Fábrica de la industria de automoción / EP

Fábrica de la industria de automoción / EP

Business

La automoción, el eslabón más débil de la industria catalana

La transformación hacia un modelo de producción sostenible y los interrogantes sobre el futuro de Nissan ponen en dificultades al sector

6 abril, 2021 00:00

Los primeros compases de 2021 no han deparado sorpresas respecto a la evolución del trabajo. Mientras el sector agropecuario ha capeado el envite vírico, los servicios y la industria han sufrido en mayor medida los estragos de la pandemia. La economía española resiste gracias a los 130.330 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que han puesto en hibernación la mayoría del tejido productivo y han salvado el grueso de la ocupación.

Pero los agentes sociales se preguntan hasta cuándo. Preocupa el incremento notable no solo de los ERTE por Covid-19, cuya fecha de expiración termina el próximo 31 de mayo, sino también el de los expedientes de extinción de contrato o expedientes de regulación de empleo (ERE) notificados en 2020. Si en 2019 se contabilizaron 182 procedimientos de despido colectivo, durante el curso anterior la cifra ascendió a 226. Se pasó, en total, de 6.179 a 7.936 trabajadores despedidos (1.006 personas en Cataluña), un incremento del 28,44% en un solo ejercicio.

Situación inédita

Javier Ibars, director de relaciones laborales en Foment del Treball, constata un "aumento exponencial" en la presentación de expedientes. "Hallamos incrementos interanuales incomparables con otros periodos, ni en los momentos más duros de la última crisis económica", advierte. Su valoración coincide con la de los portavoces de UGT CCOO consultados por este medio, que se muestran intranquilos por el futuro inmediato del empleo. Los ajustes de personal durante el primer trimestre del año en Girbau, U-Shin, TE Connectivity y Coca-Cola, entre otras empresas, añaden nubarrones en el horizonte.

Y aunque los servicios han sido los grandes damnificados de la pandemia --en especial los negocios vinculados a la restauración y la hostelería, que todavía operan bajo severas restricciones--, las miradas se posan también sobre la industria, sobre todo la automoción. En el sector industria se han presentado 10.019 expedientes (el 7,67% del total), con 208.411 trabajadores afectados (el 19,80% del total). De estos, tan solo un 0,04% bajo la rúbrica de extinción.

Un hombre frente a una oficina de empleo del Sepe / EP

Un hombre frente a una oficina de empleo del Sepe / EP

Sector en transición

A la vista del destrozo causado sobre otros nichos, estos datos pueden relativizar el impacto del Covid sobre la actividad industrial. Pero los sindicatos llaman a no bajar la guardia. "En todo lo que tenga que ver con Nissan, es probable que caigan en cascada todas las proveedoras. La situación es muy complicada. Mientras la industria manufacturera y la alimentaria se mantendrán más o menos bien, hay un gran interrogante sobre el resto de sectores", argumenta Bernardo Fuertes (UGT).

A las dudas sobre la reconversión de la factoría de la marca japonesa --que el próximo 7 de abril dará a conocer los proyectos preseleccionados por la mesa de reindustrialización--, se añaden otras dificultades de orden interno. "La automoción está viviendo una transformación muy grande hacia una producción sostenible. Si a esto se suma que la concentración más alta de expedientes, de hecho, se ha dado en los fabricantes de componentes, se vivirá una adaptación más complicada de todas estas pymes a un nuevo modelo", avisa Tomas Díaz (CCOO).

Datos preocupantes

Según los datos acumulados de enero y febrero, el ecosistema productivo vinculado al motor empieza a registrar algunas grietas. Ya son siete los expedientes de la metalurgia, nueve en maquinaria, dos en productos informáticos y electrónicos y otros nueve en materiales y equipos eléctricos. En las categorías de vehículos de motor, remolque y semiremolques se han presentado 16 expedientes que afectan a un total de 16.743 trabajadores (13.911 afectados por suspensión de contrato frente a 2.757, por extinción).

"Un dato sobre el que deberemos estar vigilantes es el de la venta y reparación de vehículos de motor, ya que en esta división de actividad se han presentado 66 expedientes. También se han presentado 269 en la división del comercio al por mayor y 899 en comercio al por menor", detalla Ibars. Datos que, por el momento, se inscriben en la tendencia general de acudir a mecanismos de flexibilidad interna como suspensiones o reducciones de jornada laboral.

Futuro incierto

La duda está en si estos ERTE que amenazan al segmento de la automoción podrían convertirse en ERE a partir del 1 de abril, fecha en que expira la prórroga extraordinaria de los ERTE por fuerza mayor. Por eso, desde la patronal vuelven a reclamar ayudas directas para las empresas afectadas por la pandemia, así como la supresión de las restricciones obstruccionistas a las empresas con ERTE que impiden su capacidad de adaptación a la realidad marcada por el virus. Además, se exige otra ampliación sine die de los ERTE hasta que la delicada coyuntura económica mejore con la extensión de la inmunización.

Ciñéndonos a Cataluña, las organizaciones de trabajadores piden una política industrial firme a la Generalitat. "La industria es el motor económico del país. Si desaparecen compañías y quedan esos huecos por cubrir, nos podemos ir todos a pique", advierte Fuertes. "Las empresas están aguantando por los ERTE. Pero podemos ir a peor si desaparecen los ERTE. No hablo solo de despidos, sino de procedimientos concursales", pronostica Díaz en caso de que no se corrija el rumbo. En la petición de apoyo a la industria, y sobre todo de la automoción --que emplea a 143.000 ciudadanos en la región--, todas las organizaciones reman en la misma dirección.