La 'milla de oro' de Barcelona entra en burbuja
Los locales comerciales del paseo de Gràcia aumentan el precio anual un 10%
11 febrero, 2016 19:44La milla de oro de Barcelona ha entrado en su propia burbuja de precios. Los locales comerciales del paseo de Gràcia de Barcelona, la calle más codiciada por las firmas internacionales de nivel, presentan crecimientos de precio del 10% anual. Ello ha llevado a cierto ajuste de la rentabilidad en las transacciones, que ha pasado del 5% en la época de precios ajustado al mercado al 4% actual porque el incremento de las rentas de los alquileres no puede mantener el ritmo del alza de los precios de compra-venta.
"A modo de ejemplo, el alquiler de espacios para stores en esta avenida pueden costar de 130.000 a 150.000 euros al mes. Las firmas tienen que vender mucho para cubrirlo", explica Gerard Marcet, socio fundador de la consultoría Laborde Marcet.
Con lo que respecta a inmuebles, los precios también han escalado. Prueba de ello es la reciente venta del edificio de Adolfo Domínguez en el número 32 de la aristocrática avenida. La transacción alcanzó los 45 millones de euros, un valor superior al de la propia capitalización de la marca, que es de 29 millones.
Falta de espacios
Dos son los factores que empujan el precio por metro cuadrado en el centro neurálgico del shopping barcelonés. Por un lado, la gran demanda de inversores locales e internacionales. "Cuando pones un edificio en el mercado por, digamos, 20 millones, tienes varias ofertas al instante. La marca-ciudad atrae mucho interés", explica el consultor.
Por el otro, el paseo se está quedando sin huecos para albergar a más tiendas de marcas de relumbrón. "Se cierran una, dos operaciones al año. No hay más espacio", abunda Marcet.
El patrimonio de la Generalitat, inmovilizado
Dos ejemplos de activos que tendrían salida inmediata en el mercado son el edificio de la Bolsa de Barcelona --y los edificios contiguos de la consejería de Empresa--, en el número 19, y la Torre Muñoz, en el número 105. Los dos inmuebles salieron a subasta pública en 2014, pero la puja quedó desierta. La posterior venta directa tampoco fue exitosa, pese a que había inversores interesados en el primero de los inmuebles.
"Es una joya. Encajaría perfectamente con un hotel de lujo. El problema es que el inquilino de la planta baja, la Bolsa de Barcelona, no se quiere ir sin ubicación alternativa. Ello frena la venta de la que es una de las mejores direcciones de la calle", explica otro inversor patrimonial consultado.