Unos Presupuestos irreales

Como en el caso de la Seguridad Social, las previsiones de ingresos tributarios que recoge el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2016 es de todo menos realista.

Miguel Ferre, secretario de Estado de Hacienda, ratificó esta semana ante el Congreso que el Gobierno cuenta con una subida de caja por cobro de impuestos del 4,2%, pero no explicó que transcurrido medio 2015 los ingresos no han crecido al ritmo del 5,9%, como Hacienda tenía previsto para todo el año, sino al 1,5%.

Proyecciones insostenibles

No contó que la ejecución presupuestaria contradice las previsiones gubernamentales, y no lo hizo porque la proyección para 2016 es insostenible si se tienen en cuenta los números reales.

El Gobierno mantiene la previsión de 114.238 millones de recaudación para el Estado, sin tener en cuenta lo que realmente ha pasado con la liquidación del año en curso.

Los ingresos de 2014 crecieron menos

En cualquier caso, no es un fenómeno nuevo. En los Presupuestos de 2014, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, dibujó una previsión de ingresos de 107.413 millones y sin embargo el ejercicio se cerró con 104.769, o sea un 2,5% menos.

Pese a la evidencia de que los números de la liquidación presupuestaria no coinciden con las previsiones del Gobierno, éste mantiene, año tras año, el rumbo trazado, una orientación muy vinculada a la inminente convocatoria de elecciones generales y que, sin duda, contribuye a que la reducción del déficit público, al final, nunca sea la proyectada.

A esas consecuencias aludía el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, cuando en el mismo escenario que Ferre ponía en cuestión, aunque muy diplomáticamente, que las proyecciones del Gobierno en cuanto a ingresos del Estado por impuestos y por cotizaciones sociales vayan a cumplirse.

Presupuestos "prudentes"

Por esa razón sorprende aún más que Ferre defienda el proyecto de ley de su departamento en el Congreso con el argumento de que las proyecciones de los Presupuestos son “prudentes” y “conservadoras”.

El Gobierno sigue firme, eso sí, con su política de reducir la imposición directa, la que cobra en función de los ingresos de los contribuyentes, y ampliar la indirecta, la que afecta a todos los ciudadanos por igual independientemente de sus rentas.

Así, ha calculado que la recaudación de los impuestos indirectos, como el IVA, por ejemplo, aumente un 5,2%, a la vez que prevé que los ingresos por impuestos directos --IRPF, sociedades-- caiga un 3,2%.