El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, y el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, se han comprometido a consumar la transición energética, pero han advertido de que este cambio de modelo debe ser "justo" para las empresas. En las jornadas anuales del Círculo de Economía, los directivos de ambas compañías han destacado que el equilibrio entre beneficios económicos y objetivos sostenibles --como el de la descabornización de la economía en 2050-- son dos caras de la misma moneda.
Los ponentes han recogido el guante de la última carta a los accionistas de Larry Fink, consejero delegado de la gestora Blackrock --que también ha estado presente en el debate a través de su vicepresidente, Philipp Hildebrand--. En su misiva, el máximo directivo de la firma de inversión conjugaba la lucha contra el cambio climático con una reorientación de la estrategia empresarial hacia fines de amplio alcance. Aunque esto suponga un recorte a corto plazo en los beneficios.
Realismo y ambición
Tanto Reynés como Jon Imaz han compartido este enfoque, pero han puesto el acento en las estrategias a largo plazo para reconvertir la actividad económica sin lesionar los intereses empresariales. "Los objetivos de cambio climático están aquí para quedarse y no podemos permitirnos darles la espalda. Nuestro objetivo para el futuro es buscar el cambio y, aunque estoy totalmente convencido que no todo el mundo va a adaptarse a la misma responsabilidad para ser competitivo a largo plazo, la mayoría de empresas van a adaptarse y van a seguir siendo competitivas en esta situación", ha declarado el presidente de Naturgy.
Ahora bien, Reynés ha llamado a equilibrar el "realismo" con la "ambición". "Esta transición requiere de tiempo", ha dicho, y ha dado un toque de atención al Ejecutivo central por su premura en acelerar los cambios: "El Gobierno no deja de hablar de transición justa, pero también debe ser justa para las empresas que deben hacer esta transición y realista para cumplir los objetivos que nos piden los inversores". "Si nos pasamos de ambiciosos podríamos fracasar, pero si nos pasamos de perezosos nos encontraremos en una posición en la que no queremos estar en 2050", ha añadido.
Jon Imaz: "Una gran coalición"
De forma similar se ha expresado el máximo directivo de Repsol: "El propósito y los beneficios son dos caras de la misma moneda, y este es un dilema que cada presidente, cada empresa se ha encontrado. Es fácil tener un propósito y prepararse para cumplirlo a largo plazo, pero si semestre a semestre no generamos beneficios, nos van a echar después de unos cuantos periodos con pérdidas", ha señalado.
Para Reynés, el horizonte de una progresiva sustitución de las fuentes de energía convencionales es deseable, pero necesitará de una "gran coalición" entre accionistas e inversores, entre empleados y altos mandos de las corporaciones. Incluso si esto supone afrontar el "activismo de los accionistas", sobre el cual los ponentes han reflexionado a colación de la reciente tensión en la petrolera ExxonMobil por parte de un grupo de inversionistas. "Estamos haciendo nuestro trabajo, estamos usando los beneficios para descarbonizar a la empresa. Para mí la tarea difícil en que nos encontramos todas las empresas es combinar los beneficios con los objetivos de sostenibilidad", ha manifestado.
Lucha contra el cambio climático
Por su parte, Hildebrand ha definido el cambio climático como un "riesgo" para las inversiones, pero también como una "oportunidad" para las economías. Sobre todo para aquellas como la española que ya han dado pasos firmes hacia fuentes más limpias de energía. El representante de la mayor gestora mundial de fondos, que cuenta con participaciones en numerosas empresas del Ibex, ha advertido de las consecuencias de eludir este desafío: "El cambio climático va a suceder, ya no es debatible. En lo que hay que pensar es en qué sucederá en el mundo si no hacemos nada al respecto. Si dejamos que suceda, perderemos un 25% de la economía global en los próximos 20 años".
Por ello, Hildebrand ha instado a las corporaciones a sustituir la búsqueda de "máximos beneficios a corto plazo" por un crecimiento más orgánico. "Un sistema más resiliente tendrá menos tasas de retorno económico a corto plazo, pero creará más valor en los próximos veinte años. El mundo necesita moverse de la máxima eficiencia a la máxima resiliencia".
Repensar el capitalismo
El moderador del acto, el letrado y miembro de la junta del Círculo de Economía Miguel Trías, ha invitado a los ponentes a formular su opinión sobre la reforma del capitalismo. "Cambiar el capitalismo es una gran tarea para nosotros", ha reconocido Jon Imaz, aunque ha señalado que el futuro del sistema económico pasa por volverse más inclusivo con la comunidad.
Por otro lado, Reynés ha puesto en valor el progreso económico generado durante el último siglo: "El sistema debe ser cambiado o adaptado, pero no es justo decir que no ha dado a una gran parte de la humanidad un mejor estándar de vida. No podemos decir que el sistema esté acabado, sino que hay que incorporar estos propósitos [la inclusión y la lucha contra el cambio climático". "El capitalismo debe ser readaptado, no demolido", ha concluido.