Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) / EP

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) / EP

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Tensión entre el BCE y la banca a cuenta de las fusiones transnacionales

El proceso de consolidación del sector financiero no avanza según lo esperado por el organismo emisor y las entidades rechazan uniones con otras de países distintos por lo complejo de las operaciones

11 enero, 2021 00:00

El año que acaba de iniciarse está marcado en rojo por el Banco Central Europeo (BCE) como un ejercicio clave para el proceso de consolidación del sector financiero en la zona euro que lleva tiempo impulsando. Pero las operaciones brillan por su ausencia, al margen de las que están tramitándose en España, y la tensión de la relación entre regulador y regulados amenaza con sufrir una nueva vuelta de tuerca.

Uno de los puntos de conflicto más destacados es el referido a las operaciones transnacionales en las que el BCE pone tanto empeño en apoyar como los bancos en rechazar, debido a sus elevados factores de complejidad y riesgos.

Antes de la pandemia

La extensión de los límites a los dividendos hasta el próximo mes de septiembre, acordada por el consejo de supervisión del organismo con sede en Fráncfort a finales de 2020, tampoco ha contribuido precisamente a suavizar la relación.

Lo cierto es que el BCE ya instaba a las entidades financieras bajo su supervisión a explorar opciones para operaciones de concentración antes de que se iniciara la pandemia, ante un escenario de tipos de interés negativos que amenaza con prolongarse incluso hasta finales de la década que acaba de iniciarse. Y la respuesta ha sido, hasta el momento, bastante pobre.

Solo en España

En este sentido, tan solo la banca española ha tomado firmemente en consideración las indicaciones del BCE y comienza 2021 con dos operaciones en marcha (Caixabank-Bankia y Unicaja-Liberbank), más una que se frustró (BBVA-Banco Sabadell), pero que el mercado no descarta que se retome más adelante.

En el resto de la zona euro, apenas algunas maniobras de acercamiento entre entidades en Italia, que no han llegado a cristalizar en nada medianamente serio. Y en países como Alemania y Francia, cuyas entidades no han salido especialmente bien paradas de los últimos tests de estrés, la fusiones no están ni tampoco se les espera.

Afrontar retos

El regulador sostiene que en un escenario tan complicado como el actual, los bancos deben ganar tamaño para afrontar retos más allá del de los bajos tipos de interés, como son los de la transformación digital y la competencia que llega desde el entorno tecnológico.

Por su parte, las entidades están por la labor de reforzar sus ratios de capital aunque vuelven a reclamar al BCE una cierta relajación de los requisitos, especialmente con ocasión de la crisis que ha provocado la pandemia del coronavirus.

A vueltas con la normativa

En los últimos días lo ha hecho de forma pública la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, en una tribuna abierta publicada en Financial Times en la que expresaba su convencimiento de que la actual normativa bancaria, cuyas bases fueron fijadas tras la anterior recesión (en la que la debilidad de las entidades se convirtió en un grave problema añadido), debería modificarse, precisamente con el objetivo que la banca tuviera las manos más libres para ser, en este caso, parte de la solución, a través del apoyo a las empresas.

Algo que, en principio, parece alejado. Al contrario, el BCE volvió a insistir en la importancia del refuerzo del capital a la hora de extender la limitación del dividendo, de modo que los bancos tan solo podrán distribuir en torno a un 15% de sus resultados entre los accionistas, al menos hasta el próximo mes de septiembre.

Concentración

El panorama en torno a las operaciones corporativas no tiene visos de cambiar. Al menos, es lo que se refleja en un reciente informe de Credit Suisse, que augura algún movimiento de concentración más en España y, quizá, alguno en Italia, pero no mucho más allá.

El documento tampoco incluía perspectivas halagüeñas sobre posibles fusiones trasnacionales, algo que genera una especial inquietud en el BCE, en cuyos planes ya entraba que en 2021 pudiera culminar alguna maniobra de este tipo. Los analistas de Credit Suisse consideran que las entidades abominan de uniones con bancos de otros países debido a su elevado coste y complejidad.

La incompleta unión bancaria

Cabe recordar que la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ya afirmó en sede parlamentaria que la opción de una fusión trasfronteriza para diseñar el futuro de Bankia, participada mayoritariamente por el Estado, fue descartada por los asesores contratados por el Gobierno debido a su complejidad regulatoria, al no existir un marco estable como consecuencia de que el proyecto de unión bancaria europeo se ha quedado a medias.

En el BCE consideran que operaciones de este tipo contribuirían, precisamente, a avanzar hacia una definitiva integración. De modo que la cuestión se ha convertido en una especie de círculo vicioso: no hay fusiones trasnacionales porque no hay unión bancaria y sin unión bancaria, las fusiones trasnacionales se complican sobre manera.