Kike Maíllo (Barcelona, 1975) no para. Cortometrajes, series, largos, concursos y educación. Esta última vertiente es algo que le apasiona. "Tengo bastante compromiso porque creo que es de las pocas cosas que tienen más sentido, ayudar a gente que viene detrás y que seguramente tiene muchas cosas que contar y mejores", confiesa.

Con esta mentalidad, el cineasta vuelve a formar parte del jurado de la segunda edición del certamen de guiones de cortos Audi Future Stories, a los que se presentaron 120 alumnos de siete escuelas de cine de todo el país. Maíllo también hace las funciones de mentor del ganador --que se da a conocer este 1 de junio-- que, además, tiene el privilegio de presentar su trabajo en el marco del Festival de San Sebastián.

Con motivo de su participación en el certamen, Crónica Global mantiene una breve conversación con el director para valorar el talento y futuro del cine español, así como de su carrera.

Cartel de los Audi Future Stories

--Pregunta: ¿Qué le hace repetir en estas Audi Future Stories?

--Respuesta: Lo mismo que me ha llevado a dar clases en el ESCAC, creo que hay pocas cosas que tengan más sentido que el paso del testigo, el poder facilitar que gente nueva entre en el mundo del cine, encuentre su voz. Eso es lo que me sigue llenando.

--¿Su función es de mentoría?

--Formo parte del jurado que escoge el corto que será realizado, los ayudo a acabar de matizar el punto del guión una vez seleccionados y ya luego preparar la producción, el rodaje y el montaje.

--Viendo a los nuevos talentos tanto de este concurso como en el ESCAC, ¿cómo ve a las nuevas generaciones?

--Estamos viviendo un momento fascinante a nivel de creación. Puede que acabe en unos años, pero ahora su posibilidad de entrar en el mundo laboral es más sencilla que que hace 20 años porque las plataformas están muy instauradas y hay muchas más opciones de trabajo para dedicarse a ello. Siempre falta porque hay mucha gente que accede a las universidades, pero es un futuro más prometedor que el que teníamos nosotros. Y los alumnos y participantes los encuentro más formados. Ha habido una profesionalización en la pedagogía.

--La prueba son los premios que reciben a nivel internacional, incluso. El ESCAC es un claro ejemplo. ¿Cree que esa profesionalización de la educación cinematográfica ha ayudado a este triunfo?

--La cinematografía se mide por momentos y el estado de algo tan extraño como el cine, que es arte y a la vez industria, depende de las puntas de lanza. Este año tenemos la sensación de que estamos muy bien, porque tenemos Alcarràs, estamos presentes en Cannes con varias películas y en San Sebastián tendremos cinco, seguramente. La realidad es la que tenemos: la gente está dejando de ir al cine y se está volcando a ver audiovisual en casa.

--¿Cómo lo vive como cineasta? Porque si bien su último film se vio en Sitges, luego pasó a las plataformas.

--En mi caso fue por la pandemia. Quiero pensar que tras la superación de la pandemia se va a ir revirtiendo. Seguramente no recuperamos el nivel de asistencia a sala que tuvimos y sientes tristeza. Las películas se disfrutan más en sala. Evidentemente, el mundo digital ofrece muchas oportunidades. Muchas personas que no tienen la posibilidad de ver películas especiales en cine, puede hacerlo gracias a las plataformas y al digital. Vivo con cierta tristeza la idea de que no haya ese acto social de ir al cine. Sobre todo, porque uno lo pasa mejor en el cine viendo las pelis.

--La solución, ¿cuál es? ¿Debe haber un cambio en las películas para cine o el cine se va a convertir como los teatros de ópera?

--Estamos en plena transformación, así que no lo sabemos. Yo tampoco soy un adivino. Lo que se intuye es que los grandes eventos van a proporcionar al cine la posibilidad de sobrevivir como método de explotación audiovisual, que habrá una serie de películas que pase por festivales y quizás tengan la oportunidad de verse en salas y luego toda una clase media de filmes que hay que ver qué pasa con ellos, si las plataformas abren la posibilidad a que ese tipo de cine se pueda ver o se debe pelear por la sala. En general, todo se vuelve más mainstream y el cine independiente va a sufrir.

Kike Maíllo en la premiere del corto 'Manos Libres', ganador de la primera edición Audi Future Stories / EP

--¿Cuando usted empezó estaba todo igual o qué le motivó a embarcarse en el cine?

