Josep Maria Argimon (c), subdirector del CatSalut, junto al empresario granadino José Antonio Murado (d) y los dos consejeros de Salut catalanes, Boi Ruiz (i) y su sucesor, Toni Comín (i). / FOTOMONTAJE CG

Josep Maria Argimon (c), subdirector del CatSalut, junto al empresario granadino José Antonio Murado (d) y los dos consejeros de Salut catalanes, Boi Ruiz (i) y su sucesor, Toni Comín (i). / FOTOMONTAJE CG

Business

¿Qué se esconde tras el ganador del polémico concurso de oxigenoterapia catalán?

El sector alerta de una posible operación de compraventa con la adjudicación provisional en la mano, como ya ha ocurrido con anterioridad

14 agosto, 2016 22:30

Los beneficiarios provisionales del conflictivo concurso de terapias respiratorias domiciliarias que debe decidir el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) ha generado dudas sobre el interés real que existe tras la empresa que ha conseguido la mayor puntuación en el apartado técnico. Vivisol, integrada en el italiano SolGroup, es una compañía sin referencias en el sector, más allá de un pequeño contrato de servicios de oxigenoterapia en Sevilla.

A pesar de este perfil, superó a las otras cinco compañías del sector por mucho, según la valoración provisional de la mesa de adjudicación. Los neumólogos y pacientes cuestionan la gran diferencia en el apartado técnico con el resto de las plicas que tenían sobre la mesa.

Pasó la mano por la cara a la multinacional alemana Linde (que compensó sus bajos resultados técnicos con una depreciación del coste del servicio que se tilda directamente de dumping); la francesa Air Liquide; Oximesa, filial del gigante estadounidense Praxair; Esteve Teijin Healthcare, y Oxigen Salud, dos firmas catalanas.

Estrategia comercial

No es la primera ocasión en que se vive una situación similar, algo que ha enervado profundamente a los profesionales sanitarios vinculados con las terapias respiratorias.

Advierten de que se repite una estrategia puramente comercial en la que se pone en riesgo las terapias de unos pacientes muy delicados, que ahora no tienen ninguna queja del servicio y que si se les cambian las máquinas respiratorias, como ocurrirá con el 90% de los casos si se cumple con la adjudicación provisional, necesitarán meses para adaptarse a los nuevos estándares.

Oximplus, la protagonista de 2008

En 2008, cuando se adjudicó el contrato que ahora vence, la empresa que consiguió un protagonismo en el sector similar al que tiene Vivisol fue Oximeplus. Los sanitarios catalanes no la conocían, pero eso no le impidió conseguir las mejores puntuaciones para llevarse una parte sustancial de aquel contrato.

Oximeplus estaba controlada por el empresario granadino José Antonio Murado, dueño de Oxipharma. Fuentes sanitarias le acusan de ser un experto en crear empresas de servicios de terapias respiratorias domiciliarias, ganar concursos y vender las compañías a otros operadores. Y así ocurrió en Cataluña.

Ganador por el apartado técnico

A pesar de no atender a ningún paciente en el territorio, se hizo con nueve de los 16 lotes de la concesión gracias a la propuesta técnica --la económica era de las más altas de todas las ofertas presentadas--. Con el contrato en la mano y el rechazo unánime de médicos y pacientes, fue vendida a Esteve Teijin. La presión llegó a tal punto que la consejería de Salud, capitaneada en ese momento por Marina Geli, modificó la licitación.

Esteve Teijin se quedó con cuatro lotes y el resto se dividió entre los demás aspirantes.

No era la primera ocasión en que el empresario de Granada ejecutaba una operación similar. Vendió Oximesa en 1993 a la multinacional Praxair, lo que permitió al grupo pasar de ser un proveedor de gases medicinales a operador de terapias respiratorias.

Dudas y quejas del sector

Vivisol ha reproducido ahora casi de forma milimétrica el modelo de Murado. Ha combinado una propuesta económica con rebajas mínimas y una técnica con la que se hace con la mayor puntuación.

“¿Cómo el CatSalut, con Josep Maria Argimon como subdirector, puede repetir el mismo fallo que en la concesión de 2008?” “¿Por qué la italiana ha recibido una calificación tan generosa sin referencias?”, cuestionan los profesionales del sector. Todas ellas, preguntas pendientes de resolver.