El 'otro Hermitage': así naufragó el Sea Experience en Barcelona
El ayuntamiento frenó una inversión de 12 millones y 70 empleos que contaba con el apoyo del CSIC, la BCN World Race y la Generalitat de Cataluña
6 febrero, 2022 19:07Es el otro Hermitage, una inversión de 12 millones de euros y 70 empleos en el Puerto de Barcelona que el ayuntamiento frustró porque no veía con buenos ojos. El Sea Experience Barcelona se presentó al público con robustas credenciales en 2018, anunciando que abriría en meses con el apoyo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la BCN World Race la Generalitat de Cataluña. Nada más se supo.
El proyecto lo pilotaban un grupo de empresarios locales de la Ciudad Condal. Los directivos, vinculados a la industria náutica de la capital catalana, querían que el Sea Experience fuera un centro de interpretación marina que devolviera la vida a una degradada pieza urbanística del Puerto: el Cinesa Maremágnum, que cerró sus puertas en 2015 y permanece cerrado y sin actividad, añadiendo incertidumbre a un espacio de shopping que no termina de despegar.
12 millones y 70 empleos directos
¿En qué consistía la intervención? Se trataba de reabrir los cines del Maremágnum en forma de centro íntegramente dedicado al mar. Los visitantes podrían conocer los deportes marinos, la pesca, la estiba, los tesoros hundidos o visitar virtualmente el Titanic, como explicó entonces El Periódico. El Sea Experience aspiraba también a trasladar a los espectadores a algunas de las grandes batallas navales de la historia.
Más importante si cabe, los impulsores de la inversión aseguraron que habían cerrado acuerdos con la regata Barcelona World Race, el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC y la Agencia de Residuos de Cataluña (ARC). Así, el nuevo centro de interpretación del mar debería actuar de polo turístico en la zona, y de hub regatista cuando la travesía global por mar recalara en Barcelona.
"El ayuntamiento la frustró"
El desarrollo se hundió. Jamás vio la luz, y nadie dio explicaciones de porqué. Preguntado por este medio, Josep Gurri, el empresario portavoz de la iniciativa, ha preferido no aportar comentarios. Tampoco ha querido hablar el Ayuntamiento de Barcelona. Por su parte, el Puerto de Barcelona ha recordado que el Sea Experience "era un proyecto del Maremágnum", por lo que ha emplazado a hablar con la gerencia del centro comercial.
No obstante, Klépierre, el operador del espacio, ha declinado explicar qué pasó. Otras fuentes cercanas al proyecto sí han aclarado que sucedió con el hub marino de la Ciudad Condal. "No se hizo porque el distrito de Ciutat Vella aseguró que no daría permisos para abrir", explican.
Culpan a Gala Pin
"El ayuntamiento, y en particular Ciutat Vella, que el pasado mandato regía la concejal Gala Pin (Barcelona en Comú) no veía con buenos ojos el Sea. Decían que traería más turistas a una zona de la ciudad muy masificada", agregan las voces consultadas. De este modo, el gobierno municipal habría vetado una iniciativa que tenía que abrir en el puerto --fuera de sus competencias-- empleando su capacidad de bloqueo: las licencias municipales.
Directivos del sector turístico lamentan que el final del centro de interpretación marino del puerto "fue víctima, como otras inversiones, del cortoplacismo que a veces rige en la Administración local. Es muy complicado planificar algo a más de cuatro años vista".
Plan estratégico
Sean cuales fueran las opiniones de la industria vacacional, lo cierto es que el Sea Experience fue una oportunidad para revitalizar la Barcelona frente al mar, que espera a la ejecución de su Plan Estratégico hasta el 2025 [consultar aquí] para repensar los usos de la dársena y relanzarla como infraestructura enraizada en la economía azul y la sostenibilidad.
Por lo pronto y antes de la definición con trazo fino de la hoja de ruta, el ayuntamiento y el Liceu han anunciado la apertura de un segundo centro del teatro operístico en el antiguo Imax Port Vell, otra instalación que, como Cinesa Maremágnum y su frustrado Sea Experience, está abandonado y degradado. En efecto, esa inversión revitalizará la marina, pero será a medio plazo, pues depende de los fondos europeos Next Generation. Por el momento, Port Vell echa ahora de menos la actuación de 12 millones y 70 empleos de empresarios locales que hubiera insuflado vida a corto plazo.
El Maremágnum languidece
Ello es especialmente relevante en el Maremágnum, un negocio que según diversas fuentes consultadas no termina de despegar. Lo factual es que la belga Klépierre, su operador, anunció también en 2018 una ampliación de capital de 45 millones de euros que se ha ejecutado solo en parte. La pandemia del coronavirus ha paralizado la puesta a punto, pues en estos momentos su revitalización sería imposible.
Por la caída de la llegada de turistas y cruceristas a Barcelona, de los cuales dependía en gran medida la zona marítima de shopping. En el ínterin, el centro comercial pierde firmas y mantiene una mejorable relación con la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), indican fuentes conocedoras.