Drones de la Universidad Politécnica de Valencia, como los que se usan en el ámbito rural, parecen no haber encajado en el campo catalán  / EFE

Drones de la Universidad Politécnica de Valencia, como los que se usan en el ámbito rural, parecen no haber encajado en el campo catalán / EFE

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El campo catalán se resiste a la invasión de los drones

Muchos agricultores catalanes descartan el uso de esta tecnología por su elevado coste y la falta de subvenciones

24 abril, 2023 00:00

El dron se ha convertido en un gran aliado en el ámbito rural, permitiendo a los agricultores el control de sus explotaciones desde el aire.

Son capaces de monitorear cultivos en tiempo real, de controlar el estrés hídrico de una planta o de identificar plagas, entre otras cosas, lo que supone un alivio en cuanto a mano de obra, y una garantía, en el caso de grandes extensiones de terreno cultivado. Sin embargo, parece que su uso no ha acabado de cuajar en la huerta catalana.

Mucha inversión y poca subvención

Así lo afirma el fundador de Cenital Drone, Nicolás Barrera, quien reconoce que, a pesar del crecimiento exponencial de esta tecnología en todo tipo de servicios y empresas, en el campo catalán no ha acabado de encajar por diversos motivos.  

“Hemos dejado de lado la agricultura de precisión” porque, “aunque es bastante válida para campos de naranjos, para la producción de la uva y para trabajos fitosanitarios, cuesta convencer e introducir nuestros sistemas en un sector castigado económicamente por los precios, los costes de producción y las subvenciones”.

Explotaciones más grandes

Cenital Drone, explica su fundador a Crónica Global, ha llegado a hacer demostraciones de fumigación agrícola. Sin embargo, insiste en que este tipo de agricultura ha tenido mejor acogida en la costa de Levante, en Andalucía o en el centro de España, que en Cataluña. El motivo, afirma Barrera, es porque tienen extensiones de terreno más grandes. Con todo, lamenta, “a esos posibles clientes no podemos acceder, por cuestiones de distancia”.

Dron en un cultivo de Andalucía / EP

Dron en un cultivo de Andalucía / EP

“Ocurre lo mismo que con las renovables. Comparativamente, aquí tenemos un parque solar pequeño y tira más el sector audiovisual, porque Barcelona tiene un reclamo muy grande. En energía solar empezamos a trabajar en 2017-2018, había poca competencia e hicimos proyectos en Córdoba, Logroño, Toledo, pero cada vez hay más oferta de empresas locales, aunque mantenemos uno de los colaboradores que tiene sede en Teruel y está haciendo grandes extensiones de parque solar”. Cenital Drone continúa haciendo inspecciones de parques solares en Lleida, Girona, Vallès y Teruel. Sin embargo, “tenemos una temporada corta de condiciones climáticas específicas para poder usar la cámara termográfica de los drones, a partir de abril. Más al sur, de Valencia y Madrid para abajo, la temporada es más extensa”.

Un sobrecoste inasumible

También el fundador de la cerveza verde de aceitunas Oliba Beer Garden, Iván Caelles, apunta que la aplicación de los vehículos no tripulados en la agricultura no ha agarrado en Lleida: “Yo mismo he pensado en poner drones, pero no he mostrado interés en alquilarlos por la dependencia”. Con esto, se refiere Caelles, a que el uso de los drones está supeditado a que el agricultor se vincule una empresa, que será la que aporte, desde el servicio, hasta el piloto de los aparatos.

“Los agricultores autogestionamos las máquinas y es una manera de no tener sobrecostes”, motivo por el que el resto de agricultores que conoce, también han descartado su uso. Además, “en cuanto a la capacidad fitosanitaria, si para hacer una hectárea hay que hacer diez viajes, no sale a cuenta en comparación con la sulfatadora”.

No encaja en la ganadería 

Tampoco en la ganadería encaja el uso de los drones por diferentes motivos. Según el titular de la explotación de Aviram Granadella, Josep Piñol, “en una granja agrícola es muy complicado desplegar estos aparatos, ya que si metemos drones, los ruidos y movimientos bruscos pueden intimidar a los animales. En este caso, explica Piñol, se ha optado por otra alternativa que consiste en instalar unos robots cámaras que están colgados de arriba, se pasean, y hacen vídeos sin molestar”.

Las explotaciones de aves se decantan por una tecnología menos invasiva para los animales / JARC

Las explotaciones de aves se decantan por una tecnología menos invasiva para los animales / JARC

“Podemos ver problemas de digestión, alimentación, ahorro de pienso y energía con costes bajos con la temperatura necesaria”. Estas cámaras distinguen si los animales tienen frío o calor, si están a gusto, y son capaces de detectar síntomas de malestar o preenfermedad. En cuanto a inversión, “no se amortiza en un año ni en dos, pero son muchos animales”. Piñol explica a este medio que cada nave, –--con 2.200m2 y 40.000 animales-- tiene un un robot y otro que ayuda. “Pese a las aves muertas, identifica si son machos o hembras y nos ahorra trabajo físico”.