Felipe VI llegó a la celebración del 250 aniversario de Foment del Treball tras ser ovacionado en la entrega de los despachos de los nuevos jueces en el Auditorio de Barcelona. Y, de nuevo, fue recibido por un público entregado al que correspondió. De hecho, fue de los que más tardó en abandonar el evento y departió con todos los que se le acercaron. Los representantes del tejido empresarial catalán se rindieron al monarca después del enésimo discurso de perfil independentista de la Generalitat.
El presidente del Govern, Pere Aragonès, intentó lanzar un mensaje de optimismo tras la crisis del coronavirus y dejar claro que el tejido económico del territorio tiene los ingredientes necesarios para superar el envite de la pandemia reforzado. Con todo, sus palabras cayeron en saco roto por la necesidad de enarbolar de nuevo la bandera estelada ante el monarca, al que había plantado otra vez en la recepción oficial para compartir después mesa en la misma cena.
Desgaste del discurso nacionalista
Esta parte de su intervención no fue precisamente encajada con entusiasmo por los presentes. De hecho, fue recibida con cierta desazón desde el resto de las mesas que estaban dispuestas en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), el escenario del encuentro empresarial. Pese a ello, se le reconoce que haya apoyado a la patronal junto al consejero de Empresa y Trabajo, Roger Torrent, aunque se echó de menos al titular de Economía, Jaume Giró, que igual que el resto de electos de JxCat cedieron en los republicanos la representación institucional en otra autoexclusión de un evento institucional.
Fuera de la pinacoteca, la ANC aseguraba de nuevo que había triunfado por proyectar un mensaje contra la monarquía en las torres venecianas que reciben a los que intentan llegar al MNAC desde avenida María Cristina. Dentro, el desgaste del discurso nacionalista ha sido notorio.
Fainé, emocionado
Felipe VI habló de los frutos de la estabilidad y la seguridad jurídica en un discurso bilingüe en el que echó mano del refranero catalán, además de reivindicar la figura del empresario, un guiño al presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre. El patrono subió al escenario y amagó con improvisar su discurso, algo que logró reconducir gracias a sus colaboradores en uno de los momentos en los que los fallos de la organización del acto hicieron sonreír a los presentes.
También se comentó el discurso emotivo del presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, a quien se le llegó a quebrar la voz al recordar el apoyo que ha recibido a lo largo de toda su vida de su mujer, “Montserrat”. Ese momento íntimo fue correspondido con un aplauso por parte de los presentes.
Colau y el resto de mesa presidencial
Tampoco jugaba en campo propio la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y su discurso pasó sin más a pesar de reivindicar la colaboración público-privada. El empresariado no olvida las decisones de su mandato, que han apuntado a lo contrario. Igual que Aragonès, también hizo un plantón a medias a Felipe VI, con quien compartió mesa y cruzó varias palabras de forma cordial.
La mesa presidencial era la más numerosa del acto empresarial. Además de Felipe VI, Aragonès, Colau y Sánchez Llibre, se sentaron en ella los expresidentes de Foment del Treball Joaquim Gay de Montellà y Juan Rosell. El predecesor de este en CEOE, Antonio Garamendi, también tenía silla en ella junto al líder de Cepyme, Gerardo Cuerda, y tres ejecutivos del grupo La Caixa. Los presidentes de Repsol, Antoni Brufau; Naturgy, Francisco Reynés; y Grupo Agbar, Àngel Simón. Completaba la mesa el presidente de AITPA, otra de las premiadas, Josep Sauleda, y el jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín.
El gran acto de la patronal catalana consiguió reunir a dos ministros, la de Transportes, Raquel Sánchez, y el de Inclusión y Seguridad Social, José Luís Escrivá; y a los presidentes de Comunitat Valenciana, Ximo Puig, y Aragón, Javier Lambán --a quién Aragonès reconoció como líder de un territorio "con una lengua común"--. También estaba invitada la líder del Ejecutivo balear, Francina Armengol, pero un problema de agenda ha impedido su viaje a Barcelona en última hora.
Ocho empresas premiadas
Las ocho empresas que también han sido ganadoras en la noche de los XVI Premios Carles Ferrer Salat coinciden todas ellas en despuntar en áreas clave de la transformación económica. Tras el parón forzado por la pandemia, Foment ha querido que los galardonados representaran valores como la sostenibilidad, la igualdad, la innovación y la internacionalización, desafíos empresariales que han cobrado mayor importancia tras el impacto del Covid.
Entre los condecorados de la decimocuarta edición se cuentan compañías en plena expansión, como Fluidra y Wallbox, que han afianzado a lo largo de 2021 su negocio internacional. Por otro lado, Hercal Diggers, especializada en la demolición de edificios, ha sido distinguida por sus proyectos ambientales, mientras que la cadena de distribución Carrefour ha obtenido un galardón por sus políticas de igualdad.
También se ha reconocido a Eulen, compañía de servicios para empresas, y la Fundación Cugat, dedicada a la investigación biomédica, por su apuesta tecnológica en pos de la innovación. Por su parte, el grupo ingenieril Sorigué ha merecido otro premio por sus iniciativas sociales, mientras que la empresa familiar del vidrio Bellapart ha sido reconocida como pyme del año.