Pere Navarro se convirtió en el delegado especial del Gobierno en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB) en julio de 2018. Lidera desde ese momento una institución que está en plena transformación por los cambios tecnológicos que han impactado en la industria y que también ha tenido que lidiar con la pandemia.
Pregunta: ¿Qué es ahora el Consorcio?
Respuesta: La institución se creó hace 100 años para encargarse de la promoción económica de Barcelona. Ahora, esto va más allá de la ciudad y somos una fábrica de oportunidades. Exponemos las nuevas formas de economía desde el sector público y vemos sus consecuencias positivas, las creación de oportunidades, y otras que no lo son tanto, ya que van a desaparecer muchos empleos con las sucesivas revoluciones industriales que vivimos.
P: ¿Cómo se lidia con esta parte?
R: Van a desaparecer muchos empleos, pero también van a surgir nuevos. Lo vemos en el DFactory, el centro dedicado a la industria 4.0 que hemos inaugurado y donde se ubican propuestas relacionadas con la robótica, la impresión 3D, el internet de las cosas y la inteligencia artificial, entre otras. Por ejemplo, una compañía que está allí ha desarrollado un robot que tiene cuatro patas y debe servir para realizar trabajos de vigilancia. Estos empleos pueden desaparecer en el medio plazo --no ocurrirá ni mañana ni en diez años--, pero alguien se debe encargar del mantenimiento y la programación del robot. Es decir, se pasará de una función a otra.
P: ¿Da vértigo pensar en este cambio y el impacto social que implicará?
R: Estamos en una institución en que estos cambios son palpables porque también se ven en la sociedad. Nosotros solo somos su reflejo, aunque queremos ir un paso por delante, ser, de alguna forma, la vanguardia. En 2019, por ejemplo, no teníamos ni idea de que iba a venir una pandemia y pusimos en marcha la primera incubadora de empresas 3D de Europa junto a la Fundación INCYDE, las Cámaras de Comercio de España y Leitat.
P: Y ya han salido las primeras empresas de ella, ¿no?
R: Hemos incubado ya 70 compañías y algunas han salido al mercado, exacto. La tecnología 3D no es de última hora, lleva 40 años en experimento pero hasta ahora no ha tenido lugar el escalado industrial. En nuestras instalaciones hay empresas que fabrican gafas, prótesis, plantillas, implantes dentales, vehículos eléctricos e incluso instrumentos musicales. Estos productos se venden y hay empresas que funcionan bien. Brindan un servicio, dan empleo y sacan un rendimiento económico.
P: En una reciente jornada sobre Energía e Industria usted afirmó que nos habíamos dado cuenta de que “fabricar más cerca y mejor era fundamental”. ¿Hay margen para una reindustrialización real en Barcelona?
R: Totalmente. Debemos pensar en una región con cinco millones de habitantes. Dispone de una tradición y es uno de los corazones industriales de Cataluña, España y uno de los más potentes de Europa. Decidimos fabricar más lejos porque la mano de obra era más barata y aquí nos enfocamos en los servicios. Pero la pandemia nos ha enseñado cosas. Al principio no había mascarillas, yo creo que la primera que encontré la pagué a 10 euros porque todas se fabricaban en China. Venían aviones con material y si a medio camino un país lo pagaba al doble de precio, se iba allí.
Nos hemos dado cuenta de que debemos tener capacidad para fabricar no solo mascarillas, sino para ser más autónomos. Esto lleva aparejada más innovación, valor añadido y que los trabajos sean de mayor calidad.
P: El proceso de reindustrialización de la fábrica de Nissan está en marcha. ¿Habrá industria en esos terrenos?
