Josep Maria Pou: “Tengo que pensar ya en retirarme, quiero tiempo para mí”
- El actor y dramaturgo pone voz al audiolibro ‘Los papeles de Admunsen’ (Audible), obra inédita del malogrado Manuel Vázquez Montalbán
- Aunque asegura que “nunca” se le ha pasado por la cabeza bajarse del escenario, ese pensamiento le persigue desde hace años
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El actor y dramaturgo Josep Maria Pou (Mollet del Vallès, 1944) ha entregado su vida al trabajo. Son seis décadas dedicadas a su gran pasión. Pero, a pocas semanas de soplar 79 velas, y coincidiendo con la presentación de Los papeles de Admunsen –obra inédita de Manuel Vázquez Montalbán a la que pone su voz en el formato audiolibro de Audible–, reconoce en un encuentro con Crónica Global que tiene que ir “pensando” en retirarse, que la edad no perdona. Asegura que nunca se le ha pasado por la cabeza eso de bajarse del escenario, al menos de golpe, aunque basta con tirar un poco de hemeroteca para ver que es algo que empezó a plantearse hace años; lo viene repitiendo desde 2015.
Pou no es nuevo en el mundo del audiolibro. Ya narró Moby Dick –que también representó en el teatro años atrás– para la misma compañía de entretenimiento sonoro, y con mucho éxito, pues es una de las obras “más vendidas” y un trabajo por el que ha recibido “los mejores comentarios” de su carrera. Pero Los papeles de Admunsen tiene algo especial, emocionante, al ser una obra inédita de Vázquez Montalbán, de la que nadie sabía nada y que ha aparecido a los 20 años de su muerte. “Es un privilegio leer el libro mucho antes que nadie y mantenerlo en secreto; devoré la novela en dos días y me conectó con Vázquez Montalbán, con quien tuve la ocasión de coincidir en alguna etapa profesional”, recuerda.
- ¿Qué supone ponerle voz a una obra inédita de Vázquez Montalbán?
- Un privilegio. Supone ligar tu nombre con el de Vázquez Montalbán, que ya de por sí es mucho, y con un libro del que nadie sabía nada; fue emocionante encontrarme con esa obra de juventud. Y unir este sentimiento con tu capacidad de transmitir supone que las emociones se multiplican para el lector/escuchador.
- ¿Qué puede avanzar del libro?
- Manolo describe en esta novela la Barcelona de los años 60, la de las ferias de muestras de Montjuïc. Y la parte fundamental, que me emocionó, es su estancia en prisión, y su vinculación con la clandestinidad en sus años de oposición al franquismo. Y cómo compagina la clandestinidad con la necesidad de ganarse la vida y vivir en un mundo oficial –también con disimulo para no ser descubierto–, el de la burguesía catalana de Barcelona. Lo explica muy bien. A eso hay que añadir una tercera parte muy emotiva, y es que Admunsen –el alter ego del autor– tiene a la mujer enferma en la cama y él la tiene que cuidar.
Para el intérprete, este trabajo ha sido relativamente sencillo –lo terminó en menos de medio agosto, acudiendo al estudio entre tres y cuatro horas diarias–, pues una de las cosas que más le gustan, desvela, “es leer en voz alta”. De hecho, sus primeros ingresos, con los que se pagaba los estudios de arte dramático, los obtuvo “leyendo en voz alta unas cuatro o cinco horas diarias” para grabar “el servicio de libro hablado de la ONCE”, para personas invidentes. Más adelante, ha protagonizado algún espectáculo que consistía en subirse a un escenario y leer un libro de inicio a fin. Sin embargo, se le conoce más por su faceta teatral y televisiva, donde la técnica cambia necesariamente: “La grabación [del audiolibro] la puedes hacer en el tono más íntimo que necesites; en el teatro, has de tener una segunda voz, impostada, como en la ópera, para que llegue a todo el público”, explica.
En esta conversación sobre Los papeles de Admunsen, Pou reconoce que el narrador –en este caso él– no debe ceñirse solo a la lectura de la obra, sino que tiene que vivirla, explicar en voz alta lo que pone negro sobre blanco, y “transmitir emociones, revivir situaciones”. Eso sí, manteniendo un tono “más o menos neutro”, para que el que escuche también “pueda ponerle una parte de imaginación”, y que no esté visualizando lo mismo que percibe el locutor. Aun así, asume que al escuchador “se le roba un poco de libertad” a la hora de ponerle una voz a cada personaje, por ejemplo, aunque, salvo en situaciones particulares, es una “decisión” del lector el hecho de no leer. Pero entre las ventajas del audiolibro destaca varias: no ocupa lugar, llena tiempo –se puede disfrutar en el coche– y puede ayudar a aprender idiomas, como a él le pasó con el inglés: escuchaba y leía a la vez.
- Algunos estudios demuestran que las redes sociales y el móvil están acabando con muchos lectores; si a esto le añadimos el auge del audiolibro, ¿el mundo literario tiene un problema?
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El audiolibro no va en contra de la lectura. También había miedo con el libro electrónico, pero se ha demostrado que pueden convivir, que no menguan las ventas en formato tradicional, en papel. De todos modos, la lectura tiene entre sus finalidades llenar el tiempo de ocio y ampliar el conocimiento, y el conocimiento que puedes adquirir es el mismo sea cual sea el formato. Hay espacio para todo.
- Y, dígame, después de representar ‘El pare’, ¿qué proyectos tiene entre manos?
- Estoy a punto de empezar el rodaje de una película, que me ocupará hasta mediados de diciembre y, al día siguiente de terminar la filmación, comenzaré a ensayar la versión castellana, con actores castellanos, de El pare, El padre. La estrenaré en Bilbao el 7 de enero y estaremos de gira hasta finales de agosto. Por otro lado, soy director creativo del Teatre Romea; la temporada 2024-25 está casi cerrada y ya estoy trabajando en la siguiente.
La entrevista transcurre dentro de lo previsto, pero, de repente, y cuando la conversación se encamina hacia el final, Pou sorprende con su confesión más sincera: “Tengo que pensar ya en retirarme; no se me ha pasado nunca por la cabeza, pues tengo mucha capacidad de trabajo, pero la genética es la genética y empiezo a sentirme un poco más cansado”. No se irá de golpe, ¿no? “No, no. No haré nunca la gira de despedida, pero iré reduciendo la actividad para tener más tiempo para mí, que es lo que me apetece”. Lo sienta o no, el reconocido actor y dramaturgo lleva con esta cantinela, al menos, desde 2015, por lo que su declaración hay que tomarla con cierta precaución. Pero, por si acaso, dicho queda.