Cristina Farrés Aleix Ramírez

Jaume Guardiola se convirtió en presidente del Círculo de Economía el 13 de julio de 2022. Ha superado dos terceras partes de su mandato en una organización que aspira dejar enfocada para que se convierta en el gran think tank del mundo económico catalán, un espacio de diálogo y reflexión amplia del que surjan propuestas en clave propositiva. En una sociedad que cambia a ritmo vertiginoso, indica que es la fórmula para blindar su influencia.



Todo ello, en un momento político álgido en Cataluña, marcado por el fin de las mayorías independentistas en la Generalitat y con la promesa del inminente retorno de Carles Puigdemont de telón de fondo; y en un momento económico de tensión en Cataluña por la OPA del BBVA al Banco Sabadell. Dos entidades que, precisamente, Guardiola conoce de primera mano, ya que ha pasado por las altas direcciones de ambas; desempeñando el cargo de consejero delegado del banco opado durante 13 años antes de abrir un nuevo periodo profesional que le llevó a ser el ganador de las primeras elecciones del Círculo.

¿Cómo valora el cambio político en Cataluña tras el visto bueno de las bases de ERC al acuerdo de investidura de Salvador Illa?
En la nota de opinión que emitimos en mayo con motivo de nuestra última reunión anual, apostábamos por iniciar una nueva etapa, por la ruptura de bloques y la transversalidad. En este sentido, decíamos que lo que le convenía al país era el pacto y la transacción para llevar a cabo políticas ambiciosas. En tiempos de polarización que degrada la capacidad transformadora de la política, creíamos que había llegado la hora de la transversalidad para avanzar colectivamente.

El acuerdo va en esta línea y, en este sentido, la valoración es positiva.

Ahora bien, también es cierto que va a ser un gobierno en minoría con muchas dificultades para implementar el acuerdo. Es el momento del coraje político, que tiene que contar con el acompañamiento exigente, pero cómplice, de los otros liderazgos del país, sociales y empresariales. Porque sin esta alianza múltiple no habrá manera de empezar una nueva etapa que tiene que permitir impulsar un cambio de modelo productivo, realista y ambicioso, que nadie podrá hacer solo.
¿Cómo valora la ‘financiación singular’ pactada entre ERC y PSC?


El acuerdo modifica el status quo y no deja de ser una cosa muy parecida al pacto fiscal. Cumple con los requisitos de autonomía financiera, de responsabilidad fiscal y, según cómo se formule, también de solidaridad y equidad. Las instituciones catalanas siempre hemos pedido que se tenga en cuenta el concepto del coste de vida ajustado. De momento, la música suena bien.
El Círculo de Economía se ha posicionado a favor de una reforma de la financiación. ¿La propuesta encaja con sus planteamientos?
El Círculo siempre hemos apostado por reformar un modelo caducado, injusto, incomprensible y fuera de contexto. Hemos defendido una propuesta federal, una vía que vio la luz en uno de los momentos álgidos del procés. En ese momento ya hablábamos de modelo de financiación, cambio constitucional y de buscar un mecanismo para solucionar el encaje de Cataluña.

Cualquier opción es válida siempre que quien gestione el gasto tenga la misma capacidad para gestionar los ingresos. El nuevo acuerdo de financiación es ambicioso. Su implementación será complicada tanto políticamente como en los aspectos técnicos. Un camino lleno de obstáculos, pero, al mismo tiempo, una oportunidad para construir un nuevo marco de encaje de Cataluña que cuente con un amplio apoyo de la ciudadanía. 
¿El contexto político para plantear una reforma de la LOFCA?
En este momento hay una confrontación y polarización brutal en la sociedad española, parecida a la situación que se vivió en Cataluña hace un tiempo. Pese a todo, los votos de los partidos independentistas son necesarios para obtener las mayorías y, por lo tanto, se genera un clima de oportunidad. La situación es compleja, pero la política catalana y española nos ha dado tantas sorpresas que cualquier escenario es posible.

