Prisa articula un núcleo duro en torno a Contreras con vistas a un futuro incierto
Sin formar parte del consejo de la editora de 'El País', el productor sienta sus reales en la compañía tras venderle una de sus empresas y la entrada en el capital de un grupo afín
29 mayo, 2022 00:00Los últimos movimientos en Prisa, el grupo mediático y editorial más poderoso de España, han elevado a categoría de protagonista principal a una figura que siempre ha estado en el ámbito de la editora de El País, aunque nunca de forma tan directa como ahora. Se trata de José Miguel Contreras, fundador en su día de Globomedia, artífice de La Sexta, de la que llegó a ser consejero delegado, y ahora eje silencioso en torno al que se articula un núcleo duro con el fin de dotar de estabilidad a la compañía y, sobre todo, evitar tentaciones de cambio de control desde del exterior.
La empresa vive una de las etapas más convulsas de su ya dilatada historia; en apenas algo más de dos años, los acontecimientos se han sucedido a mayor ritmo del que podría asumir, como decía Churchill de los Balcanes a la hora de generar historia. Un escenario que ha fomentado movimientos estratégicos con la intención de abrir una nueva etapa en el grupo, que ha encendido las alarmas tanto de algunos accionistas como del propio Gobierno.
La compra de La Coproductora
Eterno candidato a ser miembro del consejo de administración de Prisa, lo cierto a que a Contreras no le ha hecho falta este trámite para representar un papel de poder fáctico en el grupo. Sin embargo, ahora sí puede decirse que el productor forma parte de la estructura de la compañía, que hace unas semanas formalizó la adquisición de La Coproductora, empresa de la que Contreras es uno de los fundadores y que se ha encargado de programas como el polémico Las cosas claras, que vendió a TVE. La presentación del espacio fue encomendada por la televisión pública a Jesús Cintora, periodista considerado como cercano al entorno de Unidas Podemos
Una operación que Prisa enmarcó en su intención de potenciar su división de medios, especialmente en el área audiovisual, para lo cual, además, ha incorporado a Fran Llorente, en su día responsable de los servicios informativos de la cadena pública en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno.
Salto a la sede de Prisa
Tras asumir el control de La Coproductora, Prisa ha procedido a trasladar la sede de su ya filial al edificio corporativo de la calle Gran Vía, propiedad de Amancio Ortega, e incluso dotarle de un consejo de administración presidido por Carlos Núñez, responsable de Prisa Media y consejero ejecutivo del grupo, y del que Contreras forma parte como vocal.
“Ni puedo ni quiero”, señaló hace dos años el productor al ser preguntado sobre los rumores que le situaban en el consejo de Prisa, como representante de Telefónica. Pasado este tiempo, la operadora ha vendido algo más de un 7% de la compañía a la sociedad Global Alconaba, al frente de la cual se encuentra Andrés Varela Entrecanales, en su día fundador de Globomedia junto a Contreras; a ambos les sigue uniendo una estrecha relación.
De modo que a aquella respuesta citada anteriormente, Contreras bien podría añadir ahora un “ni me hace falta”. Incrustrado ya incluso físicamente en el edificio corporativo del grupo, el productor cierra el círculo que se empezó a tejer a finales de 2020, con la salida de Javier Monzón de la presidencia y la llegada al consejo de figuras vinculadas o próximas al actual Gobierno.
Entre ellas destaca la de Miguel Barroso, exsecretario de Estado de Comunicación, al que tradicionalmente se ha relacionado con el propio Contreras, hasta el punto de ser conocidos con el apelativo de los Migueles. Al mismo tiempo, también se sumó al consejo en calidad de vicepresidente Rosauro Varo, uno de los exponentes de un joven empresariado madrileño que mantiene una, para algunos sorprendente, afinidad con Moncloa.
Vivendi tira la toalla
Desde que comenzó el año, Prisa no ha abandonado el candelero informativo merced a una serie de operaciones, la mayoría de las cuales guardan una cierta relación y un hilo argumental entre sí.
Para empezar, el gigante francés Vivendi tiró la toalla en su intento por obtener la autorización del Consejo de Ministros para elevar su actual participación en Prisa por encima del 10%. El plan de Vivendi era poder acercarse al 30%, que marca el límite a partir del cual debería lanzar una opa por la totalidad del capital.
Al fin, un socio industrial
Vivendi aterrizó en Prisa al adquirir el paquete accionarial que mantenía HSBC por mor de una operación de capitalización de deuda aunque, en realidad, el que le abrió las puertas del grupo fue Amber Capital, el fondo que actúa desde hace algunos años como primer socio de la compañía y cuyo máximo representante, Joseph Oughourlian, la preside desde comienzos de 2021.
Amber recibió a Vivendi con los brazos abiertos de forma indisimulada y celebró que, al fin, apareciera en el capital de Prisa un socio industrial con el que poder mirar hacia adelante con perspectiva para diseñar el futuro de un grupo que hace tiempo que atraviesa por una delicada situación financiera.
De ahí que la solicitud de Vivendi para ampliar su participación encendiera las luces de alarma en el palacio de la Moncloa. El precedente de Francia, donde Vivendi y Amber hicieron pinza en su día para tratar de controlar el grupo Lagardere, no invitaba precisamente a descartar que algo parecido fuera a suceder en España.
Poco antes de la llegada de Vivendi, Prisa ya había vivido un sobresalto con una peculiar oferta por su división de medios de comunicación recibida por el consejo de administración de parte de un grupo de empresarios cuya cabeza visible era Blas Herrero.
Dividir al consejo
El asturiano no logró su objetivo al considerar el consejo la oferta de 200 millones poco menos que de derribo pero, al menos, sí ahondó en las divisiones de un órgano de gobierno al que una nueva oferta algo más perfeccionada podría llegar a fracturar.
Fue entonces cuando la maquinaria del Gobierno se puso en marcha. Tras asegurarse que la primera y principal intención es recuperar parte de la inversión, ha hecho descabalgar a Vivendi en sus planes, que no pasaban precisamente por ahí sino por sumar activos a su ya impresionante cartera en toda Europa.
Exigua capitalización
Paradójicamente, lo que no lograron Herrero y Vivendi lo ha conseguido Andrés Varela, que no ha encontrado obstáculo alguno para pasar prácticamente sin llamar e incluso reclamar ya un asiento en el consejo de Prisa. Ha hecho valer el aval Contreras con el que los otros, aun con mayor potencia de fuego, no contaban.
No obstante, la inquietud en torno al grupo no se rebaja. Su capitalización bursátil sigue por los suelos, en torno a 400 millones de euros, y los recortes se suceden a pasos agigantados para tratar de reducir deuda, que deja a la empresa muy expuesta a los inversores oportunistas. Se avecinan más capítulos de esta serie. A la vista está que si algo no faltará serán productores para hacerlos posibles.