primeras gafas de AR hace 20 años, cuando "pesaban dos o tres kilos", frente a los gramos que pesan ahora. De Alcantara ha puesto en valor la anticipación para conseguir una "reducción de costes y de inversiones y un proceso más productivo".