La cocina del restaurante del Majestic Hotel & Spa Barcelona (paseo de Gràcia, 68) vuelve a la vida después de 18 meses de hibernación. Las circunstancias pandémicas han impedido que los fogones se hayan encendido antes, pero, al mismo tiempo, han permitido una reconceptualización de la propuesta gastronómica para volver a la normalidad --salvo por la mascarilla-- con una oferta novedosa y exclusiva, a la altura del alojamiento. Para esta nueva temporada, el cinco estrellas ha elegido a Nandu Jubany, poseedor de una estrella Michelin, que ha reinventado el brunch para los paladares más exigentes, con un menú que recupera los sabores insignia del hotel.
El brunch, acrónimo de breakfast y lunch --es decir, un desayuno tardío o una comida temprana--, nació en la Inglaterra elitista de finales del siglo XIX. Las clases altas solían dar el domingo libre a los criados, quienes, antes de retirarse a descansar, preparaban un bufé muy completo para que sus patrones pudieran servirse durante la jornada dominical. Sin embargo, el restaurante Solc del Majestic cambia el concepto de autoservicio tan ligado al brunch y ofrece el servicio en mesa --salvo para los postres--, con atención personalizada.
Producto de proximidad
Antes de sentarse a la mesa, no obstante, los clientes pueden tomar un cóctel --un imprescindible en estos encuentros sociales-- de pie, ya sea champán (Moët & Chandon, en este caso) o bloody mary, en el vestíbulo del primer piso. Se accede a él por unas escaleras originales, de 1918, vestidas de mármol y moqueta con motivos geométricos y florales, con barandilla de hierro forjado y pasamanos de madera por la que se pasearon años atrás personajes como Ernest Hemingway y Antonio Machado.
Ya en la mesa, comienza el espectáculo de sabores, olores y texturas, con un menú basado en las recetas originales del Majestic y los sabores tradicionales de la zona; una propuesta creada por Jubany y bajo la dirección del chef ejecutivo, David Romero. Se trata de una secuencia de platos que respetan el concepto Farm to Table (de la granja a la mesa), esto es, preparados con productos locales, de kilómetro cero, sin intermediarios, con alimentos del huerto del Maresme, carnes de proximidad y pescados de la lonja de Barcelona y Vilanova i la Geltrú, que le dan sentido a esa idea de regreso a los orígenes.
Paté en croûte y lubina en costra de hojaldre
Para empezar (y compartir), como entrantes fríos, un plato de temporada --que en este caso era una ensalada de tomate, higos coll de dama y queso de oveja, pero que dejará paso a una preparación de setas, producto otoñal--; un paté en croûte con encurtidos caseros, como el que debían saborear los clientes del Majestic décadas atrás; y un poco de marisco: ostras, navajas del delta, langostinos cocidos y unos deliciosos mejillones con salsa de mantequilla. Acto seguido, es el turno de los entrantes calientes, en raciones individuales (a elegir, aunque se pueden tomar los dos): huevo Benedict, sobre base de salmón ahumado, y sabroso canelón de pollo de granja.
Tras ello, llega uno de los platos estrella del menú: la lubina con champiñones en costra de hojaldre y salsa chorón, una receta original del Majestic, justo antes de la degustación del solomillo de ternera a la pimienta verde y patatas cerilla. Todo ello, acompañado de una variedad de panes de producción local, mantequilla de los Pirineos (DOP) y aceite de oliva virgen extra La Gramanosa.
Bufet libre para los postres
La experiencia termina con un guiño al concepto original de brunch, de autoservicio, con bufet libre para los golosos, que se sentirán como en el cuento de Hansel y Gretel, rodeados de los dulces elaborados por Marc Pérez, chef pastelero del hotel. Destacan la tarta de limón y avellana; gâteau de savoie; crema de caramelo y crujiente de pâte à choux; Saint Honorés de vainilla; Babá con ganache de limón; tarta de queso; tartaletas de higos y una de las recomendaciones de la casa: tarta Majestic de chocolate & praliné de avellana. Como colofón, se puede acceder a la terraza a disfrutar de las vistas que ofrece la altura de este edificio de estilo neoclásico francés.
El brunch gourmet se puede degustar los domingos de 12.30 a 16.30, con un precio de 65 euros por persona para adultos y de 23 euros para los niños.