Interior de un supermercado con productos de alimentación / EP

Interior de un supermercado con productos de alimentación / EP

Business

Los ‘super’ y las tiendas acumulan ocho meses con caída de ventas en alimentación

El efecto de la elevada inflación, que se ha dejado sentir especialmente en estos productos en la segunda mitad del año, hace mella en el comercio minorista

9 enero, 2023 00:00

La radical subida de los precios a lo largo de 2022, que llevó las cotas de inflación por encima de dos dígitos tras el ecuador del ejercicio, ha tenido efectos colaterales en el comportamiento de los consumidores pero, especialmente, en lo que se refiere al segmento de la alimentación, sin duda uno de los más penalizados por el impulso de los precios.

La tendencia se refleja en las cifras de comercio minorista referidas a este tipo de productos. Desde el pasado mes de abril, el índice que elabora cada mes el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja descensos consecutivos en tasa internanual en el subconjunto de alimentación.

Bajón en noviembre 

Es decir, que desde el final del primer trimestre de 2022, los diferentes tipos de distribuidores (tiendas de barrio, pequeñas cadenas, supermercados y grandes superficies) están vendiendo menos en alimentación que en los mismos meses de 2021.

En este sentido, la cifra correspondiente al mes de noviembre, publicada a finales de diciembre por el INE, refleja un descenso de este subconjunto del 3,6%, una vez corregidos los efectos de estacionalidad y calendario, que se amplía al 4% en el índice original, sin tener en cuenta estos factores.

Tendencia

Una cifra que contrasta con el descenso del índice general de comercio minorista (-0,6%, también en tasa interanual) y también con la bajada del 2,5% que presenta si se le resta el elemento de las estaciones de servicio, que habitualmente introduce factores de volatilidad.

Sin embargo, el fenómeno no es propio del último mes del que hay datos disponibles. La tendencia se repite desde el pasado mes de abril y, desde entonces, tan sólo en dos meses coincide con un descenso del índice general: además del citado noviembre, sucedió en julio, con un retroceso del índice general del 0,5%.

Máximos de cuatro décadas

Precisamente, julio fue el mes en el que el Índice de Precios al Consumo (IPC), la referencia para la medición del comportamiento de la inflación, alcanzó las cotas más elevadas del año, con un 10,8% en tasa interanual, que también supuso la cifra más elevada de los últimos 38 años.

En 2022, la inflación encadenó tres meses consecutivos con incrementos interanuales de dos dígitos antes de que su crecimiento se desacelerase de forma notable en la recta final del ejercicio, hasta el punto de que el dato adelantado de diciembre, que el INE publicó a finales de mes, fue del 5,8%, es decir, cinco puntos por debajo de la cifra registrada apenas cinco meses antes.

 

Sin embargo, el factor determinante para la notable bajada en el ritmo del incremento de los precios fue el comportamiento de los precios energéticos, especialmente los de la electricidad. En cambio, la subida de los alimentos ha superado con mucho la registrada por el IPC, hasta el punto de situarse en torno al 15% en los últimos meses del año. 

Uno de los efectos ha sido que la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles de la cesta de la compra como la energía y los alimentos frescos, cerró 2022 en el 6,9%, de acuerdo con la mencionada estimación adelantada del organismo estadístico.

Modificar hábitos de consumo

La diferencia superior a un punto respecto al índice refleja con claridad el grado de la evolución al alza del precio de los alimentos elaborados, que se está reflejando en las caídas en sus ventas en los diferentes centros de distribución.

Diversos estudios han demostrado que el comportamiento de los precios ha modificado los hábitos de consumo de los ciudadanos. E igualmente sucede con los diversos testimonios de los consumidores en relación con la subida de la inflación, en los que se habla de comprar menos con el mismo dinero que antes pero no de un incremento del presupuesto para adquirir alimentos.

Medidas anticrisis

Esta circunstancia se ha tenido en cuenta por parte del Gobierno en su tercer paquete de medidas anticrisis, aprobado poco antes de finalizar el año, que incluyó una rebaja del IVA para los productos de primera necesidad (por otro lado, los que han subido de forma más intensa) y otros como aceites y pastas.

No obstante, se necesitará un tiempo para comprobar el impacto de la medida tanto en el comportamiento de los precios como en los hábitos de consumo.