Ganadores y perdedores. La resolución del caso Celsa, que homologa por primera vez un plan de reestructuración empresarial, ha frustrado todas las esperanzas de los Rubiralta. Los dueños de la acerera deberán ceder el control de la histórica empresa a los fondos acreedores, cuya rotunda victoria se recoge en la prolija sentencia firmada por el juez Álvaro Lobato. Aunque el magistrado avanza en el texto que no prevé un traspaso pacífico entre las partes.
La sentencia del Juzgado Mercantil número 2 de Barcelona rebate pormenorizadamente todas las alegaciones de la ilustre familia catalana. El magistrado refuta tanto la batería de cuestiones prejudiciales como las quejas sobre el contenido y la forma del plan de reestructuración. Tampoco acepta los informes alternativos al de Lexaudit, el asesor independiente designado por el juez para buscar una salida a la deuda de Celsa superior a 3.000 millones de euros.
Deutsche Bank
Por tanto, el caso tiene una difícil si no imposible vuelta de hoja. Los principales vencedores de esta batalla son Deutsche Bank y el resto de fondos. Hasta hace unos meses, Goldman Sachs formaba parte de este grupo hasta que vendió su paquete de deuda. En España, las riendas del gran banco de inversión estadounidense las lleva Olaf Díaz-Pintado, un histórico financiero que asumió la jefatura de la firma en el país en 2010.
La entidad alemana está dirigida en España por Íñigo Martos. El ejecutivo desembarcó en Deutsche Bank en julio del año pasado, poco después de que naufragase el primer intento de acuerdo entre los Rubiralta y los fondos. Fue esta falta de entente la que abrió la vía del plan de reestructuración.
Kutxabank, colgada de la brocha
La cohorte de acreedores se completa con las firmas SVP -representada en el mercado español por Alvaro Fabián-, Cross Ocean, Anchorage, Golden Tree, Attestor, Sculptor y Capital Group.
En este grupo no se incluye Kutxabank, la entidad dirigida desde el pasado marzo por Eduardo Ruiz de Gordejuela y presidida por Antón Arriola -quien fue responsable de Goldman Sachs en España-. La entidad vasca fue la única que se apeó de las demandas del resto de fondos al considerar que no había riesgo de insolvencia. También pesó en su decisión la vinculación con la siderúrgica a través de la íntima relación en la actividad de Nervacero y Celsa Atlantic.
El banco con sede en Bilbao sostuvo que la compañía echaría el cierre en cinco años de prosperar el plan de reestructuración, extremo que no ha sido compartido por el magistrado. Ahora, Kutxabank deberá lidiar por su cuenta con el pasivo que le debe Celsa, y deberá hacerlo con los nuevos gestores que escojan los fondos.
Lexaudit 'gana' a Lazard
El otro triunfo del juicio se lo apunta Lexaudit. La firma fundada por Luís Arqued y Josep Maymí, socio que participó activamente en el caso, determinó que la siderúrgica tenía un valor de entre entre 2.400 y 2.800 millones de euros, insuficiente para afrontar sus obligaciones de pago. Por contra, el informe encargado por la hasta ahora propiedad de Celsa a Lazard dobló esta cantidad hasta cerca de 6.000 millones.
Finalmente, el juez ha considerado que la valoración de Lexaudit responde más certeramente al estado actual y las expectativas de la empresa. Y, de paso, le ha dado algunos tirones de orejas a los Rubiralta por su "escasísimo acierto de las previsiones" del equipo directivo y por la falta de evidencia sobre el negocio de oro del llamado acero verde.
De resultas de su victoria judicial, Lexaudit y otros asesores se embolsarán cerca de 26 millones de euros.
¿Qué pasará con los Rubiralta?
En este elenco de protagonistas faltan los Rubiralta. Actualmente, en el consejo de administración de Celsa se sientan Francesc Rubiralta Rubió, presidente ejecutivo, y sus hermanos Carola e Ignasi. Lo completan los directivos Francesc Messegué y Juan Carlos Orozco, y dos vocales independientes: Jorge Sendagorta Gomendio, presidente honorífico de Sener, y Javier Pujol Artigas, consejero delegado de Ficosa.
En el juicio, el de Pujol fue uno de los alegatos más encendidos en favor del clan Rubiralta. Pero lo cierto es que tanto él como el resto de consejeros tienen los días contados en un consejo del que seguramente no sobreviva ninguno de sus miembros.
Un traspaso difícil
A partir de ahora empieza a correr el reloj para que una de las mayores corporaciones industriales españolas pase a manos de directivos extranjeros, como avanzaron los fondos ayer por la tarde. El juez, en previsión de que el traspaso sea díficil, subraya en la parte final de la sentencia que Lexaudit tiene plenos poderes para ejecutar el plan de reestructuración, lo que incluye poner en sus manos los recursos físicos y electrónicos para llevar adelante este objetivo. Aunque no pone plazos a la operación, el primer paso es la autorización expresa del Gobierno, como informó este medio.
Los Rubiralta removieron Roma con Santiago para desalentar a los fondos. Conviene recordar que tanto el Gobierno como la Generalitat lanzaron mensajes en público (y en privado) en favor de la gestión de la saga catalana. Incluso la patronal europea del acero entronizó en noviembre de 2022 a Francesc Rubiralta como su presidente. Pero, finalmente, este pressing no ha conmovido a los acreedores ni, lo que es más importante, al juez. Celsa deberá cambiar de propietarios.
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