Los talleres de Barcelona se ofrecen para reemplear a los trabajadores de Nissan
Los 2.800 puntos de reparación de la Ciudad Condal y provincia podrían dar empleo "con cierto reciclaje", según el gremio, si la marca nipona consuma su marcha
30 mayo, 2020 00:00El cierre de Nissan en Barcelona es una "catástrofe industrial" y "no está consumado". Pero si ocurriera, el sector del automóvil está allí para ayudar a reconvertir empleos. Este sería el resumen de la posición que desgrana el presidente del Gremio de Talleres de Barcelona, Celso Besolí, sobre el anuncio de desmantelamiento de las tres fábricas de la marca automotriz nipona en la capital catalana, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca.
En conversación con este medio, Besolí ha tildado de "obús al tejido industrial catalán" el anuncio del adiós de Nissan de Barcelona. No obstante, el directivo ha tratado también de buscar lecturas esperanzadoras al jarro de agua fría para los 2.800 trabajadores directos y los 17.000 indirectos que dependían de las tres factorías. "Ayuntamiento de Barcelona, Generalitat y Gobierno tienen que pelear por la fábrica, pero si no logran que Nissan se quede, hay que encontrar a otro operador que busque una fábrica bien comunicada --cerca de Puerto y aeropuerto-- y que puede activarse en poco tiempo", ha propuesto.
"Los talleres nos ofrecemos a recolocar"
Si ello no ocurriera y no hubiera ninguna marca automotriz dispuesta a ocupar el espacio que dejará la nipona en la Zona Franca, el Gremio busca también arrimar el hombro para paliar el desastre laboral. "Pasado el golpe a la fabricación, si se consuma, que las administraciones cuenten con el sector postventa para lo que necesiten. Y sí, claro, nos ofrecemos a, allí donde se pueda, ofrecer empleo a un personal cualificado que está familiarizado con el mundo del motor", ha ilustrado Bertolí. ¿Sería posible una recolocación masiva? "Debe abordarse la cuestión con cautela. El trabajo de mecánico requiere de una formación muy específica y oficio: cuando te traen un coche, jamás sabes lo que te encontrarás. Abres el capó y cada vehículo es una historia diferente".
"Un mecánico aprende a leer los automóviles, a analizar el ruido que hace cada coche. Sabe a cuánta presión se debe atornillar una pieza antes de que se rompa. El nuestro es un trabajo que escapa de la rutina", ha alertado Bartolí. No obstante, el profesional admite que "siempre es mejor contar con una fuerza laboral acostumbrada a tratar con coches que personal que desconoce la industria, es como una Formación Profesional completada y con experiencia de muchos años".
Garajes: "El coche no se puede quedar en casa"
Quien también espera que Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno consigan salvar las tres plantas de Nissan en Barcelona son los garajes de la segunda mayor ciudad española. Suman unas 500 instalaciones "que pagan muchos más impuestos que, por ejemplo, las terrazas de bares y restaurantes, pues va en función de la superficie". Lo describe así Vicente Artigas, presidente del Gremio de Garajes de Barcelona y Provincia. "España es el segundo país productor de automóviles en Europa. Esa es una magnitud que no sé si las administraciones, todas, la tienen clara. Porque hasta ahora muchas de ellas se han dedicado a hacer políticas contra el coche", ha protestado el directivo. ¿Qué deberían hacer? "Todas, Gobierno, Govern y Ayuntamiento, conscienciarse de que el vehículo privado está aquí para quedarse. Que forma parte de la movilidad igual que el transporte público. Que se complementan", prescribe.
"En el cierre de Nissan hay tres elementos clave. Una, la decisión del grupo, sobre la que nadie ha hecho nada para revertir. Y digo nadie en referencia a todos los niveles de la administración. Dos, el hecho de que algunos gobiernos no es que no favorezcan al sector: es que se dedican proactivamente a torpedearlo. Y tres, el impacto sobre la creación de riqueza y el empleo", ha lamentado Artigas. Los garajes, a diferencia de los talleres, "no podrían dar solución al personal" que Nissan despida si finalmente se marcha de Barcelona. "Lo que sí podemos hacer es hablar claro: las administraciones no pueden legislar contra el coche en plena pandemia. La gente no se fía aún del transporte público. Eso es así. El vehículo privado ofrece garantías de profilaxis que ningún rival puede garantizar. Es por ello que hay que dejar oxígeno al coche y la moto", ha apostillado la misma fuente.