Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la presentación de los Presupuestos Generales del Estado 2021 / MONCLOA

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la presentación de los Presupuestos Generales del Estado 2021 / MONCLOA

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El Gobierno inyecta más presión a las clases medias para obtener ingresos

La subida de impuestos de los combustibles, las bebidas azucaradas o la mayor fiscalidad sobre el ahorro privado penalizan a las rentas medias y bajas

28 octubre, 2020 00:00

Un cambio de modelo, sí, pero con el grueso de los nuevos ingresos centrados en las clases medias. El Gobierno inyecta más presión en los presupuestos de 2021 con una subida de los impuestos sobre los combustibles, el diésel, y sobre las bebidas azucaradas y el plástico, que se compensan con la imagen que desea trasladar, la de que colaboren también las grandes empresas, con menores deducciones sobre sus inversiones en el extranjero, o con una subida del IRPF sobre los ingresos de más de 300.000 euros.

Las clases medias, que aportan el grueso de los ingresos, aportarán a partir de esos impuestos, unos 1.281 millones de euros. Esa es la previsión del Gobierno que preside Pedro Sánchez, y que ha sacado adelante el proyecto de presupuestos en el consejo de ministros tras un acuerdo en el último momento con Unidas Podemos, con el vicepresidente Pablo Iglesias a la cabeza.

 

Los PGE incluyen una inversión pública social histórica de 239.765 millones / EUROPA PRESS

 

Iglesias fue quien verbalizó esas decisiones: la de subir dos puntos en el IRPF a las rentas mayores de 300.000 euros, y la subida también en Patrimonio, para los que alcancen más de 10 millones de euros, en un punto. Y la subida de tres puntos en el IRPF para las rentas de capital de más de 200.000 euros. La lectura es clara: que las rentas más altas colaboren y arrimen el hombro. Pero los ingresos que se estiman son mínimos, sólo 946 millones de euros. En cuanto al impuesto de Patrimonio, son las comunidades autónomas las que deciden las bonificaciones. En el caso de la Comunidad Madrid la bonificación es del 100%. Es decir, ningún efecto práctico.

La combinación de medidas lleva a los expertos a desconfiar de las estimaciones del Gobierno porque, según José Carlos Díez, se han “hinchado los ingresos y también los gastos”. Pero, sobre el papel, el presupuesto del Gobierno busca una “nueva orientación, para dejar atrás de forma definitiva la austeridad”, como señaló Pablo Iglesias.

No hay ricos

El mensaje sobre las rentas altas, sobre la necesidad de presionar a los “ricos”, no se traduce en ingresos, porque esas rentas declaradas son pequeñas. En el caso del IRPF para las rentas del trabajo superiores a los 300.000 euros, sólo afecta al 0,07% de los contribuyentes. Y, respecto a las rentas de capital a partir de 200.000 euros, incide en el 0,08% de los declarantes. En total, unos 36.000 contribuyentes. Sin embargo, el mensaje es el mensaje, y eso es lo que quiere destacar el Gobierno de coalición, en una situación muy complicada por la pandemia del Covid.

El grueso está en otro lado. La subida al diésel es importante y afecta directamente a las clases medias. El tipo estatal del diésel pasa de los 30,7 céntimos el litro, a los 34,5 céntimos, algo por debajo de los 40,07 céntimos por litro de la gasolina. Y otra medida afecta directamente a esas clases medias que optaron por planes de pensión privados. Se reduce, en los presupuestos de 2021, de 8.000 a 2.000 euros el importe de aportaciones máximas, mientras que se amplía de 8.000 a 10.000 euros las aportaciones, por parte del interesado y de la empresa, para favorecer los planes de pensiones con la colaboración de las compañías.  

¿Beber Coca-Cola?

Sin embargo, hay más tasas, con el objetivo de favorecer el medioambiente. Uno de ellos es el impuesto sobre los envases de plástico no reutilizables. Esa medida se tramitará al margen de los presupuestos, pero supondrán también una carga para esas clases medias que van menguando su capacidad adquisitiva.

En el caso de las bebidas azucaradas, como la Coca-Cola, la subida es significativa, con un aumento del IVA del 10% al 21% para minoristas, aunque no para la restauración. La previsión, sólo por ese impuesto, es de 400 millones de ingresos, lo que contrasta con la subida a las rentas altas, que ofrecerán poco más que el doble que esa cifra.

En la línea Montoro

Sí se incorporan, y en ese intento estaba el exministro de Hacienda del PP, Cristóbal Montoro, otras medidas recaudatorias como la limitación de la exención por repatriación de dividendos, una medida que el Gobierno de Pedro Sánchez ya llevaba anunciando en los últimos meses. Esa exención en el Impuesto de Sociedades se reduce del 100% al 95% y podría aportar unos 1.750 millones anuales. Las empresas, sin embargo, con un volumen de negocio inferior a los 40 millones de euros, podrán seguir aplicando la exención del 100% por dividendos durante los siguientes tres años.

La imposición llega a otras figuras, como los impuestos a las primas de seguros, que pasarán del 6% al 8%, con la idea de recaudar hasta 507 millones más. Y se cuenta con los impuestos que se han aprobado en el Congreso, como la carga sobre las Transacciones Financieras y el Impuesto sobre servicios digitales, la llamada tasa Google.

Con todo ello, el Ejecutivo ha cohesionado a los socios de coalición, al margen de la efectividad de esas medidas. La previsión es que el déficit ascienda al 11,3% en 2020, y sea algo menor en 2021, con el 7,7%.