Mónica Masana, fundadora de BCN en las Alturas

Mónica Masana, fundadora de BCN en las Alturas

Creación

Mónica Masana, fundadora de BCN en las Alturas: "Fui pionera, nadie antes lo había hecho"

La empresaria catalana cambió el mundo de las finanzas en la City por el de los 'markets' exclusivos

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Mónica Masana reconoce que ha sido siempre bastante inquieta y que los viajes forman parte de su ADN desde muy pequeña. “Durante muchos años, cuando tenía ocho o nueve años, mis padres me enviaban a Francia para aprender francés. Luego pasaba los meses de verano en Inglaterra y cuando aprobé COU y selectividad me fui un año a Estados Unidos para aprender inglés”, cuenta a Mujeres en Crónica.

De vuelta a Barcelona estudió Empresariales, hizo un máster y gracias a una beca del COPCA y a un contacto que tenía en el Banco Central Hispano se trasladó a Londres. Lo que empezó como un periodo de prácticas se transformó en una larga estancia en la capital británica y en una estimulante etapa de su biografía.

De Londres a la India

Mónica trabajó durante años en el mundo de las finanzas para empresas como el Banco Hispano Americano, Credit Suisse o Bloomberg donde empezó como analista. “Era la época en que Bloomberg tenía una competencia directa con Reuters. Empezaban a tener bastantes clientes que hablaban catalán, La Caixa, la Caja del Mediterráneo, y necesitaban alguien que dominara el idioma (...) Era un trabajo duro, viajaba bastante visitando clientes, sobre todo de Valencia y Cataluña. Fue una época muy interesante, pero llevaba mucho tiempo viviendo en Londres y quería moverme”.

Regresó a Barcelona, trabajó un tiempo con su padre, gestionó un broker online y más tarde se incorporó al departamento de marketing de La Caixa. El mundo de las finanzas le gustaba pero le faltaba algo, “no es que me aburriera la banca pero había una parte creativa de mí que me apetecía explorar”.

Mónica Masana

Mónica Masana

Y lo hizo gestionando primero la galería de arte Miquel Alzueta. “Fue una experiencia maravillosa, aprendí una barbaridad”. Aquello fue apenas un paréntesis. “En un momento dado decidí irme a la India, a la aventura”.

Comenzó a comprar delicadas piezas de ropa en pequeñas sastrerías de Delhi, Jaipur, Jodhpur, Pushkar y Rajasthan. “Buscaba pequeños sastres, pequeñas casas de confección e hice una colección de camisas blancas tipo Mao muy bonitas y de pantalones bombachos. Lo vendí todo a tres o cuatro tiendas”.

Una crisis económica como oportunidad

La experiencia fue tan positiva que regresó pocos meses después. Casi sin darse cuenta había empezado una nueva etapa profesional.

“Tenía cuatro o cinco clientes pequeños y la verdad es que me iba bien porque tenía muchísimo margen, aunque tuviera que viajar. Durante mucho tiempo estuve metida en esta dinámica. Iba cuatro veces al año, siempre buscando cosas nuevas, innovando. Empecé a hacer bisutería, encontré proveedores buenos de pashminas, intentaba traer productos de calidad, hice unos bolsos muy bonitos, encontré varios mercados en Delhi que traían cosas afganas también muy interesantes. Al final ya iba a tiro hecho. Al mercado Shanti Mola de Delhi a por telas, en Jaipur compraba piedras semipreciosas para hacer collares, encontré un proveedor buenísimo que era el que suministraba los fulares al Corte Inglés”.

Fue una experiencia dura en un país difícil pero también, reconoce, muy interesante. Poco a poco fue evolucionando, volvía con mucha más ropa y bisutería y además incorporó bolsos, zapatos originales, “cosas con un valor añadido y que se podían vender bien”.

Como al resto de los mortales, la crisis económica de 2009 le impactó de pleno. Las tiendas con las que trabajaba no vendían el género y se lo devolvían. De repente se encontró con una gran cantidad de piezas en las que había invertido un capital considerable.

La experiencia es un grado, dicen, y Mónica no andaba precisamente escasa. La creatividad de los mercados de Camden y Portobello o los muchos que había pateado en la India, las maravillosas bodas hindúes, todo aquello que había experimentado a lo largo de todos estos años alimentó un evento que lo fusiona un poco todo. “En 2010 hice una especie de market con 25 marcas que contraté. Aunque, en realidad, lo que yo quería era vender mi producto. Ahí fue donde empezó y nació BCN en las Alturas”.

