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Sabatilles SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

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Cierre definitivo de otra tienda mítica del centro de Barcelona: liquida existencias y se despide tras 75 años en la ciudad

El negocio se ha mudado hasta en dos ocasiones para garantizar su supervivencia

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Nuevo adiós de una tienda mítica de Barcelona. A pesar de todos los intentos que ha habido por rescatarla esta famosa zapatería del centro de la ciudad tiene que despedirse de sus clientes y la ciudad tras 75 años abiertos.

La Casa de les Sabatilles fue durante todo este tiempo  uno de los comercios más reconocibles del barrio Gòtic y, ahora, aunque desplazada, se despide de la capital.

Esta zapatería fundada en 1950, empezó a vender alpargatas, zapatillas y pantuflas desde un pequeño local en la Baixada de la Llibreteria. El negocio resistió los vaivenes del sector durante más de siete décadas, primero como tienda familiar tradicional y, desde los años ochenta, bajo la gestión de Joan Carles Iglesias, hijo del último propietario. 

El empresario heredó el negocio tras una operación formalizada en 1984, cuando su padre adquirió el fondo de comercio a Teresa Duque. El acuerdo incluía una fórmula legal que permitía dos subrogaciones de contrato. 

Una supervivencia dura

Dos décadas más tarde, la propiedad del edificio fue vendida mediante un sistema de renta vitalicia que evitó el derecho de tanteo de la familia arrendataria. Con el paso del tiempo y un marco normativo menos favorable, el contrato dejó de estar protegido, y el nuevo propietario impuso unas condiciones económicas que el negocio no podía asumir.

La tienda había sido reconocida como comercio emblemático, una categoría otorgada por el Ayuntamiento de Barcelona que, en teoría, debía preservar tanto el uso comercial como determinados elementos arquitectónicos del local: el escaparate, el rótulo original, el suelo hidráulico y las estanterías interiores de los años cincuenta. 

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Problemas judiciales

Sirvió de poco. Fueron desahuciados. El verano de 2022, el establecimiento se vio obligado a cerrar su ubicación original tras una larga batalla judicial con la propiedad del edificio y, de alguna manera, consiguió salvarse.

Y lo peor de todo, el local fue reformado para un nuevo uso orientado al turismo, y muchos de los elementos protegidos desaparecieron o fueron modificados. En cuanto a Sabatilles, el cierre del local original marcó el inicio de una etapa de traslados. 

Primera mudanza

El primero de ellos fue a un pequeño espacio en la calle de Freneria, a escasa distancia de la tienda original. La intención era mantener la actividad en el mismo entorno urbano, pero el nuevo local no ofrecía visibilidad suficiente. 

La falta de tráfico peatonal en esa calle y la pérdida de clientela histórica provocaron una caída notable en las ventas. En menos de un año, el negocio acumuló pérdidas y tuvo que cerrar nuevamente.

El último intento

Poco después, el Ayuntamiento de Barcelona ofreció al comerciante una alternativa dentro del programa municipal de alquiler protegido para tiendas de proximidad. El nuevo local se encontraba en la calle de Sant Pere Més Alt, una vía menos céntrica, pero con una renta más accesible. 

Allí, Iglesias reabrió el establecimiento en agosto de 2023, conservando el antiguo rótulo (ahora con iluminación LED) y trasladando parte del mobiliario original. El problema fueron las limitaciones de la nueva ubicación.

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El escaparate era muy reducido y dificultaba la exposición de producto. Además, el flujo de peatones era bajo y el perfil de la calle, más residencial que comercial, no favorecía las ventas impulsivas. 

A pesar de todo, Iglesias logró mantener la actividad sin beneficios, confiando en recuperar parte de su clientela. La situación se mantuvo estable durante unos meses, hasta que un acontecimiento personal aceleró el desenlace.

Decisión inevitable

A principios de 2024, falleció la esposa de Joan Carles Iglesias, quien se había encargado de la selección y compra del género. Con su ausencia, y sin previsión de adquirir nuevos productos, Joan Carles Iglesias decidió cerrar definitivamente, sin opción a un nuevo intento de reubicación. 

Desde entonces, la tienda está en liquidación. Los propietarios ofrecen descuentos que alcanzan entre el 30 y el 60 % y afectan a casi todo el inventario disponible. Y si no se vende en su totalidad en tienda física, está previsto continuar la campaña final a través del canal en línea.

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La historia se repite

Este es el enésimo caso. En los últimos años, la desaparición de tiendas históricas en el distrito de Ciutat Vella ha seguido una tendencia constante. Algunas han sido sustituidas por franquicias orientadas al turismo. Otras, directamente, han sido transformadas en espacios residenciales o de uso mixto. 

La pérdida de comercio de proximidad ha alterado la fisonomía de varios barrios, especialmente en el Gòtic, donde la presión inmobiliaria y la reconversión de usos comerciales han reducido la presencia de negocios con larga trayectoria.

La tienda, que había sobrevivido a décadas de cambios económicos, crisis sectoriales y reformas urbanísticas, no ha encontrado espacio en la estructura comercial actual del centro de Barcelona. Ahora, tras 75 años, es la Casa de las Sabatilles, mañana pude ser cualquier otra. Y habrá una otra. Y, seguramente, otras.