“Oye, va a haber una exhibición de Fórmula 1 en Barcelona por la Casa Batlló, aguanta que lo veamos”, le dice una mujer a su hijo, de no más de 8 años, a la salida de un supermercado ubicado en un barrio obrero de Barcelona. Él, interesado y en apariencia aficionado a las carreras de monoplazas, quiere saber cuándo será.
El F1 Live Barcelona Road Show tendrá lugar a partir del 15 de junio, en vísperas del GP de España que se celebrará en el Circuit de Barcelona-Catalunya el día 23. El trazado de Montmeló acoge la prueba de forma ininterrumpida desde 1986, pero esta ocasión se presenta distinta: será la primera carrera después de conocerse que, a partir del 2026, el GP de España se correrá en Madrid. Ayuntamiento y Generalitat no tiran la toalla y confían en retener el Gran Circo después de esa fecha con actos como el del paseo de Gràcia.
¿Dos GP de F1 en un mismo país?
La empresa es complicada. Hay cola para acoger una carrera de Fórmula 1, por lo que es poco (o nada) habitual que un país organice más de un Gran Premio en una temporada. Sí ha ocurrido de forma excepcional cuando se ha celebrado un GP de Europa. Pero esos tiempos parecen superados. Incluso ha cambiado la propiedad de la competición, ahora en manos de Liberty. Los cánones se mueven en el entorno de los 50 millones; Cataluña abona hoy por hoy la mitad. ¿Se está dispuesto a realizar tal esfuerzo?
Las instituciones y los empresarios se muestran optimistas y consideran que Barcelona y Madrid son compatibles. Sin embargo, la pregunta que hay que responder es si se está a tiempo de mantener la F1. El Govern y el consistorio barcelonés lo tienen claro: sí. Y en este escenario se enmarca el F1 Live Barcelona Road Show, un macroevento que espera reunir a más de 100.000 visitantes, adultos, jóvenes y niños, entre ellos, muchos aficionados que, por precio y ubicaciones, no pueden disfrutar in situ de este deporte que mueve masas.
Adiós a la etapa Colau... ¿demasiado tarde?
El lugar elegido para la exhibición también es estratégico: la milla de oro, el paseo de Gràcia, una de las arterias comerciales más transitadas de España, lugar turístico donde los haya, con monumentos como la Pedrera y la Casa Batlló. Es un aviso a navegantes. Barcelona quiere la F1 y muestra músculo. No en vano, el impacto económico de este deporte es muy elevado para la ciudad y para toda la comunidad (el retorno fiscal para la Administración supera los 49 millones, en datos del 2022).
El presidente de la Associació del Passeig de Gràcia, Luis Sans, considera que el trabajo realizado en el marco de las negociaciones para renovar el contrato de la F1 es “fantástico”. En sus palabras, demuestra el “compromiso” del nuevo equipo de gobierno, encabezado por el socialista Jaume Collboni, con este deporte, en contraposición con el “mensaje opuesto” que se transmitía en la etapa de Ada Colau. Entiende, además, que es un acierto tanto para promocionar el paseo de Gràcia como Barcelona y Cataluña en su conjunto.
El impacto económico
Fuentes cercanas al Circuit recuerdan que esta instalación es una infraestructura clave para la industria de la automoción, la innovación y la captación de talento con influencia sobre el área de Barcelona. Y, en este ámbito, la F1 es el principal negocio del circuito. Se calcula que el GP riega la economía catalana con 200 millones de euros, genera trabajo, y que los tres días de clasificación y carrera llenan hoteles (para muchos de ellos, la Fórmula 1 supone un tercio de sus resultados anuales... o más) y restaurantes del área metropolitana.
Pero Montmeló es mucho más que la F1. Su plan estratégico, que incluye la cesión de la gestión a Fira de Barcelona a partir de 2025 y durante 20 años, establece mejoras en la administración para reforzar la digitalización, la sostenibilidad y el vínculo con el territorio. De ahí la apuesta por realizar eventos en Barcelona y por la apertura de nuevos modelos de negocio relacionados con ferias y congresos, ocio, conciertos, cultura, e-sports y movilidad sostenible. El Gran Circo no es esencial, pero ayuda mucho a la proyección internacional de Cataluña. Por eso el interés (y las prisas, tras el desdén de la etapa Ada Colau) por retener las carreras de monoplazas aunque Madrid haya arrebatado el GP de España.