El empresario Nicolás Mayol y Marina Vela de Barcelona
El polémico empresario Nicolás Mayol, apeado del Marina Vela por la puerta de atrás
El propietario de Formentera Mar se despide tras años de promesas incumplidas y deudas que hicieron encallar el desarrollo del lujoso puerto deportivo
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Por la puerta de atrás. Así abandona el polémico empresario Nicolás Mayol el Marina Vela de Barcelona, tras años de promesas incumplidas y deudas que hicieron encallar el desarrollo del lujoso puerto deportivo a los pies del célebre Hotel W.
La Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) ha aprobado recientemente la venta de la dársena por parte de Incus Capital a Azulona Marinas, sociedad impulsada por el empresario Alejandro Entrecanales, hermanastro del presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales. Cerrando así una larga etapa trufada de imprevistos y una férrea pugna por su control.
Desde 2014
El propietario de Formentera Mar, que regía la otrora Bocana Norte desde hace dos décadas, logró la concesión administrativa en 2014 por la que reconvertiría y explotaría el enclave. La Marina Vela se inauguró en 2018 como la zona de yates del establecimiento hotelero operado por Marriott.
Y si bien Mayol se comprometió a invertir más de 30 millones de euros para levantar el nuevo puerto deportivo en dos años, el también fundador de la productora de cemento Auxiliar Ibérica no logró cumplir con los pliegues de la adjudicación en seis años.
Marina Vela, con el W Hotel de fondo
Motín
Los comerciantes del Marina Vela le afearon el retraso en la construcción del edificio Mirador, con un restaurante y una rambla elevada que lo conectaría con el muelle. También censuraban las dificultades económicas del gestor y acusaban la falta de atractivo comercial frente a otros enclaves con más tirón como la marina del Port Vell, conocida como One Ocean.
Por su parte, el equipo de Mayol se escudaba en la demora del otorgamiento de licencias del ayuntamiento para las obras y desautorizaba aquellas voces que hablaban de rebelión interna.
Vista aérea del puerto de Barcelona EUROPA PRESS
Operación de libro
La incapacidad del gestor para reflotar el puerto de lujo llevó a la sociedad a arrojar una deuda de 40 millones de euros, 13 de ellos de Incus Capital. Hasta que dicho fondo capitalizó la marina para tomar el control en 2022 y después apear a Mayol, con una reducción de capital de 19,1 millones a cero y, a continuación, una ampliación de 28 millones.
Una operación de libro con la que el gestor perdió sus acciones, justo antes del arranque la Copa América de vela en la Ciudad Condal del verano del año pasado.
Guerra hasta el final
Conocedor de los planes de Incus de venderse el enclave, el empresario cementero boicoteó sus intentos. Recompró únicamente tres acciones y se alió con CVC y el fondo turco D-Marin para activar su derecho de adquisición y presentar ante la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) una oferta.
Lo hizo sobre la bocina, con un ínfimo número de títulos (equivalentes a 90 euros) y un año después de que Entrecanales ya tuviera atada la operación, de 30 millones. El de Azulona Marinas ha debido esperar a que el Puerto hiciera caso omiso de la oferta de Mayol y aprobara la compra la pasada semana.
Alejandro Entrecanales, durante una competición ecuestre
También en Formentera e Ibiza
El del Hotel W no es el único puerto del que el polémico empresario sale con la cabeza gacha. El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) denegó en 2018 su solicitud de ampliación de plazo y prórroga, cosa que obligó a Formentera Mar a abandonar sus 90 amarres en el puerto de la Savina, en Formentera.
El organismo portuario se apoyó en un informe encargado al despacho de abogados Cuatrecasas que concluía que el gestor mallorquín no disfrustaba de una concesión prorrogable, sino de un simple contrato de servicios. La APB también se enfrentó a Mayol en el Marina Botafoch, en Ibiza, donde el rey del cemento también amontonó quejas de comerciantes por mala gestión, por lo que tampoco se le renovó la concesión en 2019.