Imagen de la zona de 'wellness' del hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona / Cedida

Imagen de la zona de 'wellness' del hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona / Cedida

Business

La venta del Fairmont hará un roto a la familia real saudí

Tyndaris comprará la deuda del hotel de cinco estrellas de Barcelona a los bin Nassir con fuerte descuento por el fin de la concesión y las pérdidas recurrentes

25 junio, 2022 00:00

La operación de venta del hotel Fairmont Juan Carlos I de Barcelona, avanzada por Crónica Global, obligará a sus actuales propietarios, los herederos del príncipe saudí Turki bin Nasser al Saud, a aceptar un fuerte descuento. Los dueños del cinco estrellas situado en la avenida Diagonal tendrán que encajar una compra de mínimos por dos motivos: las pérdidas recurrentes del negocio y el fin de la concesión municipal, confirmada ahora para 2040. 

Avisan de ello fuentes del sector financiero, que indican que la venta del Fairmont, si llega a buen puerto antes de que el activo entre en concurso de acreedores la próxima semana, será agónica. Ello es así porque si Tyndaris logra comprar del pasivo de la sociedad propietaria, Barcelona Project's SA --donde se arremolinan los herederos de bin Nasser--, lo hará sobre la bocina, al límite de la insolvencia --prevista a partir del 30 de junio--, y con fuerte descuento. 

Plan de negocio hasta 2040

En otras palabras: la filial de Tyrus Capital, una firma de inversión con sede en Mónaco, no pagará los 90 millones de pasivo bancario --la cifra la aportó este medio--, sino que abonará una cantidad muy inferior. El descuento se traducirá en que los bin Nasser recuperarán una ínfima parte de los casi 250 millones de euros invertidos en el resort de 25.000 metros cuadrados. 

Los herederos del príncipe saudí, que falleció en 2021, tendrán que aceptar que Tyndaris pague la deuda a precio de derribo porque tendrán que recuperar la inversión en los escasos 18 años de concesión que restan. Cabe recordar que el Fairmont Juan Carlos I reposa sobre un terreno concedido por el Ayuntamiento de Barcelona. El acuerdo vence en 2040 y no se prorrogará, avanzó La Vanguardia. Por ello, el vehículo monegasco tendrá menos de 20 años para recobrar lo pagado por el pasivo. 

Pagan su gestión

Pero es que hay más. Los descendientes de bin Nassir aceptarán el trágala --si la compra se cierra-- porque han sido incapaces de levantar un negocio que casi siempre ha dado pérdidas. Lo explicó Crónica Global: de los casi 30 años en explotación, el Fairmont Juan Carlos I solo ha cerrado en verde tres años. Acumula pérdidas de casi 120 millones desde que se estrenó en ocasión de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. 

Los retoños del malogrado príncipe saudí, también exministro de Medio Ambiente, pagarán pues la controvertida gestión del alojamiento. Desempeño durante el cual se acumularon cuantiosas deudas con la Seguridad Social y Hacienda, parte de ellas bajo las dos etapas de gestión de Husa Hoteles. De hecho, los adeudos generaron una querella penal contra Husa por estafa, pero la acción legal no prosperó

Los trabajadores, en la sombra

Hay un tercer elemento. El Fairmont Juan Carlos I se venderá, si la adquisición se cierra, tras perder otro verano. Será el tercero tras los dos estíos marcados por la pandemia del coronavirus, periodos en los cuales la hotelería barcelonesa acabó casi a cero. Ahora, con la enfermedad remitida, el resort sigue cerrado a cal y canto y sus más de 400 trabajadores en ERTE. No factura, por lo que sigue acumulando costes fijos. Su deterioro financiero sigue pese a que el turismo en Barcelona sí se recupera. 

Por su parte, la plantilla sigue en la sombra. Los trabajadores han recibido "con esperanza" la noticia de existe un interesado en el activo de lujo. Pero nadie ha informado de los pormenores de la negociación al staff. Y no quedan muchos días para hacerlo. La sociedad que rige el negocio, Barcelona Project's, está en preconcurso de 2021, e irá a la quiebra a partir de la próxima semana si no se sustancia la venta ante notario. La insolvencia agravaría la situación del hotel, dejándolo al borde del abismo.