Celsa confía en una solución pactada con los fondos y presume de resultados récord

El grupo Celsa apela a la opción de alcanzar un acuerdo con sus acreedores para asegurar la viabilidad de la compañía después de que éstos hayan presentado un plan de reestructuración ante los juzgados de lo Mercantil que, en el caso de ser aprobado, podría darles el control de la empresa a través de la capitalización de la deuda.

La compañía controlada por la familia Rubiralta ha emitido un comunicado en el que asegura haber hecho una propuesta que se aproximaría bastante a las peticiones realizadas en su día por los tenedores de una gran parte de la deuda, por lo que hace un llamamiento a seguir adelante con las conversaciones antes de buscar otro tipo de salidas. 

Acercamientos

Además, Celsa ha puesto en valor la gestión del grupo, que los acreedores han puesto en duda en varias ocasiones, al anunciar que el último plan de negocio comienza a dar sus frutos, como prueba el resultado bruto de explotación de 438 millones de euros que ha registrado en los seis primeros meses de 2022, que supone un récord histórico para la empresa. 

La compañía da cuenta de la propuesta que puso encima de la mesa el pasado 22 de julio, en la que se compromete a reconocer una deuda adicional de 450 millones de euros (una vez descontada la quita de 1.200 millones de euros contemplada en el plan de rescate de la SEPI), y a financiarla en una sociedad radicada en la Unión Europea, con un interés del 8% anual.

Voluntad de acuerdo

Celsa recuerda que los acreedores pretendían que la deuda adicional reconocida fuera de 550 millones y que su nueva estructura pasara por un vehículo con sede en Luxemburgo y a un tipo de interés del 10%.

En este sentido, la empresa señala que “su oferta económica y la planteada por los acreedores son cercanas, y reafirma su voluntad de acuerdo y negociación en un marco consensuado”. 

Sin prescindir del rescate

No obstante, el plan que ha registrado el principal grupo de acreedores este lunes contempla capitalizar deuda por importe de 1.300 millones de euros, asumir el control del accionariado y, además, prescindir de la inyección de 550 millones comprometida por la SEPI, un extremo que Celsa considera que no resulta comprensible.

La compañía se muestra abierta a prolongar las negociaciones y confiada de que podrían finalizar en breve con un acuerdo entre las partes, dado el esfuerzo que estima que ha realizado para aproximarse a las posiciones de los acreedores.