R: De entrada, se debe tener en cuenta de que Nissan no se va de allí porque tenga problemas económicos o porque no sea una buena zona. Se va porque el grupo ha tomado una decisión política y ha decidido que la fábrica de Barcelona, por equilibrios internos, deja de producir. No estamos de acuerdo en eso, pero es una decisión empresarial. Nos abre la puerta a grandes oportunidades para una parcela de 518.000 metros cuadrados ubicados en un lugar excepcional, entre Barcelona, el puerto y el aeropuerto. Es una de las operaciones más importantes que hay activas en estos momentos en Europa.
P: ¿La factoría se convertirá en otro centro logístico?
R: Hay una condición previa a ubicar actividades económicas, que es la recolocación de la gente que trabajaba en Nissan. La marcha de la automovilística ha generado un gran daño social que no ha sido provocado desde las Administraciones Públicas. A partir de aquí, desde el Gobierno, la Generalitat y nosotros, que somos públicos y los propietarios del terreno, decidimos que nuestra primera prioridad son los empleos. La segunda, que necesitamos actividad industrial. Y la tercera, que el incremento del comercio electrónico ha convertido la logística en algo muy importante en nuestras vidas.
Hago un paréntesis. A lo largo de la pandemia hay muchas cosas que han fallado. La logística, no. Nos ha permitido que cuando no se podía salir de casa podíamos ir al supermercado y encontrábamos de todo. Ha sido una especie de milagro y lo ha conseguido la logística. Por lo tanto, tiene mucha importancia. Es compatible recolocar a las personas que se han quedado fuera de Nissan con hacer actividad industrial y logística en la misma zona. Todo esto va a comportar no solo la recuperación de los puestos de trabajo, sino la creación de muchos más.
P: ¿Más de los que tenía Nissan?
R: Muchos más.
P: ¿Hablamos solo del empleo directo? ¿O también se tiene en cuenta el indirecto?
R: Los de la planta, pero si lanzamos una actividad industrial relacionada con la movilidad (con la movilidad eléctrica, en este caso), seguro que alimenta la industria auxiliar. No sé si podremos recuperar todos los empleos que estaban en la galaxia Nissan, pero entre una actividad y otra vamos a ocupar a miles de personas. Y no solo vamos a eliminar este problema social, que es el prioritario, sino que allí se realizarán actividades que tengan proyección de futuro.
P: ¿Qué actividades?
R: Lo peor que nos podría pasar es que viniera alguien que pidiese muchas ayudas públicas y anunciase la creación de muchos puestos de trabajo pero en tres años volvamos a entrar en la misma situación porque el proyecto no ha funcionado bien. Porque las ayudas se han acabado y no hay posibilidad de fabricar más, como ha ocurrido con Nissan. Queremos promocionar iniciativas de largo recorrido.
P: ¿Cuándo se acabará de cerrar el plan de reindustrialización?
R: Se debe cerrar rápido. Las personas que están en el paro necesitan una respuesta, y lo mismo ocurre con las empresas que han mostrado su interés en la parcela. No podemos perder proyectos porque el proceso de reindustrialización se alarga y las empresas interesadas se busquen la vida en otro lado. Disponemos de todos los ingredientes para ello.
P: ¿Qué falta entonces?
R: Falta ubicarlo todo. Ver cómo se distribuye la parcela, qué necesita la actividad industrial que vendrá y si puede aprovechar alguno de los activos de las plantas de Nissan. Esto es una negociación bilateral que se debe mantener entre el que llega y el que marcha.
P: Nissan tiene que desmontar la fábrica, ¿no?
R. Debe dejar un solar sin ninguna construcción. Sin nada por encima de rasante y con el suelo descontaminado. Estas son las obligaciones contractuales que tiene. Dicho esto, vamos a ver si alguna empresa industrial puede aprovechar activos y cómo es posible diferir de forma legal la obligación de descontaminar el suelo a la compañía que se instale allí.
Existen fórmulas, oportunidades e interés. Vamos a bajar todo eso de la nube, ubicarlo en el suelo y a ver si podemos anunciar que el periodo de Nissan, que ha sido preocupante, ha terminado. No sabemos exactamente cómo acabará porque se debe completar la distribución, pero terminará bien.
