De izq. a dcha., el coconsejero delegado de Grifols, Víctor Grífols Deu; el presidente de honor de Grifols, Victor Grífols Roura; y el coconsejero delegado de Grifols, Raimon Grífols Roura / GRIFOLS

De izq. a dcha., el coconsejero delegado de Grifols, Víctor Grífols Deu; el presidente de honor de Grifols, Victor Grífols Roura; y el coconsejero delegado de Grifols, Raimon Grífols Roura / GRIFOLS

Business

Grifols profesionalizará la gestión del grupo para ganarse a los fondos

La nueva presidencia ejecutiva simplificará el esquema de gobernanza, actualmente con dos consejeros delegados representantes de la familia fundadora, que reducirá su peso

10 octubre, 2022 00:00

Tras algunos movimientos en falso, Grifols sí parece ahora dispuesta a iniciar una nueva etapa, la que le permita salir de la complicada crisis en la que se ha visto envuelta por el impacto del coronavirus en su principal negocio, el del plasma, y por el incremento de la deuda derivado del crecimiento inorgánico. Una nueva era que pasa, inevitablemente, por la profesionalización de la gestión. 

A comienzos de esta semana se hacía público un histórico relevo en la presidencia del grupo farmacéutico. Tras dos décadas en el cargo, Víctor Grífols Roura dejó el puesto a Steven F. Mayer, consejero de la compañía desde hace más de 10 años para el que, además, se recuperaba el carácter ejecutivo del cargo. 

Una transición en falso

Precisamente, uno de esos amagos de iniciar nuevo ciclo había consistido en despojar a la presidencia de poderes ejecutivos; se escenificó en la junta de accionistas de 2021, cuando se modificó el esquema de gobernanza de la empresa, con la implantación de una bicefalia ejecutiva a cargo de dos consejeros delegados que ejercerían su labor de forma solidaria.

El encargo recayó en Victor Grífols Deu, hijo del presidente y símbolo del siempre complicado relevo generacional, y Raimon Grífols Roura, hermano de quien había llevado las riendas de la compañía en lo que iba de siglo, en este caso como garante de la vieja guardia en la gestión. 

La clave, la gestión

Sin embargo, los desafíos que asomaban en el horizonte de Grifols no tenían tanto que ver con la gobernanza, al menos de forma directa, sino con la gestión. El duro impacto de la pandemia en su negocio, con la reducción de existencias de plasma al mínimo, y el notable endeudamiento de la farmacéutica ha convertido el capítulo financiero en el particular talón de Aquiles de la cotizada. 

De ahí que los cambios que el consejo de administración aprobó el pasado lunes tengan mucho que ver con la búsqueda de liquidez para una compañía castigada hasta el extremo por su exceso de apalancamiento, hasta el punto de cotizar en sus mínimos de los últimos 10 años.

Una imagen para los fondos

Los diversos intentos de Grifols por acometer maniobras que aclararan su horizonte financiero han terminado en fuegos de artificio. Sin duda, la que causó una mayor sensación en el mercado fue la eventual ampliación de capital, valorada en unos 2.000 millones de euros, que terminó por ser desmentida

A la hora de buscar el apoyo de grandes fondos de inversión, nada mejor que dejar la tarea en manos de alguien que los conozca de primera mano. Y ese es el nuevo presidente ejecutivo. 

Un viejo conocido

Precisamente, Mayer llegó al consejo de Grifols tras la operación de compra de Talecris, que abrió de par en par a la compañía las puertas del mercado estadounidense. Aquella transacción fue pilotada desde el lado de la corporación americana por Mayer, como una de las cabezas visibles del fondo Cerberus.

Perfecto conocedor de la industria, el nuevo número uno de la farmacéutica es plenamente consciente de que los grandes fondos cada vez apuestan menos por empresas en las que la gestión y la propiedad tiendan a confundirse. 

Muy castigada en bolsa

Con una presidencia de carácter ejecutivo, el actual esquema de gobierno corporativo, con dos consejeros delegados, no supone de entrada la mejor carta de presentación a la hora de convencer a los inversores para que se decidan a apostar con firmeza por Grifols.

En el caso de la farmacéutica española, no hay mucho tiempo que perder. El mercado sigue castigando el valor de manera inmisericorde. El desplome de los títulos ya supera el 28% en apenas cuatro semanas y se encamina al 60% en los últimos 12 meses. 

Los socios, en el alambre

Para la propia familia fundadora, la urgencia es notable, dado que en algunos casos las acciones actúan como garantía en préstamos bancarios y la caída a mínimos de la última década no sitúa a los accionistas en una posición cómoda. 

Situaciones traumáticas llevan a soluciones traumáticas. En Grifols solo se han dado los primeros pasos, pero todo apunta a que los siguientes no pueden tardar en llegar.