Grífols concluyó los nueve primeros meses del año con un beneficio neto de 87,95 millones de euros, frente a las pérdidas de 14,22 millones que registró en el mismo periodo de 2023. La farmacéutica ha fundamentado estos resultados en un incremento del 9,1% de sus ingresos, hasta 5.237 millones.
Gracias a este desempeño, el resultado bruto de explotación ha mejorado un 25% en términos interanuales, para situarse en 1.253 millones de euros.
El productor de hemoderivados ha publicado las cuentas al cierre de los mercados europeos. Sin embargo, ha podido calibrar la respuesta de los inversores en Wall Street, donde también cotizan acciones de Grífols. Poco después de la media sesión, sus acciones se anotan subidas próximas al 7%.
La compañía ha aclarado que el resultado se ha visto condicionado por el impacto negativo derivado de los gastos financieros y fiscales extraordinarios motivados por la venta de la participación del 20% en Shanghai RAAS y el empleo de los ingresos para reducir deuda.
Recorte de deuda
Sin este elemento, los beneficios de Grífols se hubieran elevado a 264 millones de euros.
El efecto positivo se ha dejado sentir en el endeudamiento de la compañía. La deuda neta se ha reducido a 9.208 millones de euros, cerca de 200 millones menos que al cierre del segundo trimestre. Respecto a hace 12 meses, la cifra se ha reducido cerca de un 14%.
Así, la ratio de apalancamiento se situó en 5,1 veces a cierre del periodo, cifra que mejora respecto a 5,5 veces del segundo trimestre y a 6,8 veces del primer trimestre, y la posición de liquidez era de 704 millones. Además, Grífols ha ratificado sus objetivos para el año en curso.