P: ¿Hay parcelas libres en el CZFB?
R: A pesar de ser uno de los polígonos industriales más grandes de Europa, está alquilado en un 95%. Y cabe recordar que el Consorcio no recibe ni un euro de presupuestos públicos. Administramos patrimonio público y con los recursos que obtenemos de ello mantenemos la estructura y realizamos promoción económica, donde se incluye la incubadora 3D o el DFactory.
P: ¿Qué pasará con el edificio de Correos de Barcelona? ¿Se abrirá el Pier 02 de la Tech Barcelona?
R: El edificio de Correos son 30.000 metros cuadrados en un lugar excepcional. Está al principio o al final de Vía Laietana, según se mire, y frente al mar. El operador postal no necesita 30.000 metros cuadrados para usarlos de oficina de atención al público, por lo que nos hemos puesto de acuerdo junto al Ayuntamiento de Barcelona para buscarle otro uso. Somos tres entidades públicas, lo que facilita mucho los trámites. Eso no quiere decir que, llegado el momento, no se incorporen empresas o entidades privadas como el Tech Barcelona u otras al proyecto.
P: ¿Qué albergará Correos?
R: Mantendrá su oficina de atención al público, pero redimensionada, y hará un centro de innovación para investigar las nuevas formas de comunicación de las personas con paquetes, cartas digitales, etc. El Ayuntamiento se encargará de un cambio de usos, porque el edificio es un equipamiento y albergará una actividad económica. Además, el consistorio ubicará servicios de proximidad para el barrio en una parte del edificio. Y el Consorcio invertiremos 50 millones en rehabilitarlo y adecuarlo. El presupuesto depende, ya que es un edificio catalogado de más de 100 años.
El 40% de los jóvenes están sin empleo y muchas empresas nos dicen que necesitan contratar gente pero no encuentran los perfiles profesionales adecuados, todos ellos relacionados con la nueva economía y el mundo digital. Por eso también llevaremos allí el mundo educativo. La FP y las universidades, y también la red de formación no homologada que existe en la actualidad. Al estar en contacto con los jóvenes sin empleo y las empresas de forma directa, podrán adecuar sus currículos y estudios a las necesidades que vea.
P: ¿Correos será una especie de laboratorio de capacitación laboral ante las necesidades de la nueva economía y el mundo cada vez más digitalizado?
R: Algo parecido. Lo importante es que todos estemos en contacto. El sector público, el privado y la educación. Todo allí mezclado.
P: ¿Quién lo gestionará?
R: El CZFB, pero es evidente que habrá empresas o entidades que pueden participar en el proyecto. El Consorcio dispone de acuerdos con Tech Barcelona o la asociación del 22@, entre otras. Sus actividades están relacionadas con el mundo de las startups y la nueva economía. Vamos a ver cómo creamos una comunidad. Siempre digo que lo que se produce de Tech Barcelona sale por el techo, ya que va a la nube. Son todas plataformas digitales y aplicaciones. Lo que producimos en el DFactory sale por la puerta porque es industria. Se fabrican prototipos. En Correos vamos a poder convivir todos. Lo vamos a gestionar desde el sector público pero de acuerdo con otros públicos y privados.
P: ¿Qué calendario tiene este proyecto?
R: También debe ser “lo más rápido posible”. Estamos a punto de cerrar un nuevo acuerdo para hacer posible esta experiencia. Correos, el Ayuntamiento y el Consorcio dijimos en octubre de 2020 que nos queríamos; ahora debemos ver cómo organizamos nuestra vida en común.
P: ¿Qué debe suceder tras este nuevo acuerdo?
R: Deberá venir el cambio de usos del edificio y las obras de rehabilitación para adecuar el edificio. Me gustaría que en 2023 empezaran a pasar cosas.