Los cinco focos de inestabilidad para la economía mundial
Las rivalidades en Oriente Medio, la crisis de Brasil, la guerra civil en Siria, el estancamiento de Japón y los problemas de unión en Europa marcan la incertidumbre a medio plazo
18 abril, 2016 23:32Si nos atenemos a las palabras del magnate George Soros, hay nubarrones sobre la economía mundial similares a los de 2008. No son de la misma opinión otros analistas, para quienes la reacción de los mercados al inicio de este año ha sido excesiva.
Y, entre ellos, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que pone algo de calma ante las palabras del multimillonario de origen húngaro, al bajar tan solo dos décimas su proyección sobre la económica mundial, pasando de un crecimiento del 3,4% al 3,2%. Se constata, por el contrario, un freno en algunas de las economías emergentes.
Si por algo se rigen las relaciones económicas, es por la confianza. Y no se puede decir que en estos momentos haya algún conflicto o acontecimiento de especial gravedad (invasión de Irak, conflicto árabe-israelí), que tenga gran incidencia en los mercados.
Pero son varios a pequeña o mediana escala que pueden terminar afectando a la evolución de la economía global, tal y como vienen descontando los mercados de renta variable desde el pasado verano. Hasta las más importantes agencias de calificación y organismos internacionales han aludido a algunos de ellos en sus recientes informes.
Rivalidades étnicas en Oriente Medio
A las eternas luchas en esta área geográfica se le ha unido en esta ocasión la guerra civil en Siria, que ocasiona infinidad de desplazados hacia el viejo continente. La rivalidad entre los países de esta importante área económica lleva a una distorsión en los precios de algunas de las más relevantes materias primas.
En concreto, la falta de acuerdo entre los países productores ha llevado a que el precio del petróleo se haya desplomado hasta 35 dólares el barril, después de haber cotizado durante muchos años por encima de los 100 dólares.
Esta incidencia en los precios ya pasa factura a los exportadores. Como en el caso concreto de Arabia Saudí, donde la caída de la recaudación le ha hecho registrar un déficit público en torno a 98.000 millones de dólares. Una de las consecuencias de ese desequilibrio es la paralización de infinidad de proyectos de ingeniería. Los principales afectados, empresas europeas.
Las incertidumbres de Brasil
Otro de los puntos más calientes del mapa tiene que ver con las economías emergentes, y muy concretamente con la brasileña, cuyas perspectivas han sido rebajadas severamente por los organismos internacionales. A ello se unen los problemas políticos por los que atraviesa, con los casos de corrupción que dejan al Gobierno de Dilma Rousseff al borde del impeachment. Una posible extensión de sus problemas económicos a los países de su entorno es la principal preocupación de los analistas.
También la subida de los tipos de interés en Estados Unidos está jugando en contra de la economía carioca, lo que añadido a su bajada de ingresos provoca serios problemas para ajustar su presupuesto nacional. Ante este escenario, no es de extrañar que el FMI haya subido hasta el 3,8% la estimación de contracción de su PIB en 2016.
Aunque lo más preocupante para España es la fuerte exposición que tienen algunas de sus principales empresas. No es casual que las que mayor vinculación tienen con este país sean las que hayan sufrido más caídas en el Ibex: BBVA, Santander, Telefónica, Mapfre, Inditex, Repsol y Día, entre otras
Refugiados, una bomba de relojería
A parte de las consecuencias humanitarias de comprobar cómo una riada de gente llega a Europa alejándose de los horrores del conflicto bélico que asola al estado sirio, está por comprobar qué repercusiones económicas tendrá sobre la Unión Europea, y si podrá repercutir sobre su presupuesto.
En este sentido, el mayor peligro en opinión de la agencia de calificación Standard & Poor's, se deriva del rechazo de algunos gobiernos a los programas de acogida, y puedan originar una cierta paralización de las reformas presupuestarias en esta área geográfica. Incluso con las formaciones de ejecutivos contrarios a la idea actual de unión económica.
Japón, los ‘abenomics’ en el alero
La política económica del primer ministro, Shinzo Abe, se basa en tres pilares básicos: estímulos económicos, incremento del gasto público y profundización de las reformas. Tres años después de ponerse en marcha este plan, no parece que los resultados den los frutos esperados. Con el riesgo de que la economía siga paralizada unos cuantos años más, afectando a los países de su entorno más próximo y retrasando el crecimiento mundial.
No en vano, los últimos datos no son nada alentadores. En concreto, su PIB se ha contraído un 0,3% en el primer trimestre. Y después de hacerlo en un 1,4% en el último de 2015. Con la compra masiva de bonos por parte del órgano monetario nipón se tenía la intención de impulsar la actividad de sus empresas, para que sus efectos llegasen al consumidor, que dispondría de más dinero.
Si durante la primera fase del programa los efectos se hacían notar, ahora parece que se han difuminado, y los principales datos macroeconómicos atestiguan esta tendencia. La Bolsa de Tokio también lo pone de manifiesto en su evolución durante los últimos tres años. El Nikkei saludó los dos primeros de estímulos monetarios con subidas de casi el 70%, para durante el último ejercicio depreciarse en torno al 25%.
Riesgos de desunión en Europa
Los desacuerdos entre los miembros de la Unión Europea pueden generar otro punto de inestabilidad. No solamente sobre cómo gestionar la llegada de refugiados. Sino frente a problemas geoestratégicos (Ucrania), y especialmente en cuanto a las medidas de austeridad impulsadas por el eje del Norte, enfrentado con los periféricos (Grecia, Italia, Francia, Portugal), más favorables a introducir estímulos económicos.
Y que va a tener al final de esta primavera su punto culminante, con la celebración del referéndum británico. El empate que señalan los últimos sondeos añade incertidumbre sobre el futuro comunitario. Trasladándose a los principales mercados financieros (divisas, bolsa).
Por su novedad, no puede faltar la situación del enclave de Nagorno Karabaj, una república independiente situada en Transcaucasia, y que ha sido lugar de eternas dispuestas entre Armenia y Azerbaiyán. No tendrían mayores problemas estas escaramuzas, si no estuviesen detrás dos de las principales potencias de la zona: Rusia y Turquía. Una cristiana, la otra musulmana, con la fuerte implicación que tiene en el choque de civilizaciones. Además, es punto de paso de los principales gasoductos que abastecen de energía a la zona, incluyendo algunos estados europeos.