El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (izq.), y el primer ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Galán, en una época de mejores relaciones entre el Gobierno y el sector eléctrico / EP

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (izq.), y el primer ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Galán, en una época de mejores relaciones entre el Gobierno y el sector eléctrico / EP

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Moncloa abre una brecha con su hasta ahora mimado sector eléctrico

El Gobierno promoverá un freno a la retribución de la generación tradicional que le hará enfrentarse con el sector eléctrico, el más afín hasta ahora al Ejecutivo por la promoción de la energía verde

1 junio, 2021 00:00

El Gobierno amenaza con romper amarras también con uno de los pocos sectores empresariales con los que mantiene una buena relación: el de las eléctricas. Su búsqueda a la desesperada de fórmulas para paliar la escalada alcista de los precios de la luz le ha llevado a iniciar los trámites para frenar las retribuciones de las compañías por la generación con determinadas plantas tradicionales, lo que puede suponer un impacto negativo de unos 1.000 millones de euros para grupos como Endesa e Iberdrola.

Por lo pronto, sólo el anuncio de la medida ya ha ocasionados un efecto de 3.000 millones de euros en términos de caída de capitalización bursátil. Ambas corporaciones han sido castigadas por parte de los inversores debido al anuncio del Gobierno, que pulsará el botón de inicio para la tramitación de la medida este martes en el Consejo de Ministros.

Subida incontrolable

La cuestión no es ni mucho menos novedosa. El debate sobre la supuesta retribución que perciben las generadoras por plantas como las nucleares y las hidroeléctricas lleva mucho tiempo encima de la mesa. De hecho, los partidarios de suprimir los pagos del Estado consideran que estas plantas están ya amortizadas.

Sin embargo, el Gobierno había decido guardarlo en el cajón, como una alternativa que no ha tenido más remedio que desempolvar para tratar de controlar una situación que, por momentos, se va de las manos. La subida de las materias primas y, especialmente, de los derechos de emisiones de carbono ha llevado los precios de la electricidad a cotas nunca vistas a estas alturas del año y sí en contextos extremos desde el punto de vista de la demanda, como el vivido a comienzos de año con la tormenta Filomena.

Buena relación

La pasada semana, el mercado mayorista fijó un precio medio de la electricidad por encima de 80 euros por megawatio/hora (MW/h) durante cinco días consecutivos, incluido el sábado. El domingo, jornada en la que la menor demanda hace que habitualmente los precios se relajen de forma notable, el coste medio superó los 71 euros. Para este martes, el precio se sitúa por encima de los 86 euros.

La decisión supone, eso sí, que Moncloa tense la cuerda con un sector con el que no solo no estaba enfrentado sino que mantenía una relación más que estrecha. En círculos empresariales se le consideraba como el “mimado” por el Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez.

Conexión renovables

El motivo principal ha sido, hasta la fecha, el alineamiento de intereses entre ambas partes en lo que se refiere a la apuesta por las energías renovables, que constituye una de las líneas maestras del Gobierno, incluso desde antes de la pandemia. Las notables inversiones anunciadas por las grandes del sector en este terreno, que incluso se comprometieron a adelantar al inicio de la crisis para contribuir a una recuperación lo más temprana posible, hicieron que Moncloa mirara con otra cara a un sector que, otrora, había acaparado las críticas del ámbito político.

Placas de energía solar de Iberdrola / EUROPA PRESS

Placas de energía solar de Iberdrola / EUROPA PRESS

El plan de recuperación económica trazado por la Unión Europea, que tiene como eje los llamados fondos Next Generation EU, no ha hecho sino reforzar los puentes. El ámbito de la energía verde es uno de los destinos principales de los más de 140.000 millones de euros que recibirá España. Endesa, Iberdrola y Naturgy han presentado cerca de 400 proyectos candidatos a beneficiarse de los fondos.

Viejo planteamiento

Pero el idilio podría estar cerca de llegar a su fin. La decisión del Ministerio de Transición Ecológica de recurrir a este resorte supone traspasar una especie de línea roja. Ha hecho reaccionar de manera furibunda al sector cada vez que se ha puesto encima de la mesa.

De hecho, el primer Gobierno liderado por Sánchez, el que procedió a la moción de censura que dio al líder socialista las llaves del Palacio de la Moncloa, ya se planteó acabar con estas retribuciones. Cuestión que, incluso, llegó a aparecer por escrito en una alianza que por entonces estableció con Unidas Podemos, que aún no formaba parte del Ejecutivo.

"No está bien informado"

La respuesta contraria de las eléctricas no se hizo esperar, hasta el punto de que el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, se refirió a esta posibilidad en una reunión con analistas con motivo de una presentación de resultados. Aseguró que “el Gobierno no está bien informado cuando dice que las inversiones en las plantas de generación tradicional están por completo amortizadas”.

Este es precisamente el argumento utilizado para justificar el recorte retributivo, que se trasladaría al recibo en forma de rebaja, toda vez que los pagos del Estado a la generación de electricidad forman parte de la llamada parte regulada de la factura. Es decir, de aquellos costes del sistema que se sufragan con la contribución de todos los usuarios.

Encontronazos

Tradicionalmente se ha referido a esta partida como “beneficios caídos del cielo”. Las empresas siempre han sostenido que los que defienden la idea de la sobreretribución solo tienen en cuenta la inversión inicial en las plantas y no las que periódicamente han tenido que realizar las propietarias para adaptarlas a las demandas del mercado y también a aspectos regulatorios. En especial, en materia de seguridad para el caso de las centrales nucleares.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del plan España 2050, elaborado por Moncloa / EP

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del plan España 2050, elaborado por Moncloa / EP

Las relaciones entre el Gobierno y el ámbito empresarial han sufrido en los últimos meses un considerable deterioro. Se explica por episodios como las fuertes críticas del Ejecutivo a la banca por los elevados salarios de los ejecutivos en pleno ajuste laboral del sector, los encontronazos con la patronal a la hora de negociar la prórroga de los ERTE o con la idea de revocar por completo la última reforma laboral, entre otros aspectos.

Síntomas de desencuentro

Tampoco ha caído bien entre algunos sectores el relevo en la presidencia de Indra, con el consiguiente cese de Fernando Abril-Martorell.

Un clima de tensión escenificado hace unos días en la presentación por todo lo alto del plan España 2050, a cargo del propio presidente Sánchez. Faltaron la mayoría de los ejecutivos de las grandes empresas del país. Precisamente, una excepción fue el sector energético.