
'José Guerrero. A propósito del paisaje' permanecerá en el centro KBr de Barcelona hasta el 18 de mayo
José Guerrero: "Mi trabajo es parte de una constelación donde una fuerza de atracción cohesiona todo con un discurso coherente"
La Fundación MAPFRE de Barcelona acoge hasta el 18 de mayo una extensa monográfica del artista granadino José Guerrero
Una casa que emerge como una anomalía en mitad de un paisaje; horizontes que solo existen en nuestra mirada; bloques de piedra que conservan en su memoria centenaria la historia de nuestra civilización; o abstracciones arquitectónicas que son forma, color y luz. José Guerrero (Granada, 1979) estudió arquitectura técnica pero reconoce que siempre había tenido una cierta querencia hacia lo artístico, hacia la expedición y el descubrimiento.
En la fotografía encontró un espacio donde sentirse cómodo, el lugar donde convergían todos sus intereses. “La fotografía se adaptó muy bien a esa querencia que tenía y pensé que si no la abordaba en algún momento me arrepentiría siempre”, explica a Crónica Global.

Color y abstracción de la serie BRG
Así, un buen día dejó atrás la seguridad de un trabajo estable y comenzó una nueva expedición vital y profesional. “Jamás me he arrepentido, nunca se me pasó por la cabeza. El único aspecto delicado de esta elección es la incertidumbre absoluta y recurrente en cuanto a lo económico”. Aún así, se considera un privilegiado.
Comisariada por Marta Gili, José Guerrero. A propósito del paisaje, en el centro KBr Fundación MAPFRE de Barcelona, es la primera gran exposición monográfica del artista granadino, que lleva dos décadas explorando la relación entre el paisaje natural, arqueológico y arquitectónico con la actividad humana y el inexorable paso del tiempo.

Paisaje de La Mancha, 2009
Paisajes transformados y juegos de percepciones
Efímeros fue el primer proyecto en el que, de manera consciente, trabajó en profundidad en un tema entendiéndolo como una serie. “Trabajaba en el extrarradio de la ciudad y en espacios en los que el tiempo parece haberse detenido en una especie de crisálida arquitectónica o de paisaje que está por transformarse, cambiando su uso de rural a urbano o siendo sepultado en una especie de tumba”.
Quizás fueron esas tumbas las que le llevaron a continuar la exploración en los cementerios que están dentro de las ciudades, en edificios ruinosos de los que solo quedaba la fachada. Y toda esa búsqueda partía de una obsesión, el tema de la memoria. “De la memoria a través del paisaje, de las huellas del hombre, de los trazos de la arquitectura. En ese sentido, la transformación del paisaje sí que fue un motor iniciático de mucho de lo que he hecho a posteriori”, sostiene.
Sin embargo, considera que transformación y memoria son apenas dos de los puntales sobre los que se asienta su obra. Como también los son la tensión, o el diálogo, entre la realidad y su representación y su percepción a través de la imagen fotográfica. Cuestiones que no tienen tanto que ver con la idea de la estratificación del tiempo y sus inevitables consecuencias en el paisaje, que aborda en otros trabajos.
Series y cohesiones
A Efímeros le sucedieron Desértica, Andalusia, Órbigo, Down Town, Thames, La Mancha, Carrara y varias series más. Pero cuando se observa su trabajo, se advierte que no debe interpretarse como colecciones aisladas sino como piezas independientes que, sin embargo, de alguna manera relacionan y cohesionan el discurso narrativo de su propuesta fotográfica.

Imagen de Carrara, uno de los trabajos de José Guerrero
“Entiendo mi trabajo, o las distintas series, como parte de una constelación donde hay una fuerza de atracción que cohesiona todo a través de un discurso coherente (...) Cada serie deja una ventana abierta de la que no me olvido, o que convierto en una puerta para iniciar otro trabajo”. A veces, cuando uno no busca “algo concreto”, es cuando encuentra, afirma.
La influencia de Luis Barragán
Precisamente, el descubrimiento de la obra del arquitecto mexicano Luis Barragán le regaló uno de esos hallazgos inesperados que felizmente suceden durante el proceso creativo. Se encontraba en México DF, visitando alguna de sus casas y tomando fotografías, “sin la menor intención de que fueran obras”. Porque, confiesa, hace muchas fotografías, casi como si estuviera tomando notas, para encontrar nuevas vías de investigación.
Fue entonces, durante el trabajo de edición, cuando descubrió en un reflejo en el agua de la Casa Gilardi “una imagen que tenía un poder gráfico y pictórico alucinante. Yo mismo que la había hecho no fui consciente en el momento, pero cuando la vi impresa en papel, sobre la mesa de trabajo, junto con cientos de imágenes de aquel viaje a México, esa imagen directamente me pedía a gritos bautizarla como obra, aunque fuera un giro importante en cuanto a mi trabajo anterior”.

Caseta y piscina, Jaen, imagen de la serie Andalusia de José Guerrero
A partir de ese extraordinario hallazgo nació BRG, llamada así en honor al arquitecto, una de sus series o secuencias en las que se aprecia un cambio conceptual bastante radical. Un trabajo en el que, además, se constata su aproximación a la abstracción y su interés por el carácter pictórico de la imagen como señas de identidad de su obra.
La libertad en los paisajes vacíos
Una obra tamizada por cierta atmósfera poética en la que no aparece, o lo hace de forma puramente anecdótica, el elemento humano, aunque el impacto en el paisaje de la actividad humana resulta clave en su discurso narrativo. “La razón principal es que me encuentro muy cómodo trabajando en un espacio donde la libertad es infinita”. Y esa libertad, para él, desaparece cuando aparecen las personas.
“De hecho es bastante bestia plantar una cámara o un trípode en medio de una calle por donde están pasando personas, o trabajar el tema del retrato. A todos nos pasa, te cambia la cara. Tú ya estás modificando la realidad que estás afrontando (...) No necesito a las personas para construir el discurso artístico que me interesa”.

'Mine Wall. After the Rainbow series', de José Guerrero
En ese sentido, comparte la reflexión de Marta Gili, comisaria de A propósito del paisaje, que plantea la idea de que “el paisaje natural o no artificial sin la huella del hombre no existe”, porque desde el mismo instante en el que estamos abordando la mirada de un paisaje y trasladándolo a un lienzo, un verso o a una pieza musical, ya lo estamos transformando.
El ya extenso corpus del autor granadino sigue sumando nuevos proyectos. Algunos los presentará la próxima semana en Madrid, en el stand de la galería Alarcón Criado, durante la 44ª edición de ARCO. Para otros habrá que esperar un tiempo, justo el elemento que todo lo transforma.