El presidente del Círculo, Jaume Guardiola, cree que legislar la salida del sistema común tiene una alta complejidad Gala Espín

Las últimas jornadas del Círculo dejaron claro que el empresariado recela de la OPA de BBVA al Sabadell. Dos meses después y conociendo más detalles de la operación, ¿cómo ve la operación?
Mis más de 40 años de vida laboral han estado vinculados a las dos entidades, por lo que intento no dar mi opinión. Lo que sí expongo es que existe un debate real sobre la competencia. El sector bancario en España ha vivido un gran proceso de concentración y cada nuevo paso que se da puede ser peligroso por la consiguiente modificación de las condiciones del mercado. En este caso concreto, afecta a la financiación de las pymes.
En banca minorista se mezclan autónomos, comercios o empresas unipersonales que trabajan con una o dos entidades; pero el mundo de la empresa y de las pymes lo hace con tres o cuatro. Las grandes compañías capean mejor los momentos de tensión porque tienen capacidad para acceder al capital extranjero u otros mecanismos de financiación; pero las que presentan una facturación media, que son las principales generadoras de empleo, tienen pocas posibilidades de ir más allá. Por lo que deben disponer de opciones y no limitar más la competencia.
¿Qué puede destacar en términos de afinidades y diferencias entre las dos entidades implicadas en la OPA?
[Ríe] Me he olvidado de ejercer el oficio de bancario.
¿Cataluña pierde sin un banco como el Sabadell?
Es una evidencia, pero esto no debe condicionar una decisión económica. En un mundo de empresa libre, las decisiones se toman en función de lo que dicen los mercados. Hay organismos de competencia y son ellos los que deben supervisar el proceso. Dicho esto, Cataluña perdería a un actor crucial de su ecosistema económico.
Este verano ha regresado el debate sobre la turismofobia, ¿Cataluña hace una buena gestión de la llegada de visitantes?
Frente a la turismofobia se debe gritar con voz alta que Cataluña tiene que agradecer lo que ha aportado y aporta esta industria al territorio. No podemos olvidar los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 o el hecho que si el aeropuerto de El Prat tiene conexiones con Europa y el mundo, es gracias al turismo. Ofrece ventaja a Barcelona y al conjunto del país para llegar a la industria del conocimiento que todos queremos, entre otros objetivos. La crisis del 2007 se superó, en gran parte, por el turismo. La salida del Covid no se puede entender sin la espectacular reactivación de esta actividad.
Barcelona ha hecho un buen trabajo en la creación de un valor de marca, tanto desde Fira de Barcelona como desde Turisme. Dicho esto, coincidimos en el diagnóstico del sector. La ciudad ha llegado a su límite y ahora se debe generar una oferta de calidad. Se tiene que captar turismo de valor añadido, desestacionalizar y repartir la actividad por todo el territorio. En el Círculo de Economía estamos convencidos de que se tomarán las decisiones correctas para completar esta transición.

Imagen de la entrevista de Jaume Guardiola con Crónica Global Gala Espín Barcelona

También claman por la colaboración público-privada para resolver el problema del acceso a la vivienda. Un mes después de presentar su nota de opinión específica sobre esta materia, ¿hay algún avance respecto a sus propuestas?
Mantenemos viva la interlocución con el Gobierno y el Ayuntamiento de Barcelona, así como con otras administraciones. El problema de la vivienda no es único de la capital catalana, lo sufren las ciudades que tienen capacidad de atraer talento externo y visitantes. Y lo condiciona todo, porque de la vivienda depende la creación de un determinado proyecto de vida. Hace falta paciencia, mirada larga y entender que la solución no llegará con una sola medida. La colaboración público-privada es esencial y se deben buscar todos los mecanismos para que la oferta llegue al mercado.
En este contexto, el Círculo rechaza el control de los alquileres. A corto plazo puede tener un efecto, pero a la larga reduce la oferta y crea una situación contradictoria respecto de las intenciones iniciales. Parece increíble que un país como España haya superado una gran crisis inmobiliaria y no se hayan aprovechado opciones como la Sareb para impulsar un gran parque público de vivienda.
¿El diagnóstico para la vivienda es compartido, también las soluciones?
No. En la última visita de la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, a nuestra casa [a finales de junio] quedaron constatadas notables diferencias de posicionamientos. Hay mucho capital político en las leyes de vivienda. La gestión pública se debe realizar con base a las evidencias. Una de ellas es que la medida de la reserva del 30% del suelo de las obras nuevas o rehabilitaciones mayores en Barcelona se tienen que destinar a VPO ha sido un desastre. En estos casos, lo más normal sería dar marcha atrás y replantear la ley.

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