Los robots sí destruyen empleo en la industria de Cataluña
El catedrático de Economía, Joan Torrent, concluye en su estudio la necesidad de mejorar las competencias de los trabajadores para evitar despidos
10 enero, 2020 00:00Los robots ya están por doquier. Se han colado en los hospitales, en los hoteles y restaurantes y, también, en las fábricas. Pero su inmersión despierta ciertas dudas y temores. ¿Acabarán los robots con algunos empleos? ¿Sustituirán a los humanos? La respuesta a la primera pregunta la tiene el catedrático de Economía y director del Grupo de Investigación Interdisciplinaria sobre las TIC de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Joan Torrent, al menos, en lo que respecta a la industria catalana.
Este profesor ha analizado la actividad de 1.190 empresas en el período comprendido entre el 1991 y el 2016, es decir, durante un cuarto de siglo, y tiene claro cómo afecta la robotización en la creación y destrucción de empleo en Cataluña. “La robotización sustituye el empleo y tiene un efecto negativo en el mismo. Cada empresa no robotizada que pasa a serlo, pierde entre un 6% y un 7% de empleo”, explica este investigador a Crónica Global.
Más robots, menos personal
Por norma general, recuerda Torrent, la incursión de una nueva tecnología suele traer, a priori, una sustitución o pérdida de puestos de trabajo a corto plazo, pero con el tiempo, esa caída inicial suele compensarse con la creación de nuevos perfiles profesionales.
Sin embargo, lamenta este catedrático, este ciclo habitual no se está viendo con la incursión de los robots en la industria. “Los procesos de robotización tienden a expulsar trabajadores en lugar de a crear más puestos”, insiste. Aunque Torrent recuerda que el contexto general, desde hace años, del sector industrial es el de la pérdida de empleo y la subcontratación de ciertas actividades o servicios que antes realizaban las propias empresas.
El rol de las pymes
Por otro lado, dos terceras partes de las pymes del tejido productivo catalán tienen “problemas para modernizarse”, en palabras de Torrent. “Gran parte de los procesos de producción están desfasados y necesitan renovarse”, añade. Las empresas de menor tamaño tienen dificultades para adaptarse al cambio tecnológico. Y eso supone un riesgo. “El problema que puede surgir es que pocas empresas lideren, al final, el mercado”, añade el catedrático.
Pero hay luz al final del túnel en esta industria 4.0. Las empresas que eligen la tecnología para maximizar su eficiencia, recuerda Torrent, lo pueden hacer o bien través de los robots o también con el uso del machine learning o aprendizaje automático.
Apostar por el ‘machine learning’
Si las compañías optasen por la segunda opción, la sustitución de empleo sería menor. “Impulsar programas de machine learning podría desencadenar en más puestos de trabajo, ya que las máquinas que procesan y trabajan con grandes datos y algoritmos, gracias a la inteligencia artificial, necesitan de una colaboración humana. Con robots, por el contrario, se opta más por la sustitución de las habilidades rutinarias”, detalla. Aunque estas tecnologías requieren también de una formación adecuada. “Es importante mejorar las competencias de los trabajadores para que puedan formar parte de esta industria 4.0. Eso dificultaría los despidos”, subraya Torrent.
La parte positiva, según este profesor, es que la transformación y adaptación tecnológica en una empresa industrial puede traducirse en un aumento de la productividad de un 5% y, por consiguiente, en más ventas e ingresos. “Una empresa no robotizada que facture en torno a unos 200.000 euros podría llegar a facturar un millón de euros”, concluye Torrent.