El Manolo García más reivindicativo calienta la fría noche de Barcelona EFE
El Manolo García más reivindicativo calienta la fría noche de Barcelona
El cantante catalán presenta en directo su último disco 'Drapaires poligoneros'
“¿Cuál dices que es la media de edad?”. Una hija que ya pasaba de los 20 vacilaba a sus padres antes de entrar este frío 4 de diciembre en el Auditori Fòrum de Barcelona. Iban a ver a Manolo García que, casi de forma inesperada, lanzó su gira Drapaires poligoneros para promocionar su último álbum de estudio homónimo.
“No entiendo cómo hace una gira ahora y después la de El Último de la Fila”, señalaba otro asistente, ya entrado en los 60. Todo eran dudas, misterios, preguntas que se esfumaron en cuanto se apagaron las luces y alguien llamó a una puerta plantada en el escenario.
Manolo García pedía permiso para pasar ante este mar de dudas. Y las despejó todas. El cantante catalán tiene energía para dar y tomar: para una gira, para dos y, sobre todo, para ofrecer al público un concierto de casi tres horas a sus 70 años.
Pero eso era solo un número. Algo que aprendió la joven de la entrada a medida que arrancaba el concierto. Manolo empezó calmado, tranquilo, presentando la canción que da título a la gira y al álbum en catalán, para sorpresa de los asistentes.
Defensa de la lengua
“Cada vez pienso que es más importante defender la cultura y la lengua”, afirmó. Eso sí, el resto del concierto prosiguió en un claro y meridiano castellano, lengua con la que expresó su amor a Barcelona y al Barcelonès, a esas ciudades limítrofes del Delta del Besòs donde él se crió.
García mostró orgullo de barrio y de banda. Todos tuvieron su solo y todos sonaron a la perfección en una gira pensada para un formato íntimo, pero no sosegado. El público, mayor o no, ya se levantaba a la tercera canción para corear el himno Zapatero. Fue la primera de las numerosas ocasiones en estas cerca de tres horas de concierto en las que lo iban a hacer.
Frío exterior, fuego interior
Profesional de los escenarios, el catalán supo cómo dosificarse y conquistar al público. En el escenario, dos sofás y tres pantallas daban lustre y lumbre, pero sobre todo acogida a los espectadores del Fòrum.
El fuego de una chimenea se proyectaba y calentaba a un público barcelonés congelado por los 7 grados del exterior. Así, les fue presentando hasta una decena de canciones de su Drapaires poligoneros, que iba combinando con las de su primer álbum en solitario, Arena en los bolsillos.
Manolo García EP
Gracias a eso, los no iniciados en el nuevo álbum, lanzado hace menos de dos meses, pudieron conocer y deleitarse con la citada Lustre y lumbre, Fuego fatuo o Lloraré, mientras se ponían en pie cada vez que sonaba un tema como Como quien da un refresco o Pájaros de barro.
Claro que solo cuando sonaban las canciones del álbum debut en solitario de Manolo García el público se ponía en pie. Algo que no molestaba en absoluto al artista, bregado en esos lares. Aun así, su mensaje era claro: se puede volver la vista atrás, pero viviendo el presente. Y él, sin duda, lo vive.
Acercamiento al público
La pasión que pone en cada uno de sus temas, viejos y nuevos, se siente. Sobre todo gracias a su imponente voz que, a los 70 años, retumba en un espacio del tamaño del Auditori Fòrum, abrazando al público asistente. Tanto como ellos arroparon a García.
Cada vez que el catalán tocaba uno de sus viejos temas, bajaba entre el público, que se acercaba a tocarlo como si fuese un ídolo adolescente. Pero aquí no había empujones, sino muestras de afecto.
Un Manolo reivindicativo
Eso sí, mientras las pantallas de los móviles iluminaban la oscuridad del Auditori Fòrum, García pregonaba los desastres causados por la tecnología. “Ya no se compran discos, todo está en el móvil”; “dejemos de mirar el móvil y miremos a los ojos”, lanzó.
Y es que el espíritu rockero del catalán sigue ahí. Y lo hizo notar. A medida que los minutos pasaban, y tras haber arropado a su público con sus baladas, Manolo se fue calentando. Y con los riffs de las guitarras y sus canciones pasadas, salió la rabia contra los impuestos, los políticos, la prensa, los bancos… Mensajes que fueron más que aplaudidos, tanto como su voz.
Así, pasaron las tres horas, con un descanso de diez minutos incluidos, y los ánimos iban a más. El frío de fuera había desaparecido y los prejuicios de la edad se quedaron en la entrada: Manolo García está en plena forma y su público también.