La alianza entre Vall Companys y Mercadona hace saltar las alarmas en el sector. Y es que la cárnica leridana, líder en España y segunda de Europa, se consolida como proveedora del gigante de los supermercados. Tal es así, que ya pisa los talones a su primer suministrador, Incarlopsa. Una relación comercial que puede condicionar el mercado, y acabar con sus competidores, según señalan fuentes conocedoras.
En 2017, el gigante agroalimentario aún no figuraba entre los distribuidores de la cadena que fundó Juan Roig. Solo un año después le vendió productos por 80 millones de euros, y la estimación para 2019 es que las ventas alcanzarán los 200 millones.
Tensión por el jamón de cerdo blanco
Esta acelerada inclusión de la cárnica en el entorno de Mercadona generará todo tipo de fricciones y conflictos comerciales con los demás gigantes de la distribución, ya que será extremadamente complicado, confirman los mismos interlocutores, conciliar estrategias comerciales tan dispares. Así, se prevé que afloren conflictos comparativos por la alianza entre el imperio cárnico y el grupo de supermercados, frente al resto de proveedores.
Los conflictos se esperan en el segmento del jamón serrano de cerdo blanco, donde existe una dura competencia entre marcas blancas y comerciales, con claro predominio de las primeras que, a finales del año pasado controlaban el 50% del mercado, después de subir casi tres puntos de cuota desde 2017.
Control de la industria cárnica
Que un grupo como Vall Companys, con una posición de dominio en el segmento de este producto, sea capaz de suministrar desde los mismos secaderos marca blanca o propia, en condiciones diferentes según los clientes finales, augura un escenario que acabará por tensionar el mercado a medio plazo.
La preocupación por la estrategia de la primera cárnica del país no se limita al ámbito de la distribución, sino que se extiende por todo el sector. Buena parte de la industria contempla cómo lo que en principio era una estructura empresarial enfocada a la producción de piensos y cría de ganado para la venta en vivo; que ha absorbido mataderos, secaderos y empresas de elaborados cárnicos, se ha convertido en un conglomerado de tal envergadura que evidencia una clara intención de controlar toda la cadena de valor de la industria cárnica.
Exportaciones a China
Un control que pasaría por imponer sus reglas a la distribución, fijar los precios y eliminar a todos los competidores que no se ajusten a su modelo. Un modelo que modificará el negocio de miles de ganaderos y de centenares de pymes que corren el riesgo de desaparecer si no se someten a las reglas que impone Vall Companys.
El sector de la carne de cerdo ha experimentado un cambio radical en lo que va de año, con una subida de precios en torno al 35%. Buena parte de ese incremento de precios se debe a las exportaciones a China, aunque los despieces del animal que no absorbe ese mercado --como lomos, jamones y paletillas-- que se quedan en el mercado español, han subido en la misma proporción y este es el efecto, señalan interlocutores del sector, de la estrategia de control de todos los procesos del negocio de Vall Companys: eliminar a los competidores e imponer sus reglas al mercado.