Un pucherazo. Esto es lo que pasará en las votaciones para apoyar o rechazar la huelga de vigilantes de seguridad de El Prat, que los 500 trabajadores de los arcos detectores debatirán hoy jueves en asambleas abiertas. Los encuentros avalarán el paro indefinido a partir de mañana viernes, 9 de agosto, frente al cual Aena ya ha preparado un plan de contingencia.
Según ha podido saber este medio de fuentes cercanas a la protesta, el comité de huelga, que pilota el minúsculo sindicato Prou, ha informado de la asamblea mediante Whatsapp a su fieles. No ha comunicado el encuentro al resto de la representación de la parte social. Tampoco ha colgado carteles en los espacios comunes de los vigilantes, donde sí figuran otras informaciones mucho menos relevantes. ¿Qué pasará? "Que habrá un pucherazo. Votarán solo los del turno de mañana y tarde más convencidos de hacer huelga. No se ha movilizado a la totalidad de la plantilla, con mucha gente de vacaciones y algunos de baja", señalan fuentes críticas con la movilización.
Impacto: Tres filtros cerrados de 14
Sea cual fuere la valoración, todas las fuentes consultadas por este medio dan por hecho el paro indefinido a partir de mañana. Lo que es más incierto es el impacto que tendrá. ¿Habrá colas en El Prat? "Un 90% de servicios mínimos impuestos por el Gobierno arroja un saldo de huelguistas de 50 personas sobre un total de 500. No es mucho. Si el seguimiento es del 100%, hablamos del cierre de medio filtro o de un filtro entero", predicen voces sindicales cercanas a la protesta. El aeropuerto de El Prat dispone de un total de 14 arcos detectores para acceder a la zona aire. Son los diez de pasajeros, uno para familias y fast line; dos del puente aéreo y uno de personal. El cierre de un carril de verificación no tendría consecuencias devastadoras. De hecho, Trablisa, la concesionaria del servicio, no tiene todos los arcos abiertos. "Ahora hay entre ocho y diez", señalan fuentes conocedoras.
Además del impacto de la huelga, hay otro factor a tener en cuenta: la falta de personal. Hay decenas de vigilantes de vacaciones, ya que los cuadrantes de horarios ya están negociados y aprobados. Asimismo, los huelguistas velarán para que no se hagan horas extra que tapen la protesta, como sí ocurrió durante la idéntica huelga con la empresa Eulen en verano de 2017. Total: habrá de uno a tres fitros cerrados el viernes. No más. "No más porque la Guardia Civil, responsable de la seguridad de El Prat, que es una infraestructura crítica, tiene la orden de estar encima. De que se cumplan los servicios mínimos", han trasladado fuentes policiales.
Aena preparada, pero tranquila
Un portavoz de Aena informó ayer a este medio de que el gestor aeroportuario está preparado para la protesta. No puede interceder la empresa que preside Maurici Lucena, pero sí trabajar para que la estancia del pasajero sea lo más agradable posible durante el paro total de los vigilantes de los arcos detectores. Activará la cotizada el plan de contingencia del aeropuerto. ¿En qué consiste? "En aportar información al pasajero mediante paneles y el sistema de megafonía; refozar y alargar los horarios de apertura de los restaurantes para que los viajeros disfruten de un tentempié; blindar la ayuda a los pasajeros con movilidad reducida (PMR) y organizar las colas para que discurran lo más fluidas posible", enumeró el representante. La hoja de ruta está preparada, pero no se activará si la huelga no emboza los filtros de seguridad. De hecho, el plan estaba también listo para el paro de los trabajadores de tierra de Iberia dos semanas atrás. No se activó porque no hizo falta.
¿Qué dice Trablisa, la concesionaria del servicio? Un portavoz subrayó ayer en conversación con este medio que "velará la firma por el derecho a la huelga, pero sobre todo por los derechos de los pasajeros". El grupo de seguridad que pilota Alberto Bordoy tildó de "ilegal, abusiva e injusta" la protesta indefinida que empezará mañana en los filtros de pasajeros de El Prat. Abogó por retomar la vía negociadora e insistió en que los vigilantes plantean demandas que ya contemplan el convenio vigente y el laudo de obligado cumplimiento que zanjó los paros de 2017, cuando la concesionaria era Eulen. ¿Se repetirán las colas de pasajeros cabreados que se registraron dos años atrás? Es incierto en estos momentos. Lo que sí es factual es el dudoso proceder de parte del comité de huelga, que ha sembrado la división entre la plantilla de 500 empleados.