Si algunos padres ya temían que sus hijos pudiesen estar enganchados al móvil, la cuarentena y el cierre de los colegios por el coronavirus ha disparado todavía mas ese miedo. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido a los padres y educadores de lo importante que es controlar el tiempo que los menores pasan frente a cualquier tipo de pantalla, ya sea la de un teléfono, una tableta o un ordenador.
Según el Informe anual de Qustodio 2020 sobre los hábitos digitales de los menores, durante los primeros días de encierro por el Covid-19, el uso medio de pantallas conectadas aumentó un 50% y las siguientes semanas creció hasta el 100%. Al final, el porcentaje se elevó hasta un 200%. Por ello, muchos padres se preguntan ahora cómo pueden revertir la situación y reducir la sobreexposición a las pantallas de sus hijos.
Límites según la edad
En ese sentido, el doctor en psicología Manuel Armayones insiste en que la tecnología es buena si se usa con moderación. “Se trata de diversificar y de que la gente repose para recargar la batería de la creatividad y la imaginación. El secreto es el equilibrio”, subraya.
En ese sentido, muchos expertos aconsejan a los padres limitar el tiempo que pasan sus hijos frente a las pantallas según la edad. De esta manera, Armayones recuerda que hasta los dos años lo mejor es que no tengan acceso a ningún tipo de pantalla; entre los tres y cinco años no deberían de exceder la media hora diaria y hasta los nueve años deberían de pasar una hora como máximo. Sin embargo, en la preadolescencia resulta cada vez más difícil marcar esos límites.
Actividades sin móvil y contratos
Para conseguir cierto desenganche, Armayones propone realizar con los niños actividades que sean incompatibles con el móvil como, por ejemplo, jugar en la playa o practicar algún deporte al aire libre. “También es importante establecer un contrato con límites y normas sobre el acceso a determinados dispositivos”, matiza. Así, una de las reglas puede ser usar el móvil solo en los espacios comunes de la casa cuando esté toda la familia, de esa manera los padres también pueden controlar lo que ven y hacen sus hijos menores con los smartphones.
Una de las herramientas que pueden servir de gran ayuda son los programas de control parental que permiten monitorizar lo que hacen los niños y añadir bloqueos necesarios. “Poner restricciones es algo que los ojos y las mentes de los niños agradecerán”, añade Armayones.
Volver al papel
Asimismo, otra forma de evitar que los más pequeños se enganchen al mundo digital es volver al papel. Algunos psicólogos aconsejan realizar juegos y ejercicios con hojas de papel, recuperar algunas ideas más tradicionales para que entiendan, al mismo tiempo, que no todo se reduce a una pantalla del tamaño que sea.
Y algo de lo que muchas veces se olvidan los padres, pero que es igual de importante que lo anterior es dar ejemplo. “No se le puede decir a un niño que deje el móvil o que no use la tableta si sus padres lo están haciendo todo el tiempo. Al final, somos lo que aprendimos de nuestros padres cuando no intentaban enseñarnos nada”, concluye Armayones.