La pesadilla del acelerón en el coste de las hipotecas está lejos aún de llegar a su final aunque, tras la conclusión del primer semestre de 2023, comienza a verse la luz al final del túnel. El comportamiento del euríbor en lo que va de mes permite vislumbrar un leve descenso en relación con el tipo medio del mes anterior, una circunstancia que no se producía desde hace 20 meses.
En concreto, diciembre de 2021 fue el escenario temporal del último descenso del tipo al que se referencia la parte variable de la mayoría de los préstamos hipotecarios. Por entonces, el descenso registrado con relación a la media del mes anterior fue de 15 puntos básicos, para situarse en el -0,502%.
Subida meteórica
A partir de entonces, más de año y medio de continuas e intensas alzas, que han elevado el tipo algo más de 4,5 puntos; de hecho, julio cerró con un euríbor medio del 4,149%, que supone la cota más alta de los últimos 15 años.
Durante los primeros días del mes de agosto se ha apreciado una tendencia a la baja, inédita en todo el periodo citado, que hace que el tipo medio en lo que va de mes se sitúe en el entorno del 4,05%.
Un retroceso leve que, de confirmarse en las próximas semanas, no tendrá un efecto en exceso apreciable en las cuotas hipotecarias, pero que, más allá de un momento concreto, supone un punto de inflexión que marcará el inicio de un descenso del euríbor que desembocará, entonces sí, en una rebaja del coste de los préstamos para la primavera de 2024.
A partir del primer trimestre de este año ya se está registrando un descenso en el ritmo de subida de las cuotas, pese a que el euríbor ha seguido su escalada, dado que el cálculo se efectúa frente a la referencia de hace 12 meses.
Alzas a menor ritmo
De mantenerse la tendencia de los primeros días, aquellos hipotecados que revisen sus cuotas con el tipo de agosto sufrirán un incremento de la parte variable de 2,8 puntos, frente al diferencial de 3,15 puntos que debieron afrontar los tenedores de este tipo de préstamos en julio.
El grueso de las subidas se concentró entre julio y noviembre de 2022, cuando el euríbor escaló cerca de 2,9 puntos en apenas cinco meses; el tipo reprodujo entonces las primeras subidas del precio oficial del dinero en la eurozona por parte del Banco Central Europeo (BCE), cuyas revisiones más intensas en busca de tratar de frenar la escalada de la inflación se dieron en esos meses.
Del mismo modo, la tendencia a la baja que está reflejando el mercado en este mes de agosto, por vez primera en algo más de año y medio, se debe al efecto de que se descuenta que el organismo emisor llevará a cabo una subida de tipos más, de 25 puntos básicos (que dejará el tipo medio en el 3,75%), dado que la moderación de la subida de los precios es cada vez más evidente.
Además, el fantasma de la recesión ha empezado a asomarse a algunas de las principales economías del Viejo Continente, debido al efecto de enfriamiento provocado por el brusco giro en la política monetaria de la eurozona; un elemento que, bajo la consideración de los expertos, también será tenido en cuenta por el consejo de gobierno del BCE a la hora de poner fin a las alzas de tipos y pasar a una fase de observación.
La banca, a la expectativa
Por su parte, las entidades financieras también predicen un cambio de rumbo en el comportamiento del mercado hipotecario. En las distintas presentaciones de los resultados correspondientes a los seis primeros meses del año, los ejecutivos de la banca estimaron que las notables alzas en el margen de intereses que han servido de base para registrar los beneficios más elevados en más de una década tendrían su fin en el tercer trimestre de 2023, dado que la curva de tipos comienza a marcar un progresivo descenso.
La progresiva repreciación de los préstamos está tocando a su fin para pasar a una fase de estabilización, que se prevé como el escenario más probable con vistas a los dos próximos años.
Mora contenida
Por el momento, este periodo está siendo superado por el sector sin apenas incrementos en las ratios de morosidad, lo que ha supuesto una grata sorpresa para las entidades, que incluso habían reforzado sus provisiones con vistas a un previsible repunte.
En este punto, los ejecutivos han atribuido esta tendencia al comportamiento de la economía española, que ha superado las expectativas, en especial en lo referido al mercado laboral, clave para evitar males mayores ante un escenario de abrupta subida de costes como el que se ha dado.
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