Grupo Benito

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Confidente VIP

El mobiliario urbano Benito siguió en pérdidas durante el Covid

La multinacional catalana, sucesora de Fundición Dúctil Benito, facturó un 18% menos en 2020, hasta 30 millones

1 noviembre, 2021 00:00

Grupo Benito, de Vic (Barcelona), experimentó el pasado ejercicio un fuerte deterioro de sus magnitudes económicas debido a la crisis del coronavirus.

La firma ya venía arrastrando de antiguo problemas de rentabilidad. En los cinco ejercicios anteriores a la explosión de la pandemia, declaró números rojos en cuatro de ellos y solo obtuvo ganancias en uno, con un saldo conjunto de 8 millones de déficit.

Bancos, papeleras y tapas de alcantarillas

Grupo Benito produce mobiliario urbano. Sus clientes son las administraciones públicas y las constructoras. El repertorio de artículos incluye más de 6.000 referencias. Abarca todo tipo de bancos, asientos, papeleras, tapas, rejillas de alcantarillas, farolas y parques infantiles.

Las principales instalaciones fabriles están ubicadas en la comarca barcelonesa de Osona, en la Cataluña central. La red de factorías, tanto nacionales como extranjeras, suma 125.000 metros cuadrados.

Comercio internacional

Benito afrontó en 2020 un alud de restricciones. En su caso, recrecidas y aumentadas, dada su extensa ramificación por los cinco continentes. Aun así, logró una sensible mejora de los resultados de explotación, pues las pérdidas registradas se podaron a la mitad, de 670.000 a 339.000 euros.

A dicha rúbrica negativa se añadieron dos gruesos quebrantos: 785.000 por la reducción del valor de su cartera de sociedades dependientes, y casi 700.000 euros por gastos financieros.

Resultados

Tras contabilizar tales partidas, Grupo Benito declaró una pérdida consolidada antes de impuestos de 1,9 millones, es decir, un 78% más.

En cuanto al giro, cayó de 37 a 30 millones. Dos tercios corresponden al negocio realizado en España y el otro tercio a las exportaciones. Los productos de Benito se venden en más de 50 países. En seis de ellos tiene filiales propias. Son Italia, Francia, Rumanía, Méjico, Emiratos Árabes Unidos e India.

Capitalización

El conglomerado se articula por medio de la sociedad holding Benito Artis. Esta poseía al cierre del ejercicio fiscal 2020 unos ajustados fondos propios de 3,1 millones. La memoria anual subraya que, pese a todo, la firma sigue luciendo equilibrio patrimonial.

Dicha circunstancia obedece a dos factores. El primero es que el socio único acordó condonar 4,3 millones aportados a Benito

Créditos

El segundo factor responde a que el mismo socio le concedió un abultado crédito de 18 millones, el grueso del cual se ha convertido en un préstamo participativo. Este computa a efectos legales como recursos propios.

Así, entre pitos y flautas contables, el “patrimonio neto ajustado” de Benito Artis se catapulta hasta 21 millones, si bien los fondos propios del balance depositado en el Registro Mercantil siguen anclados en los citados 3,1 millones.

Agujero reconocido

En el activo consolidado de Benito, que se cifra en 42 millones, figura un fondo de comercio pendiente de amortizar de 7,1 millones.

Se generó en 2011, cuando el grupo satisfizo una prima de 23 millones para la adquisición de Benito Urban, que hoy es la principal compañía de Grupo Benito. Desde entonces, el fondo se ha anotado deterioros de casi 9 millones.

Fundición Dúctil Benito

El consorcio Benito es filial al 100% de la sociedad inversora Alba Andrea Divisió, de Manlleu, municipio vecino de Vic, la capital ausetana. Alba Andrea pertenece al empresario Joaquim Carandell Pérez.

La historia de Benito es muy larga y movida. Arranca en la veterana firma textil Fraguas del Ter, situada en Manlleu. De su reconversión emergió en los años ochenta del siglo pasado Fundición Dúctil Benito. Desde entonces, ha sembrado las calles de Cataluña y de media España con sus tapas de registro, bancos, farolas y parques infantiles.

Traspaso

Grupo Benito creció a paso de carga. En la última burbuja inmobiliaria, que alcanzó su apogeo en 2007, logró la cima de su gloria con una facturación de 100 millones.

En 2011, siendo presidente y máximo accionista Joaquim Carandell, se recibió una tentadora oferta del fondo belga Ergon, del grupo Bruxelles Lambert.

Carandell cedió la mayoría del capital y propinó un pelotazo de 65 millones. Después, la depresión económica en que se encontraba España hundió las ventas hasta los 30 millones. Benito hubo de recortar su plantilla de 200 a 120 trabajadores.

Viaje de ida y vuelta

El fondo belga situó de presidente de Benito al madrileño Mario Armero, que antes había ejercido de primer ejecutivo del coloso General Electric en España y Portugal.

Finalmente, en 2014 Carandell vendió las acciones que le quedaban y abandonó la empresa dando un portazo y echando pestes de sus socios belgas.

Pero no se acaba aquí la historia. Porque tres años más tarde, Carandell acordó recomprar Benito a Ergon y tomó el 100% del capital.

Según la empresa, las previsiones para 2021 son positivas y se espera una sensible mejora de la facturación y de los resultados.