Las 10 ‘trampas’ de Ryanair para encarecer los vuelos ‘low cost’
El equipaje en cabina, los asientos y las tarjetas de embarque son algunos de los servicios en los que la aerolínea busca beneficios
16 enero, 2018 00:00Ryanair ha vuelto a ser noticia esta semana por un nuevo cambio en su política de equipajes. Antes, los pasajeros de la aerolínea solo podían subir un bulto al avión y las escenas de maletas abiertas para poner todos sus efectos personales en la puerta de embarque eran habituales. Después, las restricciones se redujeron y los clientes de la compañía irlandesa podían acceder a sus vuelos con una bolsa de mano o mochila pequeña además de la valija de cabina.
Ahora, ha vuelto a dar un paso atrás y ha limitado a los pasajeros que pagan el embarque prioritario la posibilidad de subir con un bulto --además de la bolsa de mano-- al avión. Fuentes de la compañía, sin embargo, aseguran que “no supondrá volver a la política de equipajes anterior”. La medida entró en vigor el lunes y desde las asociaciones de consumidores coinciden en que es legítimo que cada empresa establezca sus condiciones, aunque critican el cambio de reglas.
“Al ser una aerolínea low cost, tiene que sacar beneficio de algún lado”, indican desde la Unión de Consumidores de Cataluña (UCC). “Cada compañía fija criterios y precios, y es el cliente quien elige si los acepta”, coincide Enrique García, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
El director ejecutivo, Michael O'Leary / EFE
Pero las maletas no son la única forma que encuentra de encarecer los billetes baratos. Aquí están las 10 trampas de la aerolínea.
1. Política de equipajes de cabina. El coste de adquirir el embarque prioritario con tal de poder embarcar la maleta de mano y no tener que bajarla a bodega es de cinco euros si se contrata por internet y seis si es en el aeropuerto. Si no se cumplen los requisitos, puede haber una sanción de 50 €. "Los pasajeros sin prioridad de embarque pueden traer los dos bultos mencionados, pero el más voluminoso se bajará a la bodega de forma gratuita, en la puerta de embarque, para evitar retrasos y/o exceso de maletas en cabina", según la compañía.
El mismo lunes, se registraron los primeros retrasos causados por la nueva política de equipajes. Las asociaciones de consumidores españolas han anunciado que pondrán en marcha una línea de reclamaciones para que los pasajeros puedan recuperar los cinco euros de las maletas de cabina. La UCC cree que en caso de que el pasajero tenga que abonar el recargo, se puede hablar de “desproporcionalidad”. Esto es lo que ha ocurrido con otro de los trucos implementados, la impresión de las tarjetas de embarque en el aeropuerto.
2. Imprimir las tarjetas de embarque. El check-in debe hacerse antes, por internet. Además, las tarjetas de embarque tienen que llevarse impresas al aeropuerto. De esta forma se evita un cargo de 50 € por pasajero. Según indican desde la UCC, algunos tribunales han obligado a la empresa a devolver el importe a algunos consumidores, al considerarlo “desproporcionado”. La regla continúa vigente, tal como aparece en su página web.
3. Asientos juntos. En verano, el grupo introdujo cambios también en la política de asignación de asientos. Si el consumidor no quiere pagar ninguna tarifa, se le concede una silla aleatoria. En la mayoría de compañías, si una reserva cuenta con billetes para más de un pasajero, al realizar el check-in online se asignan asientos juntos.
Desde verano, en Ryanair no es así; determina butacas alejadas con tal de incitar al cliente de pagar un mínimo de dos euros para hacer el cambio. La tarifa incrementa en función de la ruta. Recientemente, una madre fue obligada a pagar cuatro euros porque la aerolínea había asignado a su hija de tres años un asiento a 14 filas del suyo.
Pasajeros subiendo a un avión / EFE
4. Asientos delanteros y en las salidas de emergencia. El precio de seleccionar las butacas aumenta si se trata de las más cotizados por los pasajeros. Las delanteras tienen un coste adicional mínimo de siete euros y para sentarse en las situadas en las salidas de emergencia, con mayor espacio para las piernas, se debe abonar al menos 11 €. Éste es un recurso muy común entre las compañías aéreas, incluso en las que no son de bajo coste.
5. Tarifa para bebés. Los niños menores de dos años viajan en el mismo asiento que su acompañante. Para ello, la mayoría de aerolíneas cargan con el 10% de la tarifa de adulto. En el caso de Ryanair, el precio es fijo es de 20 euros el trayecto. Si se toma un vuelo de ida y vuelta, se deben añadir 40 € al precio del billete.
6. Equipajes especiales. Las bicicletas, esquís, palos de golf, instrumentos musicales y otros especiales también tienen un recargo extra, como ocurre en general en el sector. El coste puede ir desde los 30 € por los palos de golf y los equipamientos deportivos por trayecto y con un peso máximo de 20 quilos, hasta los 70 € que puede llegar a costar una bicicleta y los 60 de los instrumentos.
7. Reservar vuelos en el aeropuerto. La compañía dirigida por Michael O’Leary también tiene una tarifa para los que compran un billete en el aeropuerto o por teléfono. Además del coste del vuelo, el cliente tiene que abonar otros 20 euros.
8. Cambiar el nombre de un billete. Éste es el recargo más caro que se incluye en las tarifas. No es la única compañía que lo hace, aunque sí de las más costosas. El trámite asciende a los 110 € por internet y 160 € si se hace en el aeropuerto.
Pasajeros facturando sus maletas / EFE
9. Oxígeno terapéutico. Los pasajeros que requieren de un soporte de oxígeno para viajar en avión pueden contratarlo con la compañía a través del chat online sin ningún coste adicional. Este servicio sí tiene un precio si se requiere directamente en el aeropuerto, de 50 €.
10. Facturar maletas. Para contrarrestar la nueva política de equipajes, la compañía ha disminuido las tarifas para facturar las maletas: el peso máximo aumenta de 15 a 20 quilos y el precio baja de 35 a 25 €. Sin embargo, es una medida que ya adoptó en septiembre. La aerolínea asegura que este descenso de precios le costará 50 M€.
Desde la OCU consideran que todo esto no tiene una repercusión en las ventas, pero sí en la percepción de los clientes. “Según una encuesta de valoración de las compañías aéreas que publicamos en 2017, Ryanair ocupa el puesto 47 de la lista, que incluye a un total de 70”, indica Enrique García. Pese a ocupar un sitio bajo, está por delante de Iberia, Air Europa y Vueling (en el puesto 70), entre otras. Fuentes de la UCC añaden: “Al final, lo que acaban mirando los consumidores es el precio”.