Borja Criado, el notario exfutbolista de primera división que duplicó las firmas del despacho
Una de las trampas que el fedatario público debe vigilar en estos días es la utilización de personas mayores que no son conscientes de lo que firman
30 junio, 2019 00:00En la emblemática Diagonal de Barcelona esquina Balmes se abre paso una notaría. Hasta ahí, todo normal. Pero si les contamos que su notario es un apuesto muchacho de 37 años de ojos azules, que hace diez era un futbolista de primera división y que en tan solo cuatro años de trabajo en la notaría ha duplicado las firmas en el despacho, les dice algo más, ¿no? El éxito radica, dice él, en la manera de contar las cosas.
"Con 17 años fui a ver a mi padre a la notaría. Había una familia con hijos de mi edad. No se enteraron de nada. Mi padre decía que debíamos ser serios y técnicos pero yo pensé que si un día me hacía notario contaría las cosas para que me entendieran". Y así fue como Borja Criado inició su andadura entre volúmenes de folios plagados de leyes. Hoy nos recibe en su despacho con unas magníficas vistas a la Diagonal. Se le ve seguro de sí mismo y con una sonrisa pícara entre sus labios nos adelanta que va a contar secretos de Estado. Veremos…
--Muy joven se te ve, ¿no? Sin ánimo de ofender.
--¿Sabes cuántas veces me han pedido el carné para cerciorarse de que soy un notario?
--Toma ya. ¿Y qué les dices?
--¡Pues que soy notario! Y encima me dicen si el carné es falso... (ríe).
Hace diez años estaba corriendo detrás del balón. En el Espanyol, en el Valencia, Criado era el dueño de la pelota, incluso estuvo apunto de fichar por el Barça. Cansado de la corrupción en los partidos, de los amaños en el juego y del carro de vida de los futbolistas, decidió abandonar el fútbol profesional.
--Se conocían con antelación los resultados de algunos partidos, había mucho dinero por medio, sabíamos que estaban amañados y acabé muy cansado.
--Como el caso Aranda, muy de actualidad…
--Me desmarco pero esto ha pasado siempre, no me sorprende.
Los notarios tienen fama de ser un buen partido. Ya saben, firman y cobran, un chollazo o eso dicen. Pero es la fama, la leyenda urbana. Detrás hay mucho tiempo invertido, un equipo trabajando y mucha constancia. En el despacho de Criado se hacen 6.000 firmas al año. Cuando este joven notario empezó hace cuatro años se hacían la mitad: “El éxito radica en la sencillez, protejo tanto al vendedor como al comprador”, cuenta mientras ofrece algo de beber.
Según el Colegio Notarial de Cataluña, el perfil de opositor es el de un hombre-mujer de 23 años que durante una media de entre seis y ocho años estudian para aprobar la notaría. Criado lo hizo en cuatro. Estudiaba cada día, por la noche jugaba a pádel y los viernes se tomaba una cervecita hasta las 12 de la noche, como Cenicienta. Y así hasta que aprobó al segundo intento. “Soy un jeta, eso es todo”, dice.
--Pero algo más tendrás, ¿no?
--En general las mujeres son más brillantes, mi mujer es más brillante que yo y nunca aprobó. De hecho, cuando tengo alguna duda de trabajo a quien llamo es a ella, pero shh (ríe casi a carcajadas).
--Sí, sí, no te preocupes, que esto no sale de aquí…
El colegio de notarios afirma que el perfil está cambiando. Cada vez hay más mujeres que opositan, de hecho ahora hay un 60% de aspirantes mujeres y un 40% de hombres cuando hace diez años el porcentaje femenino era mucho menor. En el futuro, los despachos se vestirán de mujer. Algo está cambiando.
Con el balón fue delantero pero no brilló como Messi o Ronaldo, eso está claro: “Tenía las mismas aptitudes que cualquier otro futbolista pero las circunstancias, a veces, no son las que esperas”. Se midió con los más grandes y hoy brilla como notario ataviado con un traje moderno y batallando cada día para que no le engañen. Sí, han leído bien.
--¿Los clientes tratan de engañarte?
--Dos o tres veces por semana, muchísima gente. Hijos que vienen con sus padres mayores que no saben a que vienen, etcétera.
--Y qué haces? ¿Llamas a tu mujer? Je, je.
--¡Que mala eres! Pues les advierto. Hace poco a una señora le pregunté si sabía a qué venía y ella miraba al techo y no sabía qué decir. Tenía una demencia.
--Y…
--Obviamente, no firmamos. Debo detectar continuamente el engaño, es mucha responsabilidad y estrés. Y así hasta un libro podría escribir.
--Pero habrá notarios que sí firman…
--Hay unos cuantos en la ciudad, sí… Cuando no consiguen la firma en mi despacho, se van a otro que sí lo hace.
De estrés ya pasó su mala época cuando dejó el fútbol. Al cansancio del ritmo de vida de los futbolistas y la corrupción en los partidos se sumó un dopaje: “Di positivo en un control porque me estaba tomando un producto anticaída del cabello”. Fueron momentos complicados porque le acusaron y fue la guinda para que acabara abandonando el fútbol. Finalmente, le sentenciaron a una pena muy leve al entender que no había dolo.
--Lo pasé muy mal, tuve mucho estrés y fue muy duro…
--Entonces sí que se te cayó el pelo, ¿eh?
--(Risas) Sí, claro… y acabé por dejarlo. El fútbol es la mejor profesión pero lo corrompe el dinero, se tiene una forma de vida irreal y cuando se termina, no puedes mantener el mismo nivel de vida.
Esta semana está siendo poco productiva para los notarios porque con la Nueva Ley Hipotecaria todo está confuso y no se están firmando hipotecas. Acabamos la charla y nos despedimos de este exdelantero que sigue yendo de frente. Aunque, pese a que nos lo prometió, no ha contado secretos de Estado. Otro día será.