
Goiko Llobet, CEO y fundador de la agencia de estudios en el extranjero GrowPro, con el 'skyline' de Toronto, Canadá
Así explicó Goiko Llobet la quiebra de GrowPro a sus trabajadores: “Me va a perseguir toda la vida”
La agencia de estudios en el extranjero confió su supervivencia a un único inversor, que retiró su oferta en el último momento
"Cuando levantas inversión externa y el crecimiento se frena, comienzan las malas decisiones", alertan fuentes del sector
Más información: Estudiantes y trabajadores actualizan la deuda de GrowPro, que se acerca al millón de euros
"GrowPro es mi empresa y esto me va a perseguir toda la vida". Así se sinceró Goiko Llobet, CEO y fundador de la quebrada agencia valenciana de estudios en el extranjero, a sus centenares de trabajadores en todo el mundo.
Lo hizo en una videollamada interna con unos 200 empleados, y a la que este medio ha tenido acceso. En la reunión online, del 18 de febrero, también participaron otros ejecutivos y el abogado de la empresa.

Videollamada en la que Goiko Llobet explicó a los empleados de GrowPro la quiebra de la agencia
"Las nóminas no están garantizadas"
La plantilla esperaba con ansia el encuentro después de ver capadas las aplicaciones con las que asesoraban a los estudiantes y tramitaban sus matrículas escolares y visados. Necesitaban saber qué iba a pasar con ellos y si iban a cobrar sus sueldos de febrero.
"Las nóminas no están garantizadas", zanjó Llobet, no sin defender que los pagos "siempre han sido lo primero", y recordándoles que han cobrado todos los meses, incluido enero: "¿A cuántas personas conocéis que su empresa haya estado tres o cuatro meses sin pagarles?".

Sant Quirze del Vallès
Un argumento ampliamente esgrimido en quiebras empresariales y que no aplacó los ánimos de los empleados: "En Argentina, estamos pidiendo plata porque no nos alcanza el sueldo para vivir, nos debían pagar un bono en febrero y todos contábamos con él".
"No hay credibilidad en nada de lo que dicen" y "quiero los pagos de los servicios que he ofrecido", coincidían. Incluso hubo intervenciones que acabaron en lágrimas.
"Sé que habéis pasado por un drama y sé perfectamente lo que sufrís. Esta es mi empresa, mi responsabilidad, habré fallado en cosas, 100%, y me va a perseguir toda la vida", replicaba Llobet.
Tensión
La tensión entre la dirección y plantilla tampoco ayudó a que la propuesta del fundador de GrowPro fuera bien recibida en un primer momento. Informó de que designaría a un equipo reducido de empleados encargado de hacer las gestiones pendientes, intentando sonar convincente al aseverar que "nadie va a trabajar gratis ni espera que eso pase".
Sobre los estudiantes a los que la quiebra les ha sorprendido en plena tramitación de su viaje, explicó que estaban tratando de garantizar sus ingresos en las escuelas. Aunque "no hay un solo paso" que puedan dar sin la aprobación del administrador concursal, Insolvenza SLP, y el Juzgado de lo Mercantil 3 de Valencia, que pilota el concurso.

Los afectados por la quiebra estiman en cerca de un millón de euros la deuda de GrowPro, según la última actualización
Marcha atrás de un fondo de inversión valenciano
El encuentro también sirvió para informar de los motivos de la quiebra. Si bien el endurecimiento de las condiciones de ingreso a Australia habían provocado una gran cantidad de reembolsos y una caída en las ventas, la retirada de un inversor en el último momento le dio la estocada definitiva.
Este fondo de inversión, afincado en Valencia, había pedido exclusividad en las negociaciones, por lo que Llobet y su equipo confiaron la supervivencia de GrowPro a una sola carta. Con los juzgados cerrados durante el periodo navideño y la cuenta atrás en marcha, la oferta caducó y no la renovó.
De esta manera, la agencia siguió cobrando -hasta mediados de febrero y por orden del administrador concursal- a estudiantes interesados en salir al extranjero. Esto no hizo más que alimentar una deuda que se acerca al millón de euros, según el último recuento provisional que la plataforma de afectados actualiza, al alza, cada día. El pasivo total no ha trascendido.

Australia es el principal destino de la cartera de la quebrada GrowPro, presente en siete países
"Así me hice millonario"
Hace tan sólo siete meses, y mientras su empresa comenzaba a desmoronarse, Llobet participó en el pódcast Así me hice millonario. Sacó pecho de haber fundado la agencia con 1.000 euros, de impulsarla sin deuda bancaria y de facturar más de 40 millones anuales.
GrowPro se encontraba en pleno proceso de expansión en Brasil y Asia, con la conversión de procedimientos operativos e importantes herramientas de software. Ello, en busca de un crecimiento obligado por la entrada de capital externo.
En 2023, había cerrado dos rondas de inversión por tres millones de euros, principalmente del fondo español Kfund.
"Bomba de relojería"
"En este sector, al depender tanto de las decisiones de los gobiernos, tienes que crecer de forma sólida y consistente y olvidarte de crecimientos exponenciales que lo único que hacen es convertirte en una bomba de relojería", señala Marta Caparrós, CEO y fundadora de la homóloga YouTooProject.
Su agencia también ha sufrido los cambios migratorios en Australia y Canadá. El país de los marsupiales limitó las nuevas inscripciones en 270.000, casi la mitad de los estudiantes internacionales que se matricularon en todo 2023. Y encareció de 710 a 1.600 dólares australianos los visados de este tipo.
Esto redujo hasta un 70% las aprobaciones de visados de Colombia, por ejemplo, un mercado en el que GrowPro había crecido recientemente.
Y en vez de tratar de aumentar las ventas, YouTooProject pasó a hacer una selección aún más exhaustiva de los perfiles y adaptó su estructura. "Tuvimos que adaptarnos muy rápido y tomar decisiones difíciles respecto al equipo", recuerda la CEO, que recomienda a los afectados que guarden toda la documentación "para que otras agencias y escuelas puedan ayudarles".

Goiko Llobet, consejero delegado de la quebrada GrowPro
Antonio Cárdenas, CEO de la agencia Vivirse, advierte de los riesgos de este tipo de operaciones: "Si levantas inversión externa, vendes parte del control de tu empresa y, cuando las cosas se tuercen, el dinero manda y las decisiones pueden volverse poco éticas".
"Cuando las ventas no llegan y el crecimiento se frena, comienzan las malas decisiones: tapar agujeros con más inversión, ocultar información, ganar tiempo mientras se busca a un comprador... Todo, a costa de quienes confiaron en la empresa", resume.
Así pronosticó Goiko Llobet, con poca fortuna, el futuro de su startup: "Si tienes un producto internacional que está creciendo y le metes gasolina en un sector en el que nadie mete, tienes ventaja competitiva y puedes crecer más". El movimiento le costó la quiebra.