Barcelona Turisme se busca la vida ante el olvido de Ada Colau. El consorcio de promoción turística de la ciudad pide ayuda al sector privado para continuar con su labor frente al arrinconamiento institucional. Ello llega en un momento en el que el sector vacacional barcelonés se lame las heridas por los efectos del procés.
Según han indicado altos directivos de la industria a este medio, Barcelona Turisme ha acudido a pedir ayuda a cadenas hoteleras para continuar con su labor de venta de la ciudad en mercados turísticos emisores.
El objetivo sería lograr paquetes de habitaciones a precios razonables ante la falta de presupuesto para 2018 y el previsible recorte que sufrirá la asignación a la entidad público-privada en el ejercicio que comienza.
Las suites las proporcionarían cadenas con presencia en la ciudad y serían para uso estrictamente profesional.
"No han hecho propuesta de presupuesto"
Preguntado por la cuestión, una portavoz municipal ha indicado que "la dirección general [de Barcelona Turisme] aún no ha realizado una propuesta final de presupuestos".
Por su parte, desde el consorcio que forman el ayuntamiento, la Diputación de Barcelona, la fundación Barcelona Promoció y la Cámara de Comercio han admitido que "se está esperando a que el consistorio traspase los presupuestos".
"No hay presupuesto ni de mínimos ni de máximos, no lo hay porque el propio ayuntamiento no tiene aún cuentas, por lo que no ha decidido la asignación", ha agregado un representante.
"Ello no es óbice para que la labor de promoción de la ciudad continúe inalterada. Adaptada a los nuevos tiempos y tipos de visitante: la digitalización, Barcelona como un territorio más amplio que una ciudad y con productos segmentados, entre otras novedades", ha remachado.
Arrinconamiento de Turisme
Sean cuales fueren las versiones oficiales, el hecho de que el consorcio que vende la ciudad en el exterior tenga que recurrir al sector privado en busca de ayuda simboliza el enésimo sopapo del equipo de gobierno de BComú al consorcio público-privado.
El primero revés llegó hace justamente dos años, cuando el equipo de Colau se desmarcó del programa de promoción del turismo sanitario. La marca Barcelona Medical Destination jamás volvió a levantar cabeza.
Después, el Ejecutivo local colocó un controller a Jordi William Carnes, director general de Turisme de Barcelona y un directivo muy bien considerado en el sector. Albert de Gregorio fiscaliza para la labor del profesional para BComú desde junio de 2017.
Días después, el gobierno municipal recortó al organismo la asignación que recibe de la tasa turística.
Ahora, antes de racanear de nuevo presupuesto a Barcelona Turisme, el ayuntamiento ha avanzado que "redefinirá" el modelo del consorcio. Lo hace en el Plan Estratégico de Turismo hasta 2020, una hoja de ruta que guiará las políticas municipales en materia vacacional en los próximos dos años.