Un repartidor de Glovo ante las oficinas de la compañía en Barcelona / CG

Un repartidor de Glovo ante las oficinas de la compañía en Barcelona / CG

Business

Una rebelión interna provoca la caída de Glovo

Dos departamentos de la plataforma se alzan contra sus precarias condiciones de trabajo, provocando interrupciones en el servicio; la empresa atribuye la pausa a un "fallo técnico"

5 junio, 2019 00:00

Una rebelión en toda regla. Así describen fuentes internas no oficiales de Glovo el levantamiento de trabajadores de los departamentos de Ingeniería y SuperGlovo, que están en franca huelga de celo desde el lunes. La sublevación de unos 100 empleados de ambos departamentos provocó, según al menos dos fuentes, interrupciones del reparto anteayer y ayer. La empresa niega protesta alguna y atribuye la caída del martes a "un fallo técnico de 15 minutos de duración".

Es todo lo que dice Glovo. Fuentes internas apuntan a algo distinto. "Es cierto que hoy, cuando me conecté, me encontré que no podía repartir. He tenido que reasignar pedidos para no perder puntuación", explicó un repartidor o rider de la plataforma. Otra fuente interna aportó más datos. Se trata de la plantilla del departamento de Ingeniería y de SuperGlovo. Son unos 80, unos, y unos 20, los otros. Protestan porque están contratados por vía de la empresa de trabajo temporal (ETT) Randstad y porque, bajo su punto de vista, las condiciones laborales no cumplen con la normativa vigente.

Sin material

"No es solo que los contraten de forma temporal, encadenando contratos. Es que las condiciones no son buenas. En SuperGlovo, la veintena de empleados están pidiendo botas de protección contra la caída de objetos pesados, equipos de protección individual (EPIs), una entrada en condiciones al local, pues la habilitada no asegura una buena conectividad, entre otras mejoras", han indicado fuentes conocedoras.

Cualesquiera que fueran las reivindicaciones de los dos segmentos de plantilla, lo cierto es que Glovo está experimentando interrupciones en el servicio desde el domingo. ¿Por qué? "Por dos motivos. La gente de SuperGlovo es la que prepara los pedidos. Si no los tienen a punto, es evidente que el repartidor no los podrá repartir. Por ello, aparece en la pantalla del usuario como no disponible. Por otro lado, Ingeniería es el corazón de la aplicación. Es gente que controla, mejora el software y resuelve incidencias y dudas. Saben más de la plataforma que los propios fundadores [Oscar Pierre y Sacha Michaud]. Si ellos, que son el corazón de la plataforma, paran, todo el sistema se viene abajo como un castillo de naipes", han explicado las mismas fuentes.

Sigue la batalla judicial

Además de negar que exista dicho conflicto laboral en su seno, Glovo divulgó ayer una nueva sentencia emitida por un juez de Barcelona que avala el modelo de repartidores autónomos de la tecnológica. El auto de un juzgado de Barcelona consigna que los riders están en una posición de elegir medio de transporte, ruta y horario. Son también capaces de rechazar pedidos, por lo que su situación "excede de una relación de carácter laboral". Con esta decisión judicial, son ya cinco las sentencias que dan el vistobueno al modelo de colaboración entre autónomos y la app. Otros cinco pronunciamientos judiciales dicen exactamente lo contrario.

No obstante, las espadas siguen en todo lo alto en los tribunales, por dos motivos. Uno, porque la Inspección de Trabajo de Barcelona consideró en febrero que los repartidores de Glovo son falsos autónomos. Ante ello, la autoridad laboral anunció que abriría actas, tal y como ya ha ocurrido en Valencia y Zaragoza, entre otras poblaciones. En paralelo a ello, riders de toda España están bregando por probar judicialmente su relación laboral con las plataformas de reparto. Lo intentarán de nuevo a partir de hoy en un juicio que enfrentará a 10 repartidores de Deliveroo despedidos por la empresa. El cara a cara será en el Juzgado de lo Social número 31 de Barcelona y sigue al inicio de un proceso similar, aunque más masivo, con 500 trabajadores, que arrancó en Madrid la pasada semana.