La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez / EP

La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez / EP

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Así se apuntó un tanto la ministra Sánchez al resolver por las bravas la crisis en Renfe

La compañía y sus filiales retrasan una semana los consejos previstos para los próximos días para dar algo más de tiempo al nuevo presidente

26 febrero, 2023 00:00

Las últimas semanas han sido muy complicadas en el Ministerio de Transportes como consecuencia de la ya denominada “crisis de los trenes”. Sin embargo, éste no fue sino el último episodio de una batalla larvada en el tiempo entre los dos protagonistas de las dimisiones forzosas del pasado lunes: Isaías Táboas como presidente de Renfe e Isabel Pardo de Vera, como secretaria de Estado. Una resolución del problema por las bravas a cargo de la ministra, Raquel Sánchez, que le ha supuesto apuntarse un tanto cuando llegó a ver incluso peligrar su cargo.

La polémica por el error a la hora de encargar los trenes que debían circular por las líneas de Cercanías de Asturias y Cantabria, dado que sus dimensiones no les permitían atravesar los túneles existentes en los recorridos, no fue sino el último episodio de la guerra Táboas-Pardo de Vera, que adquirió elevada temperatura a raíz del fiasco que supuso la llegada de la alta velocidad a Extremadura.

Un episodio que generó no poco ruido en Moncloa, a costa de las múltiples quejas por parte de los ciudadanos de esta Comunidad Autónoma, a la sazón uno de los tradicionales feudos socialistas.

Por entonces, la ministra Sánchez quedó en un segundo plano ante el choque entre el presidente de Renfe y la secretaria de Estado (y anterior presidenta de Adif), que pretendían exactamente lo mismo pero en sentido contrario, esto es, que la otra parte asumiera su responsabilidad.

Síntomas de debilidad

Fuentes próximas al Ministerio señalan que la falta de liderazgo que por entonces evidenció la titular de la cartera no fue vista con buenos ojos en el Gobierno y, en cambio, fue interpretada como un síntoma de debilidad por parte de su número dos y, al mismo tiempo, una oportunidad para ganar peso en Transportes. 

Lo cierto es que con el paso del tiempo el problema amenazó con enquistarse. La indignación iba en aumento entre los extremeños, que acumulaban horas de TV y radio denunciando lo que consideraban poco menos que una humillación. 

Isabel Pardo de Vera, exsecretaria de Estado de Transportes y antigua presidenta de Adif / EP

Isabel Pardo de Vera, exsecretaria de Estado de Transportes y antigua presidenta de Adif / EP

“La inacción de la ministra envalentonó a la secretaria de Estado, que cada vez quería intervenir en más asuntos y tomar decisiones que incluso sobrepasaban sus competencias”, apuntan las citadas fuentes, que además añaden que estas circunstancias estaban convirtiendo en insostenible la situación en el departamento.

El episodio con los trenes para Asturias y Cantabria fue gasolina para aquel incendio que empezó a amenazar claramente la supervivencia de la exalcaldesa de Gavá como ministra, entre rumores de que los cambios en el Gobierno que planeaba el presidente, Pedro Sánchez, irían más allá de la mera sustitución de los miembros designados como candidatos para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.

Preparado

La primera medida, consistente en la destitución de dos mandos intermedios de carácter técnico de Renfe y Adif envalentonó más a Pardo de Vera y motivó un aviso serio desde Moncloa para la ministra: urgía una solución contundente porque no hay peor crisis que aquella cerrada en falso. 

Las fuentes consultadas apuntan que Táboas tuvo conocimiento durante los días anteriores, probablemente por su cercanía a las filas de los socialistas catalanes, que Raquel Sánchez estaba barajando muy seriamente la opción de solicitarle su dimisión.

Por sorpresa

A quien sorprendió por completo fue a la número dos del departamento, que creía tener mayor ascendencia sobre quien hizo posible su nombramiento desde la presidencia de Adif. La llamada en la mañana del pasado lunes de la ministra fue todo un golpe sin tiempo para esquivarlo.

Una manera de resolver una crisis que no ha pasado desapercibida en el Palacio de la Moncloa. Como casi todas las personas que aterrizaron en el Gobierno en la que ha sido la gran crisis del Ejecutivo en toda la legislatura, Raquel Sánchez llegó en silencio y como una desconocida para el gran público, más allá del municipalismo catalán. 

Consejos aplazados

Pero, a partir de esta drástica decisión, ya no es una más. Algo en lo que ha sido determinante el respaldo del primer secretario del PSC, Salvador Illa, cuyo papel en estos movimientos ha sido más que relevante. También lo ha sido en la designación de Raül Blanco como nuevo responsable de Renfe, como ha informado Crónica Global

Su meteórico aterrizaje ha hecho que, de momento, se hayan aplazado los consejos de la operadora y de sus filiales, que estaban previstos para la semana entrante y que se retrasarán hasta la siguiente, con el fin de facilitar la llegada de Blanco, cuya agenda de reuniones y encuentros en estos días es prácticamente inabordable. 

Bien recibido

Según ha podido saber este diario, el que fuera secretario general de Industria ha pedido algo de tiempo para realizar consultas y planificar sus primeros pasos en la operadora ferroviaria pública, aunque parece ser que cuenta, en líneas generales, con las personas que han estado próximas a Táboas a lo largo de su gestión. 

La llegada del nuevo presidente ha sido bien recibida en la casa, en la que se tiene una imagen positiva de su profesionalidad y dedicación aunque también se admite que por delante tiene grandes y complicados retos, en especial desarrollar la estrategia de la internacionalización, y no demasiado tiempo para la tarea.