No será una salida a bolsa más. A falta de conocer los detalles definitivos del salto al parquet de Grupo Puig, las valoraciones que se barajan sobre el gigante de perfumería y belleza se sitúan en torno a los 10.000 millones de euros, lo que catapultará a la compañía directamente al selecto grupo de empresas que conforman el Ibex 35.
En su anuncio preliminar de inicio de cotización, Puig ha señalado como referencia su intención de obtener en el proceso algo más de 2.500 millones de euros, con una oferta doble, articulada a través de una suscripción de acciones de nueva emisión y la venta de un porcentaje en manos de la familia fundadora, que controla la práctica totalidad del capital actual.
Multiplicadores de comparables
Dado que la intención del accionista es mantener una participación mayoritaria tras la salida a bolsa y que el porcentaje mínimo de colocación sitúa entre el 20% y el 25%, los analistas estiman que la capitalización de Puig estaría en ese entorno, próximo a la decena de millardos.
Para las estimaciones, se han tenido igualmente en cuenta determinados multiplicadores que presentan las cotizaciones de compañías con negocios similares, como los gigantes franceses LVMH (la mayor empresa del Viejo Continente por capitalización) y Christian Dior, cuyo precio en los mercados representa entre 11 y 15 veces su resultado operativo (Ebitda).
Como sucediera hace nueve años con Aena y Cellnex Telecom, que debutaron en bolsa en el primer semestre de 2015, el tamaño de Puig y un adecuado capital flotante mínimo que asegure la liquidez catapultará a la acción al Ibex. Algo que también sucedió de forma más reciente con la filial de renovables de Acciona, que permanece en el selectivo tras su estreno en el parquet hace tres años.
De confirmarse estas cifras, el tamaño bursátil de Puig se situaría a la altura de valores como ACS e IAG, que figuran en la mitad de la tabla del indicador, por detrás de los grandes bancos y energéticas y valores como Inditex, Ferrovial, Telefónica y Cellnex.
Operación puramente financiera
No obstante, los pequeños accionistas deberán esperar al debut efectivo de Puig para adquirir acciones, dado que la oferta va dirigida en exclusiva a inversores cualificados.
Una circunstancia que está en línea con el carácter puramente financiero de la operación, que persigue casi en exclusiva la obtención de fondos para financiar el ambicioso plan de crecimiento de la empresa, que ha sido capaz de multiplicar por más de dos su facturación en los últimos cuatro años.
Previamente a la salida da bolsa, Puig Brands, que así ha sido rebautizada la matriz para la ocasión, ha estructurado su capital en dos clases de acciones, con diferentes derechos políticos. En el caso de los títulos clase A, cada uno representa cinco derechos de voto; en cambio, a cada acción clase B le corresponde un derecho de voto en la junta.
Tanto las nuevas acciones que se emitirán para la salida a bolsa como las que pondrá a la venta la familia fundadora serán de esta segunda clase; de ahí que la comunicación oficial de Puig haga hincapié en que el accionista conservará "una gran mayoría de los derechos de voto".
Igualdad económica
Las estimaciones que se apuntan en el mercado sitúan esta mayoría en torno al 85%, aunque los nuevos socios podrían comprar en torno a un 30% del capital.
Con todo, el atractivo radicará en que ambas clases de acciones tiene los mismos derechos económicos, lo que se traduce en que, en el más que probable caso de que se repartan dividendos, éste será idéntico para todos.