Un evento pionero de referencia

La primera edición se celebró en el Mirabé. “¡Fue un exitazo! Había gastronomía, una copa gratis de cava, conciertos, llevé 25 marcas que vendieron muy bien y yo también vendí muy bien. Aquello me dio un respiro y decidí montar otra". El resto, como se suele decir, es historia.

Cambió el Mirabé por Torre Amat. En el palacete modernista de Puig Gairalt celebró varias ediciones hasta que se quedó “pequeñísimo”. Lo trasladó entonces a Los Tilos y regresó de nuevo al Mirabé. Mientras daba con el lugar idóneo, buscó patrocinadores, seleccionó marcas de kilómetro cero y reorganizó el engranaje del evento.

“Finalmente encontré Torre Bellesguard y ahí me quedé. Es una casa con bastantes metros cuadrados, está al aire libre. Además, reunía un poco todo lo que yo quería: arquitectura, arte, tendencia, moda, gastronomía, lifestyle. La casa era maravillosa y no quería crecer más. Sabía que me quedaría ahí porque era un espacio maravilloso”.

En paralelo, y durante un tiempo, organizó también Downtown Market en el Maremagnum y otro market de tendencias en Vilassar de Dalt. “Las cosas evolucionan y, aunque también hago mucha consultoría, al final me quedé solo con BCN en las Alturas”.

El evento se ha ido adaptando a las tendencias y numerosas marcas quieren participar del éxito. Como alma mater y maestra de ceremonias de BCN en las Alturas, se encarga personalmente de todo. Organiza catas de vinos, quesos o aceites; todo tipo de talleres: coctelería, florales, de perfumes, coronas de Navidad o de velas. Se ha apuntado al “tardeo”. Valmont, Sensai o Natura Bissè son algunas de las firmas cosméticas con las que ha trabajado. Todo para ofrecer a los visitantes una experiencia única, con valor añadido.

"Quiero que sea una experiencia real. Ahora cobro la entrada. Hay una simple y otra que incluye una consumición. No todo el mundo está de acuerdo, pero es que la entrada no solo te permite acceder al evento, también puedes visitar la casa, disfrutar de un espacio y un entorno maravilloso y de un ambiente único (...) Quiero que la gente que venga sepa y valore lo que estoy haciendo, el valor del trabajo que hay detrás. Es muy importante que se valore todo esto”. Ahora tiene una férrea competencia por la zona pero, lejos de amilanarse, se emplea a fondo para mejorar las cosas. Es una carrera de fondo.

Un 'market' canino y un Bolvir de ''altura''

Inquieta, emprendedora, Mónica se encuentra inmersa en otros proyectos importantes. Un market de perros tipo Barcelona en las Alturas pero canino; un proyecto en la Cerdanya, en la Torre del Remei que se llamará Bolvir en las Alturas, y también está trabajando en un evento gastronómico en terrazas de hoteles de lujo.

“La idea es hacer un market de tendencias con varios patrocinadores, ocho o nueve marcas y llevarlas de Barcelona a Madrid o viceversa. Pero bueno, hay que ver cómo avanzan. Quizá los aterrizas y te das cuenta que los números no salen. Pero toda esta evolución, todo este proceso de crear desde la nada un evento con un nuevo concepto te enseña muchas cosas que luego puedes aplicar en otros lados. En realidad, nunca pierdes el tiempo. Pero BCN en las Alturas es mío y cada vez va mejor”.

Dice que ha sido un proceso largo y complejo, con muchos altibajos pero que, aún así, ha merecido la pena. “Fui una pionera, nadie antes lo había hecho. Había mercados pero en lo de fusionar todo, fui la primera en toda España. Ahora existen muchos mercados con otros conceptos. Yo tengo una filosofía muy marcada. Quiero estar en la zona alta de Barcelona y tener un tipo de clientela. Mi evento tiene actividades, música en directo, tardeo, puede venir gente de 60 o familias con niños y pasárselo bien. Pueden venir hasta con su perro porque tengo una guardería para ellos. Soy súper pet friendly, tengo tres, ya me dirás tú cómo no voy a serlo. BCN en las Alturas es sin duda una experiencia distinta”.

De momento, no se plantea expandirlo a otras ciudades. Ni falta que hace. Gente de todas partes encuentra en este market de altura la excusa perfecta para visitar Barcelona. El plan perfecto.