Tres niñas a su llegada al colegio Europa Press
Confirmado: esta es la ayuda económica que se ofrece en Cataluña para afrontar la vuelta al cole más cara de la historia
La región catalana es la segunda más cara de toda España en cuanto a gasto medio por alumno, solo por detrás de la Comunidad Valenciana
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La vuelta al cole 2025 ha llegado marcada por un récord poco alentador: las familias afrontan la campaña más cara de la historia en Cataluña.
El aumento de los precios en libros de texto, material escolar, uniformes y licencias digitales ha disparado el gasto medio por estudiante, convirtiendo septiembre en un auténtico reto económico.
A esto se suma la inflación acumulada de los últimos años, que ha elevado el coste de productos básicos, desde mochilas hasta agendas.
En este contexto, muchas familias buscan fórmulas para reducir el impacto: reutilizar material, recurrir al mercado de segunda mano, anticipar las compras o acogerse a las iniciativas de apoyo económico que distintas administraciones han puesto en marcha.
Una de estas medidas se ha consolidado en los últimos cursos como una herramienta clave para aliviar, al menos en parte, la factura de septiembre: el vale escolar.
La vuelta al cole más cara en Cataluña: el gasto medio se dispara
Cada año, la llegada de septiembre anuncia el inicio de una nueva campaña escolar en el conjunto del territorio nacional, incluida Cataluña. Y con ella, la necesidad de un considerable esfuerzo y desembolso económico que miles de familias catalanas deben afrontar.
Y no es para menos: según los últimos datos del comparador financiero Banqmi, el inicio del curso 2025/2026 situará a Cataluña con un gasto medio de 462,67 euros por alumno, el más elevado de su historia.
Con esta cifra, Cataluña se posiciona como la segunda comunidad más cara de España, solo superada por la Comunidad Valenciana, donde la media alcanza los 481,30 euros, y ligeramente por delante de Navarra (456,45 euros). En el extremo contrario se sitúan Extremadura y Castilla-La Mancha, con costes sensiblemente más bajos: 391,52 euros y 397,94 euros, respectivamente.
Incremento constante en los últimos años
Un estudio de Banqmi revela que la media nacional ronda los 400 euros por estudiante, lo que supone un incremento del 1,59% respecto al curso anterior. Si se amplía la mirada al último lustro, el aumento es todavía más significativo: desde el curso 2018/2019 el gasto escolar se ha disparado casi un 15%, pasando de 367,37 euros a las cifras actuales.
El informe subraya además que en las comunidades que encabezan la lista pesan dos factores clave:
- Una mayor presencia de centros privados y concertados, que suelen implicar un gasto extra.
- La existencia de dos lenguas cooficiales, que incrementa el número de manuales o licencias digitales que deben comprarse.
En este sentido, el coste medio de los libros y materiales didácticos en Cataluña se sitúa en 205,17 euros, ligeramente por debajo de otras autonomías como Comunidad Valenciana (242,16 euros), País Vasco (210,50 euros) o Andalucía (205,28 euros).
Uniformes: un gasto desigual según el punto de compra
Igualmente, a dicho desembolso hay que sumar los uniformes escolares, que representan otro gran golpe al bolsillo de las familias. Según los datos analizados, adquirir la vestimenta en una tienda generalista tiene un coste medio de 208,98 euros, mientras que hacerlo directamente en el colegio eleva la factura hasta los 250,61 euros.
En Cataluña, la diferencia es todavía más marcada: comprar en una tienda externa supone unos 214,90 euros, frente a los 300 euros que cuesta adquirirlo en el propio centro escolar. Una variación de más de 40 euros por alumno que muchas familias tienen muy en cuenta.
El vale escolar: en qué consiste esta ayuda
Ante este escenario, la Generalitat de Catalunya ha renovado el val escolar, una ayuda directa de 60 euros por alumno, dividida en dos vales de 30 euros.
Este apoyo se dirige a estudiantes de primaria y secundaria, tanto en centros públicos como concertados, así como en centros de educación especial. En total, se estima que alrededor de 795.000 alumnos podrán beneficiarse de esta medida durante el curso 2025-2026.
Los vales se pueden canjear por material escolar muy variado: desde libros de texto y licencias digitales hasta mochilas, papelería, diccionarios, calculadoras o pequeños instrumentos musicales.
También existe la opción de cederlos directamente al centro educativo, de manera que sea el propio colegio quien gestione la ayuda para reducir la aportación económica de las familias.
El calendario también es relevante: el plazo de activación comenzó el 16 de junio de 2025, y las familias podrán utilizarlos hasta el 30 de noviembre. Quienes prefieran cederlos a los centros tienen como fecha límite el 19 de septiembre de 2025.
Entre el alivio y la necesidad de reformas
Pese a sus limitaciones, el val escolar tiene un efecto positivo indudable. Cada euro cuenta cuando los gastos se acumulan en tan poco tiempo y para muchas familias el simple hecho de recibir un apoyo directo y fácil de gestionar marca una diferencia. La clave, sin embargo, parece estar en perfeccionar la herramienta:
- Focalizar la ayuda en los hogares con mayor vulnerabilidad económica.
- Incrementar el importe para que tenga un impacto proporcional en relación al gasto real.
- Simplificar la burocracia y facilitar la cesión de los vales a los centros, reduciendo la carga administrativa.
- Evaluar periódicamente su eficacia, con datos claros sobre qué familias se benefician y en qué medida.
De esta forma, la ayuda dejaría de ser solo un parche puntual y podría convertirse en una política educativa sólida y sostenible.
Aun y con ello, se podría decir que el val escolar de 60 euros representa un alivio económico, si bien podría resultar insuficiente frente a una factura desbordada. La medida es un paso en la dirección correcta, aunque necesita ajustes para responder mejor a las desigualdades reales entre familias.
En un contexto de precios disparados y presión sobre los presupuestos domésticos, el debate no está solo en si el val escolar alivia, sino en cómo reforzar y complementar este tipo de políticas para que ningún niño o niña quede atrás en su acceso a la educación.
Porque más allá de la estadística, lo que está en juego es la igualdad de oportunidades en un sistema educativo cada vez más exigente.