--Cuando empecé a estudiar cine nunca me planteé qué salida industrial o profesional tenía. Sentía que me gustaban las matemáticas y las bellas artes y sentía que había una disciplina artística aunaba esa parte más tecnológica, por un lado, y dramatúrgica, por otro. Me metí por esa ansia de aprender, no tanto en el trabajo o cómo estaba entonces el cine español, son preguntas que me he hecho al final de la carrera o cuando ya buscaba producir mis primeros proyectos. Nunca he tenido ese sentido práctico, he sentido que si aprendía y me exigía lo suficiente iba a salir la manera de salir adelante. Estaba más preocupado en quién era yo que en quién era yo en el mercado.

--¿Siente que ahora los jóvenes conservan más esa idea artística o tiran más por lo 'mainstream'?

--Hay de todo. Tiene que ver con el perfil, el carácter y el tipo de cine que has visto. El tipo de cine que te ha emocionado es el tipo de cine que quieres ir a buscar, luego encontrarás tu propia voz y la harás evolucionar. Spielberg, y todos en definitiva, rueda en base a las películas que le hicieron crecer. Hay algo en tu perfil que te pone en tu sitio. Lo obvio es que tenemos una buena cantera de cineastas independientes y gente consagrada en producciones bastante importantes.

--Usted ya forma parte de estos últimos. Su última película era de carácter internacional, ¿va a seguir esa línea o va a combinar?

--Voy a ir combinando creo. Mis dos próximas producciones son españolas, tengo ahora una serie española... Ahora estoy más aquí. La otra producción, de hecho, se hizo desde aquí. Independientemente de la lengua vehicular, nosotros hacemos cine en España.

--Y en medio de todos sus largos, va haciendo cortos, ayuda en proyectos de cortos como el de Audi... ¿Hay un nuevo mercado de cortos?

--Lo que ocurre es que Internet y la explotación de obras en la red ha llevado a que los formatos se hicieran más cortos, esencialmente por la paciencia del espectador por Internet. Eso ha hecho que haya una devaluación de los festivales de cortometrajes, pero vivimos un momento dorado del cortometraje y eso ha hecho que algunas marcas apuesten por ello. Precisamente, porque viaja muy rápido, cualquier persona puede acceder a ello y te permite seguir ensayando cosas sin meterse en el jaleo que supone el levantar una producción cinematográfica más larga.

--¿Esa sería la parte positiva de las redes?

--Sí, en formato corto. Alguien que esté con la viveza que se vive en Internet tiene menos paciencia para el largometraje. Uno entra a buscar experiencias distintas en un caso y otro.

--Y más allá de los cortos y su último film, en breve estrena 'Alma', como dijo.

--Es una serie que se estrena ahora en junio en Netflix, creada por Sergio G. Sánchez. Codirigida entre él y yo que habla sobre la identidad.

Rodaje de la serie 'Alma' (Netflix) / LANDER LARRAÑAGA

--Es su primera serie, ¿cómo lo ha vivido? ¿Va a repetir?

--Yo crecí con la televisión y no me escondo. Me gusta el formato televisivo y, en este caso, es una serie con muchas hechuras muy interesante, muy valiosa, con elementos fantásticos. Es muy especial, creo que es una serie que nunca se ha hecho aquí.

--Siguiendo la línea de 'Eva', 'Toro'... Parece que le gustan busca de retos.

--Sí. Hemos ido a buscar algo que no era una zona de seguridad. En nuestras producciones nos gusta ir a sitios de los cuales no sabemos si vamos a salir bien parados porque no lo hemos visto antes.

--Perdone que recupere su formación en televisión. Las cadenas en abierto no hacen tantas series como antes y parece que las plataformas se han hecho con ellas. ¿Echa de menos series en abierto?

--Creo que es un tema de mercado. Es tan abrumador el número de series que se producen y estrenan que colocarte al lado de la competencia americano es complicado. TVE y Telecinco siguen haciendo sus series pero hemos llevado la competencia de cine español y estadounidense, al mundo de la televisión o del audiovisual en casa y es muy difícil pelear con ese músculo, sobre todo, cuando hay una pelea encarnizada por conquistar un territorio como el que vivimos.

--¿En qué sentido? ¿Qué territorio en concreto?

--España y el audiovisual. En estos años, se ha descubierto que el español viaja muy bien, ha habido éxitos que trascienden y hay mucho interés en saber cómo queda el mercado español.

--¿Eso significa que el mundo nos mira?

--Sobre todo, las plataformas.

--¿Y no hay temor de que algunas plataformas puedan desaparecer tras lo sucedido con la caída de Netflix?

--Netflix ha sido valedor para que muchos proyectos salgan adelante estos años (ríe). Sería bueno que no cayese, sobre todo para el mercado laboral