Sede de la empresa Omega Distribuidora Digital en Elche / CG

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Confidente VIP

Fallido de una empresa envuelta en un fraude de 42 millones

Omega Distribuidora Digital y otras participantes de la trama emitieron facturas falsas y movieron un volumen de negocio de 400 millones

21 marzo, 2019 00:00

El Juzgado Mercantil número 3 de Alicante ha admitido a trámite el concurso voluntario presentado por Omega Distribuidora Digital, cuyo domicilio radica en la calle Juan de la Cierva número 31, de Elche.

El expediente lo gestionará en calidad de administrador concursal el abogado José Luis García-Cañada González.

Omega Distribuidora Digital se dedica a la venta al por mayor y al por menor de electrodomésticos, aparatos electrónicos y un variado surtido de material informático.

Detenciones

El siniestro está relacionado íntimamente con los avatares sufridos por su administrador Ramón Sánchez Sáez. Este empresario ingresó en prisión el año pasado por su presunta participación en un fraude destapado por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional. También se detuvo a dos familiares suyos y al empresario José Enrique Samper.

Omega Distribuidora Digital es parte integrante de una trama que movió 400 millones de euros. Según las pesquisas policiales, las sociedades participantes articularon toda clase de artimañanas para escamotear los beneficios obtenidos. El fraude en el IVA se calcula en 42 millones.

Cifra de negocio

La trama defraudatoria abarca un centenar de compañías con epicentro en Madrid. Partiendo de la capital, los tentáculos se extendían por localidades de varias provincias. Una de ellas es Elche, donde campaba a sus anchas Omega Distribuidora Digital, pieza clave del embrollo.

El volumen de negocio de esta compañía no es menor. En 2015 facturó 50 millones; un año después, 71; y en 2017, 30 millones.

Según el diario ilicitano Información, como consecuencia del escándalo se ha practicado medio centenar de detenciones y se han solicitado comisiones rogatorias a ocho países.

Los presuntos cabecillas empleaban una batería de empresas que vendían electrodomésticos y material informático para emitir facturas falsas, simular el pago del IVA y blanquear fondos.