Lío en los filtros de seguridad del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat de Barcelona en pleno Mobile World Congress (MWC). Trabajadores de la instalación barcelonesa han alertado de colas y saturación y, más inquietante, "la baja laboral de 67 de los 230 vigilantes". Aena, por su parte, defiende que "incrementa el servicio [de control] en función de las necesidades operativas" de la ciudad aérea.
Desde ADN Sindical, principal sindicato especializado en seguridad privada, advierten de que la reapertura de la Terminal 2 de El Prat, reciente por la mejoría de la pandemia, no se ha traducido en más vigilantes. "Han recolocado a compañeros de la Terminal 1 a la T2, con lo que se han tenido que cerrar filtros en la T1. De los cinco abiertos, ahora solo quedan dos", explican. Ello provocaría "colas", "sobrecarga de trabajo" y angustia, hasta el punto de que hay más del 30% de la plantilla de baja.
Aena: "Aumentamos el servicio según necesidades"
Preguntado por la cuestión, un portavoz de Aena ha recordado que el equipamiento estratégico "incrementa las zonas operativas de sus instalaciones y sus servicios en función de la programación y de las necesidades de la demanda operativa en cada momento". Ello incluye la reapertura de la T2, que permaneció meses cerrada por la caída del tráfico aéreo derivada de las restricciones para frenar la pandemia.
En relación a una de las denuncias de la parte social, el gestor aeroportuario subraya que aplica "lo estipulado en el pliego [de condiciones], el cual recoge el contenido del laudo". Con el laudo se refiere la empresa mixta al documento emitido por el mediador designado por el Ministerio de Fomento en la huelga de vigilantes de 2017 y que puso fin a un conflicto salvaje que provocó tapones en los filtros de equipajes.
Caos en 2017, anécdota en 2019
En efecto, una protesta laboral en verano de 2017 propulsó el nombre de El Prat hasta las aperturas de los medios informativos. Sucedió porque parte de los vigilantes de seguridad de los filtros de equipajes y pasajeros acudieron a la huelga contra Eulen, la empresa adjudicataria del servicio. El conflicto se enrocó y Fomento tuvo que desplegar a la Guardia Civil en los arcos detectores y finiquitarlo con un laudo arbitral.
La empresa multiservicios, cuya reputación salió muy dañada el verano de 2017, perdió la contrata en 2018, que se adjudicó Trablisa, no sin problemas. Al año siguiente, el personal de los filtros detectores volvió a convocar un paro laboral al alegar que no se cumplía lo estipulado en el laudo arbitral, pero fue en vano. El Govern liquidó la protesta con servicios mínimos del 90% y evitó otro verano negro de colas en El Prat.
Mobile y repunte del tráfico aéreo
Ahora, la denuncia sindical llega en un momento delicado para Barcelona, que debe gestionar la llegada, estancia y partida de los asistentes al MWC, que este año son muchos menos que los 109.000 de la última edición, la de 2019. Eso sí, la alerta de ADN Sindical llega también cuando repunta el tráfico aéreo por la llegada del verano y los desplazamientos vacacionales.
En este sentido, cabe recordar que los filtros de pasajeros son una zona sensible del aeropuerto, pues por ellos pasan millones de viajeros antes de poder obtener acceso a la zona aire de la ciudad aérea. Por ello, cualquier anomalía en los arcos detectores se amplifica por las colas que genera y el enfado de los clientes, que se arriesgan a perder el vuelo. Es parecido a lo que ocurre con los filtros de pasaportes, que son también una zona clave de